Emmanuel Carrère
LIMÓNOV (III)
Barcelona, 2013, Anagrama.
LIMÓNOV (III)
Barcelona, 2013, Anagrama.
“Pienso que Putin es un hombre de estado de gran talla y que su popularidad no sólo se debe a que la gente está descerebrada por los medios de comunicación a sus órdenes. Hay algo más. Putin repite en todos los tonos algo que los rusos tienen una necesidad absoluta de oír y que puede resumirse así: «No tenemos derecho a decir a ciento cincuenta millones de personas que setenta años de su vida, de la vida de sus padres y de sus abuelos, que aquello en lo que creyeron, por lo que se sacrificaron, el aire mismo que respiraban, que todo eso era una mierda. El comunismo ha hecho cosas horribles, de acuerdo, pero no era lo mismo que el nazismo. Esta equivalencia que los intelectuales occidentales exponen hoy como obvia es una ignominia. El comunismo era algo grande, heroico, hermoso, algo que confiaba en el hombre y que daba confianza en él. Había inocencia en aquella fe, y en el mundo despiadado que vino después cada cual la asocia confusamente con su infancia y con las cosas que te hacen llorar cuando respiras bocanadas de la infancia».
Estoy totalmente seguro de que Putin era totalmente sincero al pronunciar esta frase que he destacado del libro. Estoy seguro de que le salía del fondo del corazón, porque todo el mundo tiene el suyo. Habla al corazón de todo el mundo en Rusia, empezando por Limónov, que, si estuviera en su lugar, diría y haría ciertamente todo lo que dice y hace Putin.” (p. 388)
Estoy totalmente seguro de que Putin era totalmente sincero al pronunciar esta frase que he destacado del libro. Estoy seguro de que le salía del fondo del corazón, porque todo el mundo tiene el suyo. Habla al corazón de todo el mundo en Rusia, empezando por Limónov, que, si estuviera en su lugar, diría y haría ciertamente todo lo que dice y hace Putin.” (p. 388)
[La frase a la que se refiere Carrère y que figura como especie de dedicatoria antes del prólogo es: El que quiera restaurar el comunismo no tiene cabeza; el que no lo eche de menos no tiene corazón.]