Elena Ferrante
LA AMIGA ESTUPENDA (II)
Barcelona, 2016, Lumen.
“Miraba a ese hombre y pensaba: él y su hijo no tienen un solo rasgo en común. Nino es alto, con un rostro delicado, la frente cubierta de negros cabellos, la boca siempre entreabierta, de labios incitantes; Donato, en cambio, es de estatura media, con unos rasgos marcados, entradas pronunciadas y la boca concentrada, casi sin labios. Nino mira siempre enfurruñado, sus ojos ven más allá de las cosas y las personas y parecen asustarse; Donato siempre tiene una mirada dispuesta a adorar la apariencia de las cosas o las personas y no hace más que sonreír. Nino tiene algo que lo reconcome por dentro, como Lila, se trata de un don y un sufrimiento, no están contentos, no se sueltan, temen lo que ocurre a su alrededor; este hombre, no, parece amar todas las manifestaciones de la vida, como si cada segundo vivido fuera de una limpidez absoluta.” (pp. 256-257)