lunes, 21 de abril de 2014

José Ortega y Gasset
LA REBELIÓN DE LAS MASAS (III)
Madrid, 2009, Alianza Editorial.

 
 
“Pero al creerse con derecho a tener una opinión sobre el asunto sin previo esfuerzo para forjársela, manifiestan su ejemplar pertenencia al modo absurdo de ser hombre que he llamado «masa rebelde». Eso es precisamente tener obliterada, hermética, el alma. En este caso se trataría de hermetismo intelectual. La persona se encuentra con un repertorio de ideas dentro de sí. Decide contentarse con ellas y considerarse intelectualmente completa. Al no echar de menos nada fuera de sí, se instala definitivamente en aquel repertorio. He ahí el mecanismo de la obliteración.” (p. 94)

“Esto es lo que en el primer capítulo enunciaba yo como característico en nuestra época: no que el vulgar crea que es sobresaliente y no vulgar, sino que el vulgar proclame e imponga el derecho de la vulgaridad o la vulgaridad como un derecho.” (p. 96)

“No hay razón para negar la realidad del progreso; pero es preciso corregir la noción que cree seguro este progreso. Más congruente con los hechos es pensar que no hay ningún progreso seguro, ninguna evolución sin la amenaza de involución y retroceso. Todo, todo es posible en la historia -lo mismo el progreso triunfal e indefinido que la periódica regresión. Porque la vida, individual o colectiva, personal o histórica, es la única entidad del universo cuya sustancia es peligro. Se compone de peripecias. Es, rigorosamente hablando, drama.” (p. 102)

“Lo civilizado es el mundo, pero su habitante no lo es: ni siquiera ve en él la civilización, sino que usa de ella como si fuese naturaleza. El nuevo hombre desea el automóvil y goza de él, pero cree que es fruta espontánea de un árbol edénico. En el fondo de su alma desconoce el carácter artificial, casi inverosímil, de la civilización, y no alargará su entusiasmo por los aparatos hasta los principios que los hacen posibles.” (p. 105)
Italo Svevo
LA CONCIENCIA DE ZENO
Madrid, 2004, Gredos.


 
“La verdadera religión es precisamente aquella que no es necesario profesar en voz alta para obtener ese consuelo del que alguna vez –raramente– no se puede prescindir.” (p. 114)

“La libertad completa consiste en hacer lo que se quiere a condición de hacer también algo que guste menos. La auténtica esclavitud es la condena a la obligación de abstenerse: Tántalo y no Hércules.” (p. 159)

“La vida actual está contaminada desde las raíces. El hombre ha invadido el espacio de los árboles y los animales y ha contaminado el aire, ha cercado el libre espacio. Pueden ocurrir cosas peores. El triste y activo animal que el hombre es podría descubrir y poner a su servicio a otras fuerzas. Hay una amenaza de este tipo en el aire. Todo ello provocará una gran riqueza… en el número de hombres. Cada metro cuadrado estará ocupado por un hombre. ¿Quién nos curará de la falta de aire y espacio? ¡Sólo de pensarlo me ahogo!” (p. 512)

“Los primeros artefactos que el hombre inventó parecían prolongaciones de sus brazos y no podían resultar eficaces más que por la fuerza de esas mismas extremidades, pero en la actualidad esos aparatos no tienen ya ninguna relación con tales miembros. Es el artefacto el que produce la enfermedad al abandonar la ley que fue símbolo de la creación en toda la tierra. La ley del más fuerte desapareció y perdimos con ella la forma más saludable de selección.
(…)
Tal vez, por medio de una catástrofe inaudita que lleguen a producir esos aparatos, volvamos a la salud. Cuando los gases venenosos no basten ya, un hombre como los demás, en el secreto de una habitación en este mundo, inventará un explosivo incomparable frente al que los explosivos que actualmente existen podrán considerarse inocuos. Otro hombre, en nada diferente tampoco él de los demás, sólo que un poco más enfermo que ellos, robará ese explosivo y alcanzará el centro de la tierra para ponerlo en el punto donde su efecto alcance la máxima magnitud. Habrá una enorme explosión y la tierra, tras volver a convertirse en una nebulosa, errará por los cielos libre de parásitos y de enfermedades.” (p. 513)

viernes, 18 de abril de 2014

José Ortega y Gasset
LA REBELIÓN DE LAS MASAS (II)

Madrid, 2009, Alianza Editorial. 


