domingo, 28 de septiembre de 2014

Paul Auster
INFORME DEL INTERIOR
Barcelona, 2013, Anagrama.

 

“A los dieciocho intentaste empezar un diario, pero lo dejaste al cabo de dos días, sintiéndote incómodo, cohibido, confuso sobre el propósito de la empresa. Hasta entonces, siempre habías considerado que el acto de escribir era un gesto impulsado de dentro afuera, como tender la mano a otro. Las palabras que escribías estaban destinadas a que las leyera alguien que no eras tú, una carta que deberá leer un amigo, por ejemplo, o un trabajo académico que tendrá que leer el profesor que te ha asignado la tarea, o bien, en el caso de tus poemas y relatos, que leerá una persona desconocida, un ser imaginario. El problema con el diario era que no sabías a quién debías dirigirlo, si estabas hablando contigo mismo o con otro, y en caso de que fuera contigo mismo, qué extraño y desconcertante resultaba, porque ¿para qué molestarse en contarte a ti mismo cosas que ya sabías, por qué tomarte la molestia de repasar cosas que acababas de experimentar?, y si era a otro, ¿quién era esa persona y cómo podía interpretarse como un diario el hecho de dirigirte a ella? Entonces eras demasiado joven para comprender cuánto olvidarías después, y estabas demasiado encerrado en el presente para darte cuenta de que la persona para quien escribías era en realidad tu futuro ser.” (pp. 170-171)

Philip Roth
EL TEATRO DE SABBATH
Madrid, 1997, Alfaguara.


 

“—¿Y tú? —le preguntó—. ¿Me serás fiel? ¿Eso es lo que me sugieres?
—Yo no quiero a nadie más.
—¿Desde cuándo? Veo que estás sufriendo, Drenka. No quiero que sufras, pero no puedo tomarme en serio lo que me pides. ¿Cómo justificas el deseo de imponerme unas restricciones que tú misma nunca te has impuesto? Me pides una fidelidad que nunca te has molestado en ofrecerle a tu marido y que, si hiciera lo que solicitas, seguirías negándole por mi causa. Quieres la monogamia fuera del matrimonio y el adulterio dentro. Tal vez tengas razón y ésa sea la única manera de hacerlo, pero tendrás que buscarte un viejo más recto que yo.” (p. 31)

“Lo que Sabbath detestaba del mismo modo que las personas decentes detestan la palabra joder era el término compartir.”(p. 103)

“Bueno, chicas, los dioses son alarmantes. Es un dios quien te ordena que te cortes el prepucio. Es un dios quien te ordena sacrificar a tu primogénito. Es un dios quien te ordena abandonar a tus padres e irte al desierto. Es un dios quien te envía a la esclavitud. Es un dios quien destruye, el espíritu de un dios desciende para destruir, y no obstante es un dios quien da la vida. ¿Existe algo en toda la creación tan repugnante y fuerte como este dios que da vida? El Dios de la Torá encarna el mundo en todo su horror, así como en toda su verdad. Tenéis que reconocer los méritos de los judíos, con su franqueza realmente infrecuente y admirable. ¿Qué otro pueblo tiene un mito nacional que revele tanto la conducta atroz de su Dios como la suya propia? No tenéis más que leer la Biblia, está todo ahí, los judíos que se descarrían, se vuelven idólatras, asesinan sanguinariamente, y la esquizofrenia de esos dioses antiguos. ¿Cuál es el relato bíblico arquetípico? Una historia de traición. No es más que un engaño tras otro. ¿Y cuál es la voz más grande de la Biblia? La de Isaías. ¡El loco deseo de arrasarlo todo! ¡El loco deseo de salvarlo todo! ¡La voz más grande de la Biblia es la de alguien que ha perdido el juicio! Y ese Dios, ese Dios hebreo... ¡no puedes huir de él! Lo que causa espanto no son sus rasgos monstruosos, pues muchos dioses son monstruos, eso casi parece haber sido un requisito previo, sino que no existe refugio alguno en el que puedas librarte de él. No hay ningún poder que supere al suyo. El rasgo más monstruoso de Dios, amigos míos, es el totalitarismo. ¡Ese Dios vengativo, furioso, ese cabrón que envía castigos, es definitivo!” (p. 312)
Jacques Bergier
LOS LIBROS CONDENADOS
Barcelona, 1976, Plaza & Janés.


