domingo, 28 de enero de 2018

Miguel Barnet
BIOGRAFÍA DE UN CIMARRÓN
Buenos Aires, 1977, Centro Editor de América Latina.


“Yo vide muchos horrores de castigos en la esclavitud. Por eso es que no me gustaba esa vida. En la casa de caldera estaba el cepo, que era el más cruel. Había cepos acostados y de pie. Se hacían de tablones anchos con agujeros por donde obligaban al esclavo a meter los pies, las manos y la cabeza. Así los tenían trancados dos y tres meses, por cualquier maldad sin importancia. A las mujeres preñadas les daban cuero igual, pero acostadas boca abajo con un hoyo en la tierra para cuidarles la barriga. ¡Les daban una mano de cuerazos! Ahora, se cuidaban de no estropearle el niño porque ellos los querían a tutiplén. El más corriente de los castigos era el azote. Se los daba el mismo mayoral con un cuero de vaca que marcaba la piel. El látigo también lo hacían de cáñamo de cualquier rama del monte. Picaba como diablo y arrancaba la piel en tiritas. Yo vide muchos negros guapetones con las espaldas rojas. Después les pasaban por las llagas compresas de hojas de tabaco con orina y sal.” (pp. 25-26)

“A mí nunca se me ha olvidado la primera vez que intenté huirme. Esa vez me falló y estuve unos cuantos años esclavizado por temor a que me volvieran a poner los grillos. Pero yo tenía un espíritu de cimarrón arriba de mí, que no se alejaba. Y me callaba las cosas para que nadie hiciera traición porque yo siempre estaba pensando en eso, me rondeaba la cabeza y no me dejaba tranquilo; era como una idea que no se iba nunca, y a veces hasta me mortificaba. Los negros viejos no eran amigos de huirse. Las mujeres, menos. Cimarrones había pocos. La gente le tenía mucho miedo al monte. Decían que si uno se escapaba de todas maneras lo cogían.” (p. 28)

“Todo eso es espiritual y hay que darle el frente sin cobardía. Los vivos son más peligrosos. Yo nunca he oído decir que el espíritu de fulana le entró a palos a mengano. ¡Pero cuántos vivos no se están halando los pelos todos los días! Esa es la cosa. Hay que entenderlo así. Ni más ni más. Si el muerto se acerca a uno, no huir, preguntar; «¿Qué quiere usted, hermano?» El contestará o lo llevará a uno a un lugar. Nunca virarles la cara. Después de todo no se puede decir que son enemigos.” (p. 75)



Manuel Chaves Nogales
A SANGRE Y FUEGO (II)
Barcelona, 2013, Libros del Asteroide.


“En el sanatorio quedaban ya únicamente los enfermos que más o menos abiertamente simpatizaban con los fascistas, por lo que no temían, sino deseaban, su llegada, y alguno que otro caso de enfermo en el último período de la tuberculosis, para quienes la muerte que silbaba en los proyectiles fascistas era un peligro mucho más remoto que el de la muerte que ya tenían alojada en el pecho. Entre aquellos seres infelices que esperaban a morirse tendidos en las galerías del sanatorio, la guerra civil, aunque pareciera inconcebible, se mantenía también con un encono feroz. Fascistas unos y antifascistas otros, se agredían verbalmente desde sus camastros con una saña verdaderamente patológica. Validos de la prerrogativas de su mal y sintiéndose condenados por una sentencia inexorable, desafiaban todas las coacciones y amenazas. Uno de ellos tenía un trapo con los colores de la bandera monárquica escondido debajo de la almohada, y cuando la fiebre le hacía delirar se incorporaba en el lecho y tremolando su bandera por encima de la cabeza gritaba frenéticamente: «Arriba España», mientras los enfermos vecinos, enemigos del fascismo, se debatían impotentes entre las sábanas y llamaban a los milicianos para que lo fusilasen. No había quedado en el sanatorio más que una hermana de la Caridad, sor María, que, convertida en la camarada María adscrita al Socorro Rojo Internacional y con su carné del Partido Comunista en el pecho, iba y venía de una cama a otra intentando vanamente apaciguar el furor político, el odio de clase de aquellos infelices.” (pp. 93-94)
Adam Smith
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES (IV)
Madrid, 2004, Alianza Editorial.


