EL DIRECTOR DE ORQUESTA ANTE LA PARTITURA (II)
Madrid, 1969, Espasa-Calpe.
“Un tenor italiano, contratado para encarnar el protagonista del Otelo, de Verdi, tras haber estudiado musical y escénicamente su personaje observó que en cierto momento de la obra todos los tenores, a quienes le fue dado observar, se dirigían al fondo del escenario. No pudiendo encontrar justificación de orden musical ni escénico a tal desplazamiento, rogó a un amigo que le presentase a Tamagno, tenor que había estrenado Otelo, a quien hizo partícipe de sus dudas, preguntándole la razón de aquel movimiento escénico. Tamagno preguntó: «¿Van todos los Otelos hacia el fondo en ese momento? Pues no lo comprendo», afirmó. El joven tenor le dijo tímidamente que se desplazaban así, pues él mismo lo hizo durante las primeras representaciones de la obra. Barajando sus recuerdos Tamagno exclamó súbitamente: «¡Ah! ¡Sí! Ahora me acuerdo; yo iba allá a escupir antes de atacar el Si agudo.»
«¿Cómo extrañarse de que Mahler dijera que la tradición es la excusa para no pensar por sí mismo?»” (p. 111)