Javier Marías
TOMÁS NEVINSON (II)
Barcelona, 2021, Alfaguara.
TOMÁS NEVINSON (II)
Barcelona, 2021, Alfaguara.
“-Las personas, los individuos, sí se cansan del odio. Pasa el tiempo, se les desdibuja la causa que lo originó y les cuesta seguir sintiéndolo con la intensidad del principio. Están solos con ello, y hay que ser muy disciplinado para azuzarse a uno mismo a diario. Antes o después se olvidan y se vuelven perezosos, pasivos. Las organizaciones no. No olvidan ni perdonan nada, porque siempre hay miembros que mantienen la llama viva mientras otros reposan y se desentienden o envejecen, y que la entregan a tiempo sin permitir que se apague. Lo mismo que algunas familias a sus vástagos, de generación en generación indefinidamente. Para eso se crean, por eso son tan difíciles de combatir y por eso perduran, a veces siglos para la desesperación del mundo. Cuanto más despersonalizado un grupo, menos reflexivo y más sordo y ciego, más granítico y más fanático. Hay algo religioso en todos ellos, heredan enemigos y veneraciones y creencias que jamás cuestiona nadie, esa es su fuerza. Una fuerza estúpida pero inmensa, porque la razón no le hace mella.” (pp. 134-135)