“El matrimonio es estimulado en China no por la rentabilidad de los hijos sino por la libertad de destruirlos; en todas las grandes ciudades se abandona a muchos de ellos en las calles cada noche, o se los ahoga como a cachorros. Se dice incluso que este oficio execrable es el negocio declarado mediante el cual algunos obtienen su sustento.” (p. 118)

“Los sirvientes, trabajadores y operarios de diverso tipo constituyen la parte con diferencia más abundante de cualquier gran sociedad política. Y lo que mejore la condición de la mayor parte nunca puede ser considerado un inconveniente para el conjunto. Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de sus miembros es pobre y miserable. Además, es justo que aquellos que proporcionan alimento, vestimenta y alojamiento para todo el cuerpo social reciban una cuota del producto de su propio trabajo suficiente para estar ellos mismos adecuadamente bien alimentados, vestidos y alojados.” (p. 126)

“En realidad los beneficios elevados tienden a aumentar el precio de las cosas mucho más que los salarios elevados. […] Nuestros comerciantes e industriales se quejan mucho de los efectos perjudiciales de los altos salarios, porque suben los precios y por ello restringen la venta de sus bienes en el país y en el exterior. Nada dicen de los efectos dañinos de los beneficios elevados. Guardan silencio sobre las consecuencias perniciosas de sus propias ganancias. Sólo protestan ante las consecuencias de las ganancias de otros.” (pp. 150-151)

Miguel Barnet
CANCIÓN DE RACHEL
Madrid, 1987, Alfaguara.


“Esta isla es algo muy grande. Aquí han ocurrido las cosas más extrañas y las más trágicas. Y siempre será así. La tierra, como los seres humanos, tiene su destino. Y el de Cuba es un destino misterioso. Yo no soy bruja, ni gitana, ni cartomántica, ni nada de eso; no sé leer la mano como es debido, pero siempre me he dicho que el que nace en este pedazo de tierra trae su misión, para bien o para mal. Aquí no pasa como en otros países que nacen gentes por toneladas y todos son iguales, se comportan igual, y viven y mueren en el anonimato. No. El que nace en Cuba tiene su estrella asegurada, o su cruz, porque también existe el que viene a darse cabezazos. 
   Ahora, lo que se llama el media tinta, el que no es ni una cosa ni la otra, el tontucio, ése aquí no se da.” (p. 13)

"Otra vez en la calle y sin llavín. Pero dispuesta a enfrentarlo todo de a pecho. 
   Ahora sí, que a un circo como aquél no volvía. Mataba las tardes caminando. Todo el Prado, la Plaza de Marte, el Payret, ésa era mi zona de operaciones. Yo era una mujer libre que podia hacer de mi capa un sayo.Extrañaba el fragor artístico, mi mundo, para lo que yo naci, pero supe aplicar el control. Esperé dos años sin mover un brazo, viviendo de los «suvenires», sin compromisos con nadie y libre de mamá. Mucha aventura, mucha vida de noche, alcohol, fiestas, paseítos. Pero del arte nada. Asistí a todos los teatros de la época, como espectador. Yo me sentaba con un amigo en una butaca, primera fila siempre, y veía la obra. Eran los años de Monterito, la Pastor, la Chelito criolla... Yo las observaba cuidadosamente. No para imitarlas, sino para recoger con malicia. Todas tenían algún defecto. La que no era bizca, era boba; la que no, demasiado puta; la otra muy gorda o muy fea, como la Chelito; la de más acá, pretenciosa; la de más allá, distraída.
   Todas eran de cuerda menor. Por eso yo estaba tan convencida de mí.” (p. 73)
G. Ephrain Lessing
LAOCOONTE
Madrid, 1977, Editora Nacional.