 
“Pero la Biblioteca continuó. A pesar de las sucesivas destrucciones de que fue víctima, prosiguió su obra hasta que los árabes la aniquilaron por completo. Y, si lo hicieron, sabían por qué lo hacían. Habían destruido ya, en el propio Islam -y también en Persia- gran número de libros secretos sobre magia, alquimia y astrología. 
    La consigna de los conquistadores era «no hacen falta libros que no sean el Libro», es decir, el Corán. Así, la destrucción total de la biblioteca el 646 d. de J.C. tuvo por objeto, más que la destrucción de los libros condenados, la de los libros en general. El historiador musulmán Abd al-Latif (1160-1231) escribió: «La Biblioteca de Alejandría fue incendiada y destruida por Amr ibn-el-As, por orden del triunfador Omar.» El tal Omar se había opuesto, por otra parte, a que se escribiesen libros musulmanes, siempre siguiendo el principio de que «el libro de Dios nos basta». Era un musulmán recién convertido, extraordinariamente fanático, que odiaba los libros y había destruido muchísimos de ellos en numerosas ocasiones, porque no hablaban del Profeta.” (pp. 35-36)

Thomas Hardy
JUDE EL OSCURO
Madrid, 1972, Alianza Editorial.



“Tal es, y tal era, la hoy olvidada Shaston o Palladour. Debido a su emplazamiento, el gran problema de la ciudad ha sido la falta de agua; y desde toda la vida, según se recuerda, se han visto caballos, asnos y hombres subiendo penosamente por los caminos serpeantes hasta la ciudad, cargados con cubas y barriles que llenan en los pozos abiertos al pie de la montaña, y a los aguadores vendiendo su mercancía al precio de medio penique por cubo.
  Esta dificultad en el suministro de agua, unida a otras dos circunstancias extrañas, a saber: la del camino del cementerio, que tiene una cuesta casi tan empinada como la de un tejado por detrás de la iglesia, y el hecho de que en otro tiempo atravesara el pueblo por un período de corrupción conventual y doméstica, dio pie al dicho de que Shaston era famosa por ofrecer al hombre tres consuelos como no se los podía ofrecer ningún otro lugar del mundo. Era la ciudad donde el cementerio estaba más cerca del cielo que el campanario, donde abundaba más la cerveza que el agua y había más prostitutas que mujeres honradas. Se decía también que de la Edad Media para acá, sus habitantes se habían vuelto tan pobres que no podían pagarse sacerdotes, de ahí que se vieran obligados a echar abajo sus iglesias y prescindir completamente de rendir culto público a Dios, necesidad de la que ellos se lamentaban sentados en la taberna delante de sus vasos. En aquel tiempo parece que a los de Shaston no les faltaba el sentido del humor.” (pp. 252-253)

domingo, 21 de septiembre de 2014

William Faulkner
MIENTRAS AGONIZO
Barcelona, 2000, Anagrama.



“En aquel tiempo solía echarme muchas veces en el camastro del zaguán, a la espera de que todos durmieran, y entonces me levantaba y volvía a buscar el cubo. Normalmente estaba oscuro, muy oscuro; la quieta superficie del agua era un agujero redondo en la nada, y antes de hacerla volver a la vida al agitarla con el cazo quizá veía una estrella o dos en el cubo, e incluso en el mismo cazo cuando me inclinaba sobre él para beber.” (p. 19)

“Recuerdo que cuando yo era joven creía que la muerte era un fenómeno del cuerpo; ahora sé que no es más que una mera función de la mente –y de las mentes de quienes sufren la pérdida–. Los nihilistas dicen que es el final; los fundamentalistas, el principio. Cuando en realidad no es más que un inquilino o una familia que se muda de una casa o una ciudad.” (p. 48)

“De vez en cuando te pones a pensar en ello. No muy a menudo, no. Lo cual es bueno. Porque el Señor quiso que la gente actuara y no se pasara mucho tiempo pensando, porque el cerebro es como una especie de mecanismo: no aguanta mucho tiempo en tensión continua. Le conviene funcionar con normalidad, haciendo el trabajo diario y no utilizando ninguna de sus piezas más de lo necesario. Lo he dicho y lo vuelvo a decir: es lo que le pasa a Darl: piensa demasiado. Cora tiene razón cuando dice que lo que necesita es una esposa que lo enderece. Pero cuando pienso en ello me digo que si el estar casado es lo único que puede ayudar a un hombre, es que el hombre es casi un caso sin remedio. Pero supongo que Cora tiene razón cuando dice que la razón por la que el Señor tuvo que crear a las mujeres es porque el hombre, en lo relativo a lo que le conviene, no sabe ni dónde tiene la mano derecha.” (pp. 71-72)

