lunes, 20 de marzo de 2017

Elmer Mendoza
EL AMANTE DE JANIS JOPLIN
Barcelona, 2003, Tusquets.
 

“¿Por qué sigues? La verdad, ya no te veo tan entusiasmado, ¿Tú crees?, Te veo cansado, como fuera de onda, De cansado lo estoy, pero pasión no me falta, quizá me volví menos acelerado, Mira, cabrón, cada quien hace de su culo un papalote, como dice tu papá, y yo, aunque siempre he querido otra cosa para ti, nunca me he metido en tu vida ni lo voy a hacer, pero me parece que debes reflexionar, carnal, neta: ¿qué futuro tienes ahí? Andar a salto de mata toda la vida ¿y qué más?, Cholo, tú no sabes de estos pedos, tú eres narco, cabrón, tú no podrías entender que queremos un sistema más justo, un gobierno del pueblo y para el pueblo, Pues se van a pelar la verga porque no van a conseguir nada, ¿Quién lo dice: el gobierno, los banqueros, la industria?, Lo digo yo carnal, no sé ni madres de política, del imperialismo ni de esas madres, pero no van a ganar, me corto los huevos si ganan, Vamos a ganar Cholo, el futuro es nuestro, Van a ganar pura verga, antes de que este país se haga socialista o comunista o lo que sea, te apuesto mis huevos a que todos se hacen narcos como yo, la raza no quiere tierras, Chato, ni fábricas, ni madres: la raza quiere billetes, quiere jalar la bofa y andar en carros como éste, ¿a poco no?, la raza quiere pistear y andar en el refuego, estás perdiendo el tiempo vilmente, Es tu visión y no me extraña, siempre has sido un pequeñoburgués, pero deja que yo haga mi lucha, es mi sueño cabrón, ¿qué sabe un pinche narco de sueños?, Pues yo duermo muy bien, No seas pendejo, Cholo: mira esas tierras tan bien cultivadas, mira ese empaque tomatero, ¿sabes de quién son?, Creo que de los Ritz, Por poco tiempo, pronto pasarán a ser propiedad de la comunidad, Ah, pues sí eso crees el pendejo no soy yo, ¿a poco el dueño lo va a permitir?, No es cuestión de que lo permita, se las arrebataremos, Pinche Chato, ¿de veras crees lo que me dices?, Eso y más, somos el futuro, la reencarnación de los revolucionarios muertos. Hubo un silencio arduo. Mira, te propongo algo: si quieres descansar más en forma, pasar unos días tranquilo, pisteando, con un culito al lado, buena comida, cotorreo, dime: para eso soy tu amigo; tengo una casa en Mazatlán a la que no se acercan ni las moscas, Órale, sonrió, Ya te la expropiaremos.” (pp. 149-151)
Brian W. Aldiss
LOS MEJORES RELATOS DE CIENCIA-FICCIÓN
Barcelona, 1989, EDHASA.


 
“En mitad de la noche, Brooks despertó y miró por la ventana. Las estrellas y la Vía Láctea refulgían con todo su esplendor, remotas pero a la vez curiosamente íntimas, como si brillaran únicamente para él, como una esperanza en el fondo de su mente. Atrapado entre las divergentes tensiones del gozo y del pavor reverencial, como un troglodita ante su dios, fue incapaz de apartar la vista de aquel fulgor hasta pasada una hora entera. Luego se encaramó de nuevo a su hamaca y, sonriendo a la enclaustrada oscuridad, se quedó dormido.” (p. 476)
[La cita pertenece al relato LAS DIFICULTADES DE FOTOGRAFIAR NIX OLYMPICA.]

“A la mañana siguiente, despertó con la cabeza pesada y un humor lúgubre. La señora Fenn, que revolvía en la habitación para encender el fuego, no contribuyó a mejorar las cosas; sus gestos descuidados indicaron al muchacho que debía de haber hecho ruido en las escaleras la noche anterior, molestando a la buena mujer. Sin embargo, las señoras Fenn de este mundo -reflexionó Gregory con irritación- habían nacido para sufrir tales indignidades y cuántas más, mejor. De inmediato, se dijo que aquel sentimiento estaba en contradicción con sus principios socialistas pero, en aquel momento, su ética estaba tan perezosa como su hígado.” (p. 165)

“Cuando alcanzó el anticuado rifle y lo bajó de la pared, Gregory sintió de pronto el deseo de matar a uno de aquellos monstruos invisibles. Recordó entonces sus primeras esperanzas, la idea de que quizá fueran seres superiores, seres sabios y de ilustrado poder que venían de una sociedad mucho mejor donde unos códigos morales elevados guiaban las actividades ciudadanas. Había pensado entonces que sólo a una civilización semejante le sería concedido el don de los viajes interplanetarios. Sin embargo, la realidad había demostrado ser todo lo contrario: tal vez un objetivo como aquél sólo podía ser alcanzado por las especies indiferentes a fines más humanos. Tan pronto como se le presentó esa idea, se sintió abrumado por la visión de un mundo enfermo, donde las razas que cultivaban el amor y la inteligencia habitaban unos mundos diminutos de los que no salían nunca, mientras el cosmos era recorrido por especies asesinas, que descendían aquí y allá para satisfacer sus crueles y voraces apetitos.” (p. 206)

[Las citas pertenecen a la novela corta EL ÁRBOL DE SALIVA.]


Yasunari Kawabata
MIL GRULLAS
Barcelona, 2005, Emecé-Planeta.



“Mientras el tren se acercaba a la Estación Central de Tokio, observó la avenida bordeada de árboles. Corría de este a oeste, casi en ángulo recto con las vías del ferrocarril. El sol la bañaba desde el oeste y la calle resplandecía como una lámina de metal. Los árboles, con el sol detrás, estaban oscurecidos, casi negros. Las sombras eran frías; las ramas, anchas; las hojas, voluminosas. Unos edificios sólidos de estilo occidental flanqueaban la calle.
    Cosa extraña, había poca gente. La avenida estaba tranquila y vacía a lo largo de todo el camino que llegaba al foso del palacio. Los faros de los coches, brillantes y cegadores, también estaban calmos.
    Mirando desde el tren abarrotado, sintió que la calle flotaba sola en ese peculiar momento de la tarde, como si un país extranjero la hubiera dejado caer allí.” (pp. 48-49)