“Cuando el poeta personifica abstracciones las caracteriza de un modo suficiente con el nombre que les da y con las acciones que les atribuye. 
   El artista carece de estos medios. De ahí que a las abstracciones que personifica necesite asignarles unos símbolos que permitan reconocerlos como tales. Estos símbolos, por el hecho de ser una cosa y significar otra, hacen de estas abstracciones personificadas figuras alegóricas.
   En las artes plásticas una figura de mujer con unas riendas en la mano o bien otra apoyada en una columna son seres alegóricos. En cambio, para el poeta la templanza y la fortaleza no son seres alegóricos sino simplemente abstracciones personificadas.
   Al artista lo que le ha llevado a inventar los símbolos correspondientes a estos seres ha sido la necesidad. Porque no tiene otro medio de dar a entender lo que significa esta o aquella figura.” (pp. 132-133)

“Mi razonamiento es el siguiente: si es cierto que la pintura, para imitar la realidad, se sirve de medios o signos completamente distintos de aquéllos de los que se sirve la poesía -a saber, aquélla, de figuras y colores distribuidos en el espacio, ésta, de sonidos articulados que van sucediéndose a lo largo del tiempo-; si está fuera de toda duda que todo signo tiene necesariamente una relación sencilla y no distorsionada con aquello que significa, entonces signos yuxtapuestos no pueden expresar más que objetos yuxtapuestos, o partes yuxtapuestas de tales objetos, mientras que signos sucesivos no pueden expresar más que objetos sucesivos, o partes sucesivas de estos objetos.” (p. 165)

domingo, 7 de enero de 2018


Adam Smith
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES (III)
Madrid, 2004, Alianza Editorial.


“Se ha dicho que las asociaciones de patronos son inusuales y las de los obreros usuales. Pero el que imagine que por ello los patronos no se unen, no sabe nada de nada. Los patronos están siempre y en todo lugar en una especie de acuerdo, tácito pero constante y uniforme, para no elevar los salarios sobre la tasa que exista en cada momento. Violar este concierto es en todo lugar el acto más impopular, y expone al patrono que lo comete al reproche entre sus vecinos y sus pares. Es verdad que rara vez oímos hablar de este acuerdo, porque es el estado de cosas usual, y uno podría decir natural, del que nadie oye hablar jamás. Los patronos a veces entran en uniones particulares para hundir los salarios por debajo de esa tasa. Se urden siempre con el máximo silencio y secreto hasta el momento de su ejecución, y cuando los obreros, como a veces ocurre, se someten sin resistencia, pasan completamente desapercibidas. Sin embargo, tales asociaciones son frecuentemente enfrentadas por una combinación defensiva de los trabajadores; y a veces ellos también, sin ninguna provocación de esta suerte, se unen por su cuenta para elevar el precio del trabajo. Los argumentos que esgrimen son a veces el alto precio de los alimentos, y a veces el gran beneficio que sus patronos obtienen gracias a su esfuerzo. Pero sea que sus asociaciones resulten ofensivas o defensivas, siempre se habla mucho sobre ellas. Para precipitar la solución del conflicto siempre organizan grandes alborotos, y a veces recurren a la violencia y los atropellos más reprobables. Se trata de personas desesperadas, que actúan con la locura y frenesí propios de desesperados, que enfrentan la alternativa de morir de hambre o de aterrorizar a sus patronos para que acepten de inmediato sus condiciones. En estas ocasiones los patronos son tan estruendosos como ellos, y nunca cesan de dar voces pidiendo el socorro del magistrado civil y el cumplimiento riguroso de las leyes que con tanta severidad han sido promulgadas contra los sindicatos de sirvientes, obreros y jornaleros. Los trabajadores, en consecuencia, rara vez derivan alguna ventaja de la violencia de esas tumultuosas asociaciones que, en parte por la intervención del magistrado civil, en parte por la mayor resistencia de los patronos, y en parte por la necesidad del grueso de los obreros de someterse simplemente para garantizar su subsistencia presente, suelen terminar en nada salvo el castigo o la ruina de sus dirigentes.” (pp. 111-112)

Manuel Chaves Nogales
A SANGRE Y FUEGO (I)
Barcelona, 2013, Libros del Asteroide.