“La libertad de espíritu, es decir, la potencia del intelecto, se mide por su capacidad de disociar ideas tradicionalmente inseparables. Disociar ideas cuesta mucho más que asociarlas (…) Nunca ha tenido el intelecto humano más capacidad de disociación que ahora.” (pp. 72-73; nota 2.)

“Y, sin embargo, el Poder público, el Gobierno, vive al día; no se presenta como un porvenir franco, ni significa un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de algo cuyo desarrollo o evolución resulte imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No sabe dónde va, porque, en rigor, no va, no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada. Cuando ese Poder público intenta justificarse, no alude para nada al futuro, sino, al contrario, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad: «Soy un modo anormal de gobierno que es impuesto por las circunstancias». Es decir, por la urgencia del presente, no por cálculos del futuro. De aquí que su actuación se reduzca a esquivar el conflicto de cada hora; no a resolverlo, sino a escapar de él por el pronto, empleando los medios que sean, aun a costa de acumular, con su empleo, mayores conflictos sobre la hora próxima. Así ha sido siempre el poder público cuando lo ejercieron directamente las masas: omnipotente y efímero. El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes.” (p. 78)

“Heredero de un pasado larguísimo y genial -genial de inspiraciones y de esfuerzos-, el nuevo vulgo ha sido mimado por el mundo en torno. Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado. La criatura sometida a este régimen no tiene la experiencia de sus propios confines. A fuerza de evitarle toda presión en derredor, todo choque con otros seres, llega a creer efectivamente que sólo él existe, y se acostumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como superior a él. (…) Pero las nuevas masas se encuentran con un paisaje lleno de posibilidades y, además, seguro, y todo ello presto, a su disposición, sin depender de su previo esfuerzo, como hallamos el sol en lo alto sin que nosotros lo hayamos subido al hombro. Ningún ser humano agradece a otro el aire que respira, porque el aire no ha sido fabricado por nadie: pertenece al conjunto de lo que «está ahí», de lo que decimos «es natural», porque no falta. Estas masas mimadas son lo bastante poco inteligentes para creer que esa organización material y social, puesta a su disposición como el aire, es de su mismo origen, ya que tampoco falla, al parecer, y es casi tan perfecta como la natural. (…) Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: no les preocupa más que su bienestar, y, al mismo tiempo, son insolidarias de las causas de ese bienestar. Como no ven en las ventajas de la civilización un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes esfuerzos y cautelas se pueden sostener, creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos. En los motines que la escasez provoca suelen las masas populares buscar pan, y el medio que emplean suele ser destruir las panaderías.” (pp. 86-87)
Robert Silverberg
ALAS NOCTURNAS
Barcelona, 1986, Edhasa.


“Había también muchos turistas extraterrestres, más de los acostumbrados; provenían de cien mundos distintos; algunos podían respirar nuestro aire, otros pasaban en globos herméticos, con ropas especiales, o en pequeñas cabinas de respiración de forma piramidal. No era una novedad que los extranjeros visitaran la Tierra, naturalmente, pero lo asombroso era la gran cantidad que se notaba. (…) Era como si nuestros invasores hubiesen anunciado por todas las galaxias: VISITE AHORA LA VIEJA TIERRA. CAMBIO DE ADMINISTRACIÓN.” (p. 93)

“Durante una parte del día aprendíamos las técnicas por medio de las cuales los Memorizadores recapturan el pasado de la Tierra. Visité con asombro los laboratorios donde se analizan los especímenes de terreno; vi detectores que señalan la edad de cualquier artefacto, estableciendo el desgaste de unos pocos átomos; contemplé la acción de un rayo multicolor, proyectado desde un orificio circular, que convertía en cenizas un trozo de madera, obligándolo a revelar sus secretos; vi las imágenes mismas de los hechos pasados, surgidos de una sustancia inanimada. Por doquier dejamos nuestras huellas: las partículas de luz rebotan en nuestras caras y el flujo fotónico las sujeta al medio. De él las recogen los Memorizadores, ara clasificarlas y fijarlas. (…) Vi obtener, de húmedos terrones de escoria, el relato de revoluciones y asesinatos, de cambios culturales, de tradiciones olvidadas.” (pp. 105-106)

“Tras la creación de los subhumanos se llegó al desarrollo de los superanimales: éstos, a través de la manipulación bioquímica del cerebro, lograban cumplir tareas que normalmente estaban por encima de la capacidad de su especie: perros, gatos, ratones y ganado entraron a formar parte de las fuerzas trabajadoras, mientras ciertos primates superiores se hacían cargo de funciones anteriormente reservadas a los humanos.” (pp. 115-116)

