Yasmina Khadra
LO QUE SUEÑAN LOS LOBOS
Madrid, 2004, Alianza Editorial.
LO QUE SUEÑAN LOS LOBOS
Madrid, 2004, Alianza Editorial.
"Creía yo que me merecía algo mejor. Tras aquel papelillo que me había adjudicado un cineasta falto de estrellas, no había parado de soñar con la gloria. Pasaba los mejores momentos de mi vida imaginando que triunfaba, que firmaba autógrafos en todas las esquinas, que iba en un descapotable, con la sonrisa más ancha que el propio horizonte y los ojos tan grandes como mi sed de éxito. Nací un día de tormenta y de desplazamiento de tierras, y crecí sin poner nunca en duda las más disparatadas esperanzas. Estaba convencido de que, antes o después, las luces de las candilejas me arrancarían de entre bastidores y me propulsarían al firmamento. En el colegio sólo soñaba en lo que me parecía que era la consagración. Entre castigo y castigo, seguía con la cabeza en las nubes, sin preocuparme por el enojo de mis profesores ni del aprieto en que ponía a mis padres. Yo era el mal estudiante impenitente, el que frecuentaba el fondo de la clase, con un dedo en la nariz y los ojos en blanco, y sólo me sentía en mi elemento tras las murallas de mis quimeras.” (p. 23)
“La mayoría de mis fieles no han tenido tu suerte. Están ahí porque sus padres estaban ahí, antes que ellos. Nacieron musulmanes y no hacen más que perpetuar la tradición. Tú, en cambio, saliste a buscar otra cosa bajo otros cielos. Tenías sueños, ambiciones. Tenías hambre de vida. Y Dios te ha conducido allí donde querías llegar. Para iluminarte. Has conocido el fasto, el poder, la fatuidad. Ahora sabes que esas extravagancias, esa ostentación alborotadora, sólo sirven para camuflar la fealdad de las vanidades, la miseria moral de quienes se niegan a admitir que un bien mal adquirido jamás es provechoso. Ahora sabes lo que es justo y lo que no lo es. Pues la pobreza no consiste en que te falte el dinero, sino en que te falten las referencias.” (p. 91)
[Las cursivas pertenecen a las citas.]
“Volví a bajar hacia el mar para ver capitular al sol. Al llegar a la cala, el día se inmolaba en sus propias llamas, y las olas, a lo lejos, parecían llagas inmensas.” (p. 94)
“La mayoría de mis fieles no han tenido tu suerte. Están ahí porque sus padres estaban ahí, antes que ellos. Nacieron musulmanes y no hacen más que perpetuar la tradición. Tú, en cambio, saliste a buscar otra cosa bajo otros cielos. Tenías sueños, ambiciones. Tenías hambre de vida. Y Dios te ha conducido allí donde querías llegar. Para iluminarte. Has conocido el fasto, el poder, la fatuidad. Ahora sabes que esas extravagancias, esa ostentación alborotadora, sólo sirven para camuflar la fealdad de las vanidades, la miseria moral de quienes se niegan a admitir que un bien mal adquirido jamás es provechoso. Ahora sabes lo que es justo y lo que no lo es. Pues la pobreza no consiste en que te falte el dinero, sino en que te falten las referencias.” (p. 91)
[Las cursivas pertenecen a las citas.]
“Volví a bajar hacia el mar para ver capitular al sol. Al llegar a la cala, el día se inmolaba en sus propias llamas, y las olas, a lo lejos, parecían llagas inmensas.” (p. 94)