lunes, 30 de julio de 2012

Patricia Highsmith
EXTRAÑOS EN UN TREN
Barcelona, 1984, Seix Barral.


“-Ahí es exactamente donde se equivoca. Cualquier persona es capaz de asesinar. Es puramente cuestión de circunstancias, sin que tenga absolutamente nada que ver con el temperamento. La gente llega hasta un límite determinado... y sólo hace falta algo, cualquier insignificancia, que les empuje a dar el salto. Cualquier persona. Su mismísima abuela, incluso. ¡Me consta!.” (p. 29)

“Durante unos segundos Guy vio las dos facetas de su vida, matrimonio y carrera profesional, puestas una al lado de la otra, como jamás las había visto antes. Su cerebro divagaba febrilmente, tratando de averiguar cómo podía ser tan estúpido e inútil en una y, al mismo tiempo, tan competente en la otra.” (p. 32)

jueves, 26 de julio de 2012


R. L. Stevenson
EL DR. JEKYLL Y MR. HYDE
Madrid, 1978, Alianza Editorial.


“Pero a pesar de mi profunda dualidad, no era en sentido alguno hipócrita, pues mis dos caras eran igualmente sinceras. Era lo mismo yo cuando abandonado todo freno me sumía en el deshonor y la vergüenza, que cuando me aplicaba a la vista de todos a profundizar en el conocimiento y a aliviar la tristeza y el sufrimiento. Y ocurrió que mis estudios científicos, que apuntaban por entero hacia lo místico y lo trascendente, influyeron y arrojaron un potente rayo de luz sobre este conocimiento de la guerra perenne entre mis dos personalidades. Cada día, y con ayuda de los dos aspectos de mi inteligencia, el moral y el intelectual, me acercaba más a esa verdad cuyo descubrimiento parcial me ha llevado a este terrible naufragio y que consiste en que el hombre no es sólo uno, sino dos. Y digo dos porque mis conocimientos no han ido más allá de este punto. Otros vendrán después, otros que me sobrepasarán en conocimientos, y me atrevo a predecir que al fin el hombre será tenido y reconocido como un conglomerado de personalidades diversas, discrepantes e independientes.” (pp. 100-101)

“Sentí unas sacudidas desgarradoras, un rechinar de huesos, una náusea mortal y un horror del espíritu que no pueden sobrepasar ni los traumas del nacimiento y de la muerte. Luego, la agonía empezó a disiparse y recobré el conocimiento sintiéndome como si saliera de una grave enfermedad. Había algo extraño en mis sensaciones, algo indescriptiblemente nuevo y, por su novedad, también indescriptiblemente agradable. Me sentí más joven, más ligero, más feliz físicamente. En mi interior experimentaba una fogosidad impetuosa, por mi imaginación cruzó una sucesión de imágenes sensuales en carrera desenfrenada, sentí que se disolvían los vínculos de todas mis obligaciones y una libertad de espíritu desconocida, pero no inocente, invadió todo mi ser. Supe, al respirar por primera vez esta nueva vida, que era ahora más perverso, diez veces más perverso, un esclavo vendido a mi mal original. Y sólo pensarlo me deleitó en aquel momento como un vino añejo.” (pp. 103-104)
Apolonio de Rodas
EL VIAJE DE LOS ARGONAUTAS
Madrid, 1983, Editora Nacional.


“Pues de Ceneo cantan los poetas cómo aún en vida fue aplastado por los centauros, después de haberlos rechazado él solo, sin el apoyo de otros héroes. Al atacar aquéllos de nuevo no lograron ni hacerle ceder terreno ni herirle, sino que al fin, inquebrantable, inflexible, lo hundieron bajo la tierra a fuerza de golpes verticales con sus pesados troncos de abeto.” (p. 52)

martes, 17 de julio de 2012

Ray Bradbury
EL HOMBRE ILUSTRADO
Barcelona, 1977, EDHASA.