“Por lo tanto, se propuso establecer en la Tierra ciertos «recintos de estudio» para especímenes de razas inferiores. Estos recintos reproducirían el hábitat natural de las razas, y a ellos tendrían acceso los estudiosos que quisieran observar el proceso vital de sus habitantes. Sin embargo, el gasto que significaba el reunir y mantener tales especímenes era tal que pronto se hizo necesario abrir los recintos al público, con fines de entretenimiento. Así, los recintos supuestamente científicos terminaron siendo zoológicos para otras especies inteligentes.
(…)
El éxito de los primeros recintos llevó a la formación de otros. Se impusieron normas menos estrictas; no se incluyó sólo a las especies más extrañas y grotescas, sino también a ejemplares de todas las razas galácticas que no estuvieran en condiciones de efectuar protestas diplomáticas.” (pp. 117-118)

domingo, 13 de abril de 2014

José Ortega y Gasset
LA REBELIÓN DE LAS MASAS (I)
Madrid, 2009, Alianza Editorial.


“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la persistencia de estos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la «realidad» del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías.” (p. 32)

En las revoluciones intenta la abstracción sublevarse contra lo concreto; por eso es consustancial a las revoluciones el fracaso. Los problemas humanos no son, como los astronómicos o los químicos, abstractos. Son problemas de máxima concreción, porque son históricos. Y el único método de pensamiento que proporciona alguna probabilidad de acierto en su manipulación es la «razón histórica»”. (p. 37)
[Ambas citas pertenecen al Prólogo para franceses (mayo, 1937), que introduce la obra de 1930.]

“Pero esto tampoco es verdad. Ni todas las edades se han sentido inferiores a alguna del pasado, ni todas se han creído superiores a cuantas fueron y recuerdan. Cada edad histórica manifiesta una sensación diferente ante ese extraño fenómeno de la altitud vital, y me sorprende que no hayan reparado nunca pensadores e historiógrafos en hecho tan evidente y sustancioso.” (p. 61)

viernes, 11 de abril de 2014


Michel Leiris
EDAD DE HOMBRE
Pamplona, 2005, Laetoli.
 

“Desde entonces me he sentido a menudo contento de estar enfermo –a condición de no sufrir dolor-, deleitándome en el sentimiento de irresponsabilidad –y por consiguiente de libertad total- que otorga la enfermedad, en las atenciones que nos prodigan y también en la fiebre misma, cuando existe, con la sensibilidad dérmica que conlleva, estado de tensión a flor de piel plenamente eufórico.” (pp. 59-60)
 
“Volví en 1933, habiendo matado por lo menos un mito: el del viaje como medio de evasión. (…) Lo que aprendí sobre todo fue que, por muy heteróclitas que sean las manifestaciones superficiales, uno termina por permanecer siempre idéntico a sí mismo, que hay una unidad en la vida y que todo se reduce, pase lo que pase, a una pequeña constelación de cosas que tenemos tendencia a reproducir, bajo diferentes formas, un número ilimitado de veces.” (p. 179)


Georges Simenon
LA ESCLUSA NÚMERO UNO
Barcelona, 2004, Tusquets.
 

“En la escalera había una alfombra ajada, de color rojo oscuro; los peldaños estaban barnizados, y las paredes, pintadas imitando el mármol. El rellano del primer piso, con sus dos puertas oscuras y la mancha brillante del tirador de cobre muy lustrado, olía a polvo, a mediocridad y a decencia.” (pp. 25-26)
 
“Era un domingo de esos que sólo existen en los recuerdos de infancia: muy luminoso, muy nuevo; el cielo tenía un color azul de vincapervinca y el agua reflejaba las casas alargándolas. Incluso los taxis parecían más rojos o más verdes que los demás días, y las calles, desiertas y sonoras, jugaban a hacer eco a los menores ruidos.” (p. 119)

“Era esa hora en que las cosas adquieren tonos más profundos, pero permanecen inmóviles, por estar encerradas en sí mismas a la espera del crepúsculo. Era posible mirar, sin entrecerrar los ojos, el rojo sol suspendido encima de las colinas boscosas. Los reflejos del agua eran más amplios, más suntuosos, aunque con un toque de frialdad, como si ya empezasen a apagarse.” (p. 136)