Nicholas Carr (II)
SUPERFICIALES. ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO INTERNET CON NUESTRAS MENTES?
Madrid, 2011, Taurus.
“Los
motores de búsqueda a menudo llaman nuestra atención sobre un fragmento
concreto de texto, algunas palabras o frases que revisten interés para lo que quiera
que estemos buscando en un momento dado, y desincentivan cualquier
consideración de la obra en su conjunto. Cuando hacemos búsquedas en Internet,
no vemos el bosque. Ni siquiera vemos los árboles. Vemos ramitas, hojas; y a
medida que empresas como Google y Microsoft perfeccionan motores de búsqueda
para vídeo y audio, más productos se ven sometidos a la fragmentación que ya
caracteriza las obras escritas.” (p. 115)
“Nos
gusta sentirnos conectados, y odiamos sentirnos desconectados. Internet no
cambia nuestros hábitos intelectuales en contra de nuestra voluntad. Pero
cambiarlos, los cambia." (p. 116)
“Una
vez que nuestras mentes se han adaptado a este puzle que es el contenido web,
las empresas mediáticas han tenido que adaptarse a las nuevas expectativas de
su público. Muchos productores están acortando sus contenidos para adaptarse a
la capacidad de atención más corta que caracteriza a los consumidores en línea,
así como para mejorar su clasificación en los motores de búsqueda.” (p. 119)
“Cuando
el ámbito social prima sobre el literario, el escritor se ve abocado a
descartar la virtud y la experimentación en aras de un estilo inocuo pero
inmediatamente accesible. La escritura se convertirá en una forma de registrar
banales chácharas.” (p. 134)
“Sus
argumentos son otra importante señal del cambio fundamental operado en la
actitud de la sociedad ante el logro intelectual. También facilitan la
justificación de este cambio a los ojos de la gente, que se convence a sí misma
de que navegar por la Red es un sustituto válido, incluso mejor, de la lectura
y otras formas de pensamiento calmado y atento. Al proponer que los libros son
arcaicos, prescindibles, Federman y Shirky, proporcionan la coartada
intelectual que permite a personas sesudas deslizarse cómodamente al estado de
distracción permanente que define la vida online.”
(p. 140)
[Mark
Federman es investigador de temas educativos en la Universidad de Toronto; Clay
Shirky es profesor de la Universidad de Nueva York y experto en Internet y redes
sociales. La cursiva pertenece a la cita.]
“Lo
que no hacemos cuando estamos
conectados a Internet también entraña consecuencias neurológicas. Así como las
neuronas cuyas sinapsis están unidas permanecen unidas, aquellas cuyas sinapsis
no lo están, no. Mientras el tiempo que pasamos buceando en la Red supere de
largo el que pasamos leyendo libros, en tanto que el tiempo dedicado a
intercambiar mensajes medibles en bits exceda grandemente al tiempo que
dedicamos a la meditación y la contemplación en calma, los circuitos que
sostenían los antiguos propósitos y funciones intelectuales se debilitan hasta
desmoronarse. El cerebro recicla las neuronas en desuso y dedica sus sinapsis a
otras tareas, más urgentes, que se le encomiendan. Adquirimos nuevas
habilidades y perspectivas en detrimento de las viejas.” (p. 149)
[La
cursiva pertenece a la cita.]
“Lo
que estamos experimentando es, en sentido metafórico, lo opuesto a la
trayectoria que seguimos a principios de la civilización: estamos evolucionando
de ser cultivadores de conocimiento personal a cazadores recolectores en un
bosque de datos electrónicos.” (p. 170)
“En
2009 investigadores de la Universidad de Stanford encontraron indicios de que
este cambio puede estar ya en marcha. Le dieron una batería de test cognitivos
a un grupo de usuarios habituales de la multitarea, así como a otro grupo de
usuarios multitarea comparativamente esporádicos. Encontraron que los usuarios
multitarea habituales se dejaban distraer mucho más fácilmente por «estímulos
irrelevantes del entorno», tenían un control significativamente menor sobre el
contenido de su memoria de trabajo y, en general, eran mucho menos capaces de
mantener su concentración en una tarea concreta. (…) Los usuarios multitarea
intensiva son «pasto de la irrelevancia», comentó Clifford Nass, catedrático de
Stanford que dirigió la investigación. «Cualquier cosa los distrae».” (p. 174)
[Se
entiende por multitarea la realización de varias tareas online simultáneamente.
Ejemplo: consultar un periódico digital y al instante interrumpir la lectura
del mismo por un enlace remarcado en el texto, reanudarla, volver a
interrumpirla para consultar un email entrante, tomar de nuevo la lectura y
volver a interrumpirla para consultar un anuncio publicitario emergente en la
pantalla de dicho periódico; todo ello cambiando en otra pantalla una melodía
de fondo por otra.]
“La
afluencia de mensajes en mutua competencia que recibimos cuando entramos en
Internet no sólo sobrecarga nuestra muestra de trabajo, sino que hace mucho más
difícil que nuestros lóbulos frontales concentren nuestra atención en una sola
cosa. El proceso de consolidación de la memoria no puede ni siquiera empezar. Y
gracias una vez más a la plasticidad de nuestras vías neuronales, cuanto más
usemos la Web, más entrenamos nuestro cerebro para distraerse, para procesar la
información muy rápidamente y de manera muy eficiente, pero sin atención
sostenida. Esto ayuda a explicar por qué a muchos de nosotros nos resulta
difícil concentrarnos incluso cuando estamos lejos de nuestros ordenadores.
Nuestro cerebro se ha convertido en un experto en olvido, un inepto para el
recuerdo.” (pp. 235-236)
“Un
polemista podría decirlo de manera más enfática: cuanto más inteligente sea el
ordenador, más tonto será el usuario.” (p. 259)