“Cuando habían pasado algunas horas desde la partida de papá, le hice a mamá varias preguntas.
-Papá dice que a veces parece que no lo oyeras o que no pudieses verlo.
Y entonces mamá, serenamente, me lo explicó todo.
-Cuando empezó a viajar por el espacio, hace ya diez años, me dije a mí misma: `Está muerto. O lo mismo que muerto´. Así que pensé en tu padre como si estuviese muerto. Y cuando tu padre regresa, tres o cuatro veces al año, no es él realmente, sólo es un sueño, un recuerdo agradable. Y si el sueño se interrumpe o el recuerdo se borra, ya no puede dolerme mucho. Así que casi siempre me lo imagino muerto...
-Pero otras veces...
-Otras veces no puedo impedirlo. Preparo pasteles, y lo trato como si estuviese vivo; pero sufro mucho entonces. No, es mejor pensar que no ha vuelto desde hace diez años, y que ya nunca lo veré. Así duele menos.” (p. 109)
Charles Perrault
CUENTOS ORIGINALES
Buenos Aires, 1975, Rodolfo Alonso Editor.


“MORALEJA
Se aprende aquí que los niños,
Y sobre todo las niñas,
Bellas, apuestas y gentiles,
Muy mal hacen en escuchar a cualquiera
Y que no es nada extraño
Que haya tantas comidas por el lobo.
Y digo el lobo, porque no todos los lobos
Tienen el mismo aspecto:
Los hay de humor amable,
Callados, sin gritos ni violencia,
Que, cordiales, complacientes y cariñosos,
Persiguen a las jóvenes doncellas
Hasta en sus casas y por esas calles.
Pero ¡Ay! ¿Quién no sabe que esos lobos amistosos
Son, de todos, los más peligrosos?” (pp. 35-37)
[Esta moraleja aparece al final del cuento Caperucita Roja. Al contrario que en las versiones actuales de dicha historia, totalmente ajenas a Perrault, tanto Caperucita como su abuela terminan devoradas sin más por el astuto lobo.]

Yukio Mishima
CONFESIONES DE UNA MÁSCARA
Madrid, 2002, Espasa-Calpe.


“Las personalidades románticas están penetradas de una sutil desconfianza hacia el racionalismo, y eso conduce, a menudo, a ese acto inmoral que se llama soñar despierto. Contrariamente a lo que se cree, soñar despierto no es un proceso intelectual, sino un modo de huir del intelectualismo...” (p. 183)

domingo, 15 de julio de 2012

Élmer Mendoza
LA PRUEBA DEL ÁCIDO
Barcelona, 2011, Tusquets.


“¿Quién era él para entrar y escandalizar a los hombres más poderosos del estado? No soy más que un pinche poli pendejo y ni siquiera estoy seguro de lo que soy realmente; yo, un pobre infeliz, ¿tengo derecho a interrumpir una reunión tan chingona donde todos ríen y disfrutan? Soy un fracasado, un idiota que está robando oxígeno, ¿qué he hecho en mi vida? Nada, chuparme el dedo y ladrarle a la luna. Un cabrón que no vota, que no pide aumento, que no escribe cartas, que no tiene dirección de internet, que no ha viajado, que no cree en Dios ni en la Iglesia, vamos, ni siquiera en los pinches ovnis que ponen roja la luna. Un cabrón permanentemente abandonado que no fue capaz de identificar a su único hermano en el velorio de su madre, un pendejo que no tiene vieja y que seguramente está perdiendo la capacidad de coger como Dios manda.” (p. 165)
Marta Rivera de la Cruz
EN TIEMPO DE PRODIGIOS
Barcelona, 2006, Planeta.


“Existen muchos lugares comunes que en principio deberían ser de ayuda para orientarnos en el dolor, y, sobre todo, para salir de él. Pero ni las frases hechas, ni los buenos consejos, ni las recomendaciones resultan demasiado útiles. Ni siquiera la colaboración de quienes ya han estado allí, al otro lado de la frontera. Frente al dolor, en el dolor, uno siempre se encuentra solo.” (p. 164)