“Se paga caro, desde luego. El precio, hoy por hoy, es la Patria. Pero, la verdad, entre ser una especie de abisinio desteñido, que es a lo que le condena a uno el general Franco, o un kirguís de Occidente, como quisieran los agentes del bolchevismo, es preferible meterse las manos en los bolsillos y echar a andar por el mundo, por la parte habitable de mundo que nos queda, aun a sabiendas de que en esta época de estrechos y egoístas nacionalismos el exiliado, el sin patria, es en todas partes un huésped indeseable que tiene que hacerse perdonar a fuerza de humildad y servidumbre su existencia. De cualquier modo, soporto mejor la servidumbre en tierra ajena que en mi propia casa.” (p. 12)

“Madrid sobrelleva con alegre resignación los bombardeos. Un día, un pobre profesor que estaba en la terraza de una cervecería se murió de miedo al oír una explosión cercana; a las casas de socorro, cada vez que suena la señal de alarma, llevan docenas de mujeres accidentadas para que les suministren antiespasmódicos; hay gente que se mete en las bocas del Metro arrollando a los niños y a los viejos con una precipitación indecorosa, y durante la madrugada, para las madres, es un tormento insufrible el tener que arrancar a sus hijitos de la cuna en que duermen y llevarlos, aprisa y corriendo, medio desnudos, a los sótanos, donde las criaturitas se pasan las horas llorando porque tienen frío y están asustadas. Todo este dolor y esta incomodidad y la espantosa carnicería de las explosiones, y aun la certeza de que cada vez será mayor el estrago y más horrible el sufrímiento, no han conseguido abatir el ánimo y la jovial resignación de la gran ciudad más insensata y heroica del mundo: Madrid.” (pp. 21-22)
Adam Smith
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES (II)
Madrid, 2004, Alianza Editorial.


“Los salarios corrientes dependen en todos los lugares del contrato que se establece normalmente entre dos partes, cuyos intereses en modo alguno son coincidentes. Los trabajadores desean conseguir tanto, y los patronos entregar tan poco, como sea posible. Los primeros están dispuestos a asociarse para elevar los salarios, y los segundos para disminuirlos.
   No resulta, empero, difícil prever cuál de las dos partes se impondrá habitualmente en la puja, y forzará a la otra a aceptar sus condiciones. Los patronos, al ser menos, pueden asociarse con más facilidad; y la ley, además, autoriza o al menos no prohíbe sus asociaciones, pero sí prohíbe las de los trabajadores. No tenemos leyes del Parlamento contra las uniones que pretendan rebajar el precio del trabajo; pero hay muchas contra las uniones que aspiran a subirlo. Además, en todos estos conflictos los patronos pueden resistir durante mucho más tiempo. Un terrateniente, un granjero, un industrial o un mercader, aunque no empleen a un solo obrero, podrían en general vivir durante un año o dos del capital que ya han adquirido. Pero sin empleo muchos trabajadores no podrían resistir ni una semana, unos pocos podrían hacerlo un mes y casi ninguno un año. A largo plazo el obrero es tan necesario para el patrono como el patrono para el obrero, pero esta necesidad no es tan así a corto plazo.” (pp. 110-11)


viernes, 5 de enero de 2018

Platón
FEDRO O DE LA BELLEZA
Obras completas de Platón
Madrid, 1871, Medina y Navarro.
(www.filosofia.org)


"En todas las cosas, querido mío, para tomar una sabia resolución es preciso comenzar por averiguar sobre qué se va a tratar, porque de no ser así se incurriría en mil errores. La mayor parte de los hombres ignoran la esencia de las cosas, y en su ignorancia, de la que apenas se aperciben, desprecian desde el principio plantear la cuestión. Así es que, avanzando en la discusión, les sucede necesariamente no entenderse, ni con los demás, ni consigo mismos.” (p. 330)
Adam Smith
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES (I)
Madrid, 2004, Alianza Editorial.