“Recordaba que mi padre solía decir que la razón para vivir es prepararse para estar muerto mucho tiempo.” (p. 158)

“Como Tío Billy suele decir, un hombre no es tan diferente de un caballo o una mula, a fin de cuentas, salvo en que una mula o un caballo tiene un poco más de sentido común.” (p. 172)

“La gente parece alejarse cada vez más del viejo principio que dice que clavemos bien los clavos y limemos bien las asperezas siempre, como si lo que hacemos lo estuviéramos haciendo para nuestro uso y disfrute. Es como si alguna gente tuviera tablas buenas y pulidas para construir el edificio de un juzgado y otros no tuvieran más que madera basta para levantar un gallinero. Pero es mejor levantar un gallinero bien hecho que construir un juzgado de mala muerte, y cuando los dos se hacen bien o los dos se hacen mal no es el que sea juzgado o gallinero lo que a un hombre le va a hacer sentirse bien o mal.” (pp. 215-216)


Gershom Scholem
LA CÁBALA Y SU SIMBOLISMO
Madrid, 2009, Siglo XXI.



“Según una vieja tradición de la época talmúdica, en cada generación hay treinta y seis justos de los que depende la existencia del mundo. En una acepción mística, esta frase equivale a los «justos ocultos», es decir, aquellos cuyo carácter es ignorado por sus coetáneos e incluso muchas veces por ellos mismos. Nadie sabe, nadie puede saber quiénes son en realidad esos santos sobre los que descansa el mundo. Si desapareciese el anonimato, característica inherente a su ser, ya no serían nada. Uno de ellos es tal vez el Mesías, quien continúa oculto porque los tiempos no son dignos de él.” (p. 7)

“¿Por qué un místico cristiano tiene siempre visiones cristianas y no las de un budista? ¿Por qué un budista ve las figuras de su panteón y no –por ejemplo– la de Jesús o la Virgen? ¿Por qué un cabalista encuentra siempre en su camino hacia la iluminación al profeta Elías y no a un personaje de un mundo que le sea extraño?” (p. 18)

“¿Cuándo ha tenido el pueblo judío mayores oportunidades de realizar el encuentro con su propio genio, con su verdadera y «perfecta naturaleza», que en el horror y la derrota, en la lucha y la victoria de estos últimos años, al efectuar una utópica retirada hacia el interior de su propia historia?” (p. 141)

“Como complemento de lo expuesto (…) deseo hacer una previa presentación de la estructura judía tardía de la leyenda, tal como la describió con visión penetrante Jakob Grimm en el romántico Periódico para eremitas, del año 1808.
«Los judíos polacos modelan, después de recitar ciertas oraciones y de guardar unos días de ayuno, la figura de un hombre de arcilla y cola, y una vez pronunciado el šem hameforaš [“el nombre divino”] maravilloso sobre él, éste ha de cobrar vida. Cierto que no puede hablar, pero entiende bastante lo que se habla o se le ordena. Le dan el nombre de Golem, y lo emplean como una especie de doméstico para ejecutar toda clase de trabajos caseros. Sin embargo, no debe salir nunca de casa. En su frente se encuentra escrito emet [“verdad”], va engordando de día en día y se hace en seguida más grande y fuerte que todos los demás habitantes de la casa, a pesar de lo pequeño que era al principio. De ahí que, por miedo de él, éstos borren la primera letra, de forma que queda sólo met [“está muerto”], y entonces el muñeco se deshace y se convierte en arcilla. Pero hubo una vez uno que, por descuido, dejó crecer tanto a su Golem que ya no podía llegarle a la frente. Movido por un gran miedo, ordenó a su criado que le quitase las botas, pensando que, al doblarse, le podría llegar a la frente. Ocurrió tal como pensaba el dueño, y éste pudo felizmente borrar la primera letra, pero toda la carga de arcilla cayó sobre el judío y lo aplastó.»” (p. 192)