jueves, 15 de septiembre de 2016


Rafael Cansinos Assens
LA NOVELA DE UN LITERATO (1)
Madrid, 2005, Alianza Editorial.


“Hay un momento en la vida del escritor en que, cansado o desengañado, se siente reacio para la creación y vuelve la vista a sus recuerdos, que le brindan el argumento de una novela vivida en colaboración con sus contemporáneos.” (p. 15)

“Vino luego el desastre colonial y la reacción consiguiente en la opinión pública y en el tono de los escritores. Surgió ese movimiento literario que en la historia de nuestras letras se conoce ya con el nombre de «Generación del 98» y también con el de «Modernismo».
    Empezaron a sonar nombres desconocidos, que ya no eran los de Galdós, Pereda, Valera o Coloma, sino los de Martínez Ruiz, Baroja, Salvador Rueda, Valle-Inclán, Rubén Darío, no todos al mismo tiempo, pero unidos en una sucesión estrecha, como salvas de una misma descarga contra todo lo viejo, contra todo lo anterior al desastre, que la protesta juvenil confundía en el mismo anatema, sin hacer distinciones entre lo político y lo literario.
    (...)
   Conocía sobre todo a esos nuevos literatos por sus detractores, por los ataques de que los periodistas y las personas sensatas los hacían objeto. Y era una cosa curiosa que en aquella oposición a los escritores nuevos, que representaban la revolución literaria, no eran los revolucionarios políticos quienes ponían menos saña que los reaccionarios. Debíase eso, naturalmente, a que los nuevos escritores afectaban absoluta indiferencia en materia política, al modo de unos dandies de la pluma, y no se sumaban a los republicanos para pedir responsabilidades ni tratar de derrocar el régimen. Y así, mientras los reaccionarios los atacaban por su desdén a los clásicos, a la Retórica y a aun a la Gramática, los revolucionarios los combatían por su inhibición y su indiferencia ante los viejos fetiches monárquicos que ellos tendían a destruir.” (pp. 25-26)