Medardo Fraile
ESCRITURA Y VERDAD. CUENTOS COMPLETOS
Madrid, 2004, Páginas de Espuma.
"El escritor, al terminar su trabajo, se va a la calle a vivir, como las gentes que pasan, como ustedes. El escritor «en pose» es un señorón empeñado en dar clase a los demás en vez de recibirla, y se entera, por tanto, de pocas cosas. Va desapareciendo. Pero tal vez la vida, siendo esencial, no basta. Es un cuento seco. Hay una desazón en el hombre que puede ser, simplemente, la búsqueda, siempre fallida y renovada en la vida, del cuento lejano que nos contó la abuela. Volvemos la cabeza con ilusión, aupamos el alma hasta los labios, nos paramos en los escaparates, registramos por dentro a las personas, para acabar preguntando: Abuela, ¿dónde está aquel cuento que nos contaste? Porque no lo vemos, aunque lo sintamos.” (p. 91)
[La cita pertenece al texto titulado NOTA DESDE DICIEMBRE, que hace de breve introducción a la colección de relatos A LA LUZ CAMBIAN LAS COSAS.]
“Nunca me ha sabido mejor un café que el de aquel bar donde nos metimos, en el que, todavía ajenos el uno al otro, nos contamos a medias mentiras y verdades de otro tiempo. Ahora charlamos por teléfono muchas noches y nos reímos charlando con la libertad sabia que dan los años. Creo que ella y yo empezamos a no acordarnos de aquellos con los que desfogamos la mentira amorosa, también llamada amor, en la que los sexos al fin se separan o acaban equiparándose a una oficina de sábado más o menos gozosa, según el día. Vamos de vez en cuando a algún concierto, al cine, a una exposición, al teatro, a merendar juntos y, después, como los novios de antes, cada mochuelo a su olivo. Y, como los novios de antes, nos hemos besado, la he cogido de la cintura, de su brazo bendito, sus ojos y los míos alegres, mirándose. Estoy lelo de felicidad. Ya no me siento viejo. Creo que empiezo a ser un príncipe, ni heredero, ni consorte.” (pp. 480-481)
[La cita pertenece al relato DOCTOR ZHIVAGO.]
“El accidente ocurrió cuando el conductor del coche, que iba solo, se distrajo observando el vuelo maestro de una gaviota. Apenas le dio tiempo a pensar «es como un poema». Su alma se liberó por los cristales rotos y fue elevándose vertical, en ángulo recto con el horizonte. La gaviota intentó hacer lo mismo pero no pudo y fue rodeándola en espiral hasta que la perdió en lo alto. Cuando se oyeron las sirenas de la ambulancia y de la policía, ni el cielo azul ni el aire parecían darse por aludidos y animaban a todos a disfrutar del buen tiempo. En una casa, lejos, llamaron a la puerta. La abrió una señora, pero no había nadie.” (p. 493)
[El texto reproduce íntegramente el relato titulado N III.]
ESCRITURA Y VERDAD. CUENTOS COMPLETOS
Madrid, 2004, Páginas de Espuma.
"El escritor, al terminar su trabajo, se va a la calle a vivir, como las gentes que pasan, como ustedes. El escritor «en pose» es un señorón empeñado en dar clase a los demás en vez de recibirla, y se entera, por tanto, de pocas cosas. Va desapareciendo. Pero tal vez la vida, siendo esencial, no basta. Es un cuento seco. Hay una desazón en el hombre que puede ser, simplemente, la búsqueda, siempre fallida y renovada en la vida, del cuento lejano que nos contó la abuela. Volvemos la cabeza con ilusión, aupamos el alma hasta los labios, nos paramos en los escaparates, registramos por dentro a las personas, para acabar preguntando: Abuela, ¿dónde está aquel cuento que nos contaste? Porque no lo vemos, aunque lo sintamos.” (p. 91)
[La cita pertenece al texto titulado NOTA DESDE DICIEMBRE, que hace de breve introducción a la colección de relatos A LA LUZ CAMBIAN LAS COSAS.]
“Nunca me ha sabido mejor un café que el de aquel bar donde nos metimos, en el que, todavía ajenos el uno al otro, nos contamos a medias mentiras y verdades de otro tiempo. Ahora charlamos por teléfono muchas noches y nos reímos charlando con la libertad sabia que dan los años. Creo que ella y yo empezamos a no acordarnos de aquellos con los que desfogamos la mentira amorosa, también llamada amor, en la que los sexos al fin se separan o acaban equiparándose a una oficina de sábado más o menos gozosa, según el día. Vamos de vez en cuando a algún concierto, al cine, a una exposición, al teatro, a merendar juntos y, después, como los novios de antes, cada mochuelo a su olivo. Y, como los novios de antes, nos hemos besado, la he cogido de la cintura, de su brazo bendito, sus ojos y los míos alegres, mirándose. Estoy lelo de felicidad. Ya no me siento viejo. Creo que empiezo a ser un príncipe, ni heredero, ni consorte.” (pp. 480-481)
[La cita pertenece al relato DOCTOR ZHIVAGO.]
“El accidente ocurrió cuando el conductor del coche, que iba solo, se distrajo observando el vuelo maestro de una gaviota. Apenas le dio tiempo a pensar «es como un poema». Su alma se liberó por los cristales rotos y fue elevándose vertical, en ángulo recto con el horizonte. La gaviota intentó hacer lo mismo pero no pudo y fue rodeándola en espiral hasta que la perdió en lo alto. Cuando se oyeron las sirenas de la ambulancia y de la policía, ni el cielo azul ni el aire parecían darse por aludidos y animaban a todos a disfrutar del buen tiempo. En una casa, lejos, llamaron a la puerta. La abrió una señora, pero no había nadie.” (p. 493)
[El texto reproduce íntegramente el relato titulado N III.]