lunes, 19 de febrero de 2024

Carlos Fuentes
GRINGO VIEJO (I)
México, 2014, Fondo de Cultura Económica.



“El viejo sonrió. Alguna vez tenía que empezar a hacer de las suyas; ahora era tan buen momento como cualquier otro; ¿quién le aseguraría que sería Arroyo, y no él, el muerto más ilustre de esta jornada?
-Si, venía pensando en su destino, general Arroyo.
 Arroyo rió de nuevo:
-Mi destino es mío.
 -Deje que me lo imagine igual que el de Porfirio Díaz -dijo impávidamente el gringo-. Deje que me lo imagine a usted en el porvenir del poder, la fuerza, la opresión, la soberbia, la indiferencia. ¿Hay una revolución que haya escapado a este destino, señor general? ¿Por qué han de escapar sus hijos al destino de su madre la revolución?
-Mejor dime, ¿hay un país que haya evitado esos males, incluyendo el tuyo, gringo? -preguntó Arroyo adelantado sobre su arzón, tan tranquilo como el gringo viejo.
-No, yo hablo de su destino personal, no del destino de ningún país, general Arroyo; usted sólo se salvará de la corrupción si muere joven.
Esto pareció alegrar, en contra de las intenciones del viejo, a Arroyo:
-Me adivinaste el pensamiento, general indiano. Nunca me he soñado viejo. ¿Y tú? ¿Por qué no te moriste a tiempo, cabrón? -rió mucho Arroyo.” (p. 130)