Gregory Bateson
PASOS HACIA UNA ECOLOGÍA DE LA MENTE
Buenos Aires, 1985, Ediciones Carlos Lohlé.
PASOS HACIA UNA ECOLOGÍA DE LA MENTE
Buenos Aires, 1985, Ediciones Carlos Lohlé.
“Por eso las personas son sistemas autocorrectivos. Son autocorrectivos contra la perturbación, y si lo obvio no es de una clase que puedan asimilar fácilmente sin perturbación interna, sus mecanismos correctivos operan para desviarlo por una senda lateral, para ocultarlo, aun hasta el punto de cerrar los ojos si es necesario, o de excluir distintas partes del proceso de percepción. (...) También esto –la premisa respecto de qué puede causar perturbación– es algo que se aprende y que luego se perpetúa y conserva.” (p. 460)
“¿Sobre la base de qué principios selecciona su propia mente aquello de lo cual «usted» tendrá conciencia? (...) Yo, el Yo consciente, veo una versión inconscientemente corregida de un pequeño porcentaje de lo que afecta a mi retina. En mi percepción soy guiado por propósitos.” (p. 463)
[La cursiva pertenece al texto.]
“La conciencia opera de la misma manera que la medicina en su muestreo de los sucesos y procesos del cuerpo y de lo que sucede en la mente total. Está organizada en términos de propósito. Es un dispositivo para ayudarle a abreviar y permitirle a usted que llegue rápidamente adonde quiere ir, no para actuar con el máximo de sabiduría en su vida, sino para seguir la senda más breve, lógica o casual, para llegar adonde usted quiere, que a lo mejor es cenar; puede ser una sonata de Beethoven; puede ser el sexo. Sobre todo, puede ser el dinero o el poder.” (p. 464)
[La cursiva pertenece al texto.]
“La conciencia opera de la misma manera que la medicina en su muestreo de los sucesos y procesos del cuerpo y de lo que sucede en la mente total. Está organizada en términos de propósito. Es un dispositivo para ayudarle a abreviar y permitirle a usted que llegue rápidamente adonde quiere ir, no para actuar con el máximo de sabiduría en su vida, sino para seguir la senda más breve, lógica o casual, para llegar adonde usted quiere, que a lo mejor es cenar; puede ser una sonata de Beethoven; puede ser el sexo. Sobre todo, puede ser el dinero o el poder.” (p. 464)