miércoles, 3 de abril de 2024

Nicola Lagiogia
LA CIUDAD DE LOS VIVOS (II)
Barcelona, 2022, Penguin Random House.



“El antiguo anfiteatro apareció de repente al fina de la avenida, pálido y gris, semejante a la luna cuando está baja en el horizonte y parece que se le echa a uno encima. El Coliseo en el aire frío de marzo, entre los papeluchos, los sintecho, el agua pútrida de las fuentes. A poca distancia, tapado apenas por un seto, un señor de mediana edad estaba meando al aire libre. El hecho es que en Roma todo el mundo hace lo que le viene en gana, pensé. Los hinchas del Feyenoord se metían borrachos en la Fontana de Trevi y la emprendían a botellazos contra la Barcaza de Bernini, en Villa Borghese los vándalos decapitaban las estatuas de los poetas, grandes bolsas de basura volaban de un edificio a otro, todo el mundo meaba por todas partes, una indulgencia plenaria flotaba en el aire, y yo mismo, que en otra ciudad hubiera dejado que me estallara la vejiga, me había encontrado más de una vez humedeciendo las Murallas Servianas.” (p. 151)