domingo, 31 de diciembre de 2023

Leonardo Padura
LA TRANSPARENCIA DEL TIEMPO
Barcelona, 2018, Tusquets.



“La Habana, tan tórrida, húmeda, tropical y propensa a recibir visitas de vaguadas y similares, había llegado a tener una relación difícil con la lluvia. Ocho o diez horas de ordinarios chubascos veraniegos con aspiraciones otoñales convertían a la ciudad en una deplorable versión de Venecia: un charco con casas. Las calles, con sus alcantarillas cegadas por la tierra y la mierda, devenían lagos y ríos de acuerdo con su inclinación. Las aceras, llenas de furnias, desniveles y grietas acumuladas por años de abandono, se transformaban en trampas capaces de devorar al ser viviente que se arriesgara a transitarlas. Los cables eléctricos y telefónicos ponían a crepitar sus voltios y amperios en las alturas de los postes, hasta que explotaban, caían, oscurecían e incomunicaban por un tiempo inconmensurable a los ciudadanos. Los techos de las casas, quemados por el sol y fatigados por los años, gemían con la llegada de la lluvia y rezumaban el agua celeste, trasladando la precipitación a los interiores. En los asentamientos emergidos en la periferia, el panorama debía de ser tétrico: lodo en movimiento, fosas desbordadas, techos y paredes reventados, vencidos, quebrados por la humedad y el peso del agua. Penumbras y desesperación.” (pp. 389-390)