“Intentaré explicar, de la forma más completa y clara que pueda, estas tres cuestiones en los tres capítulos siguientes, para lo cual ruego encarecidamente al lector que me otorgue tanto su paciencia como su atención: su paciencia para analizar detalles que podrán parecer en algunos puntos innecesariamente prolijos, y su atención para comprender lo que quizás resulte, después de la más cabal explicación de la que soy capaz, todavía en algún grado oscuro. Siempre estoy dispuesto a correr el riesgo de parecer tedioso si con ello garantizo que soy diáfano; pero aún después de todos mis esfuerzos en ser claro, todavía podrá permanecer alguna oscuridad en un asunto que es por su propia naturaleza extremadamente abstracto.” (pp. 62-63) 

“Es evidente, por lo tanto, que el trabajo es la única medida universal y precisa del valor, o el único patrón mediante el cual podemos comparar los valores de distintas mercancías en cualquier tiempo y lugar.” (p. 72)

miércoles, 3 de enero de 2018

Erksine Caldwell
EL CAMINO DEL TABACO
Barcelona, 1997, Alba.


“En primavera, los agricultores quemaban todos sus campos, porque decían que el fuego abrasaba a los gorgojos. Así explicaban el incendio de los campos y los bosques, cuando alguien les preguntaba por qué no respetaban los pinos jóvenes y los árboles ya hechos. Pero la verdadera razón era que todos ellos habían quemado siempre campos y bosques al llegar la primavera, y no veían motivo para abandonar una costumbre de toda su vida. Les parecía que quemar campos y bosques era tan necesario como echar guano en los algodonales para recoger una cosecha abundante. De haber aserrado los árboles que quemaban, convirtiéndolos en tablones o en leña, en lugar de arrasarlos con el fuego, hubiesen tenido algo que vender. El fuego nunca destruía gorgojos en gran cantidad, y de todas maneras, había que rociar las plantas con veneno en el verano. Pero todo el mundo había quemado siempre la tierra en primavera, y ellos continuaban haciéndolo, aunque no fuera más que porque sus padres lo habían hecho antes. Jeeter quemaba sus tierras todos los años, aunque no tuviera razón alguna para hacerlo, ya que no podía cosechar más. Era por eso que la tierra estaba desnuda de toda vegetación, salvo por los juncales y las retamas y los robles enanos; los matorrales volvían a crecer cada año y ni el fuego más fuerte afectaba a esos arbustos duros como el hierro.” (pp. 132-133)

“—Uno de los deseos del viejo Jeeter —dijo Lov— se ha cumplido. No se ha cumplido exactamente como él pensaba, pero eso es igual. Solía decirme que no quería que le encerrara en el granero y le dejara allí cuando muriese, como habían hecho con su padre. Al morir su padre, Jeeter y los demás que lo estaban velando, encerraron el cuerpo en el granero mientras iban a Fuller a comprar tabaco y bebidas. Lo pusieron en el granero para que no le pasara nada mientras ellos estaban fuera. Cuando iban a enterrarlo, al día siguiente, una rata enorme saltó del ataúd. Había roído la caja mientras estaba en el granero y se había comido un lado de la cara y el cuello del viejo Lester. Eso era lo que temía Jeeter que le pasara a él, y me hacía prometer dos o tres veces al día que no lo encerraría en el granero cuando muriera. Era una tontería preocuparse tanto, porque hacía muchos años que no había ratas en el granero, salvo en las ocasiones en que volvían para mirar si alguien había puesto maíz allí.” (pp. 187-188)



Richard Sennett
LA CORROSIÓN DEL CARÁCTER
Barcelona, 2000, Anagrama.


“Además, en la agencia de publicidad aprendió una amarga verdad sobre la experiencia pasada que había llevado con ella en su apuesta por una vida diferente: a la gente de mediana edad como ella se la trata como a inútiles, y se atribuye poco valor a la experiencia acumulada. Todo en la oficina se centraba en el momento inmediato, en lo que estaba a punto de ocurrir, en salir bien parado; en la industria de la imagen los ojos se ponen vidriosos cuando alguien comienza una frase diciendo: «Una cosa que aprendí en el pasado...». (p. 83)