jueves, 25 de junio de 2015

Lynn Margulis y Dorion Sagan
CAPTANDO GENOMAS
Barcelona, 2003, Kairós.



“La similitud entre plantas y animales no es intuitivamente evidente, pero están mucho más relacionados entre sí que cada uno de ellos con las bacterias. Existe en la Naturaleza una discontinuidad mucho mayor entre las bacterias y ambos que entre cualquier planta y animal. Se trata de un concepto difícil incluso para los naturalistas y otros científicos que conocen la existencia del mundo microbiano, aunque desde finales del siglo XIX, el trabajo de centenares de científicos ha ido convergiendo sobre esta idea relativamente nueva. La mayor discontinuidad sobre el planeta no es la que media entre animales y plantas, sino la que separa a procariotas (bacterias sin núcleo encerrado en membrana celular) y eucariotas (todos los demás seres vivos formados por células nucleadas). La historia detallada de esta enorme discontinuidad está relacionada con los orígenes de las especies.” (p. 195)

“El lenguaje del cambio evolutivo no son ni las matemáticas ni la morfología generada por ordenador. Ciertamente, tampoco la estadística. Más bien parece que la historia natural, la ecología, la genética y el metabolismo necesitan ser suplementados con un conocimiento fidedigno sobre los microbios. La fisiología microbiana, la ecología y la protistología son esenciales para la comprensión del proceso evolutivo. El comportamiento de los microbios, tanto dentro de sus propias poblaciones como en sus interacciones con otros determinó el curso enrevesado y expansivo de la evolución. El mundo vivo por debajo de lo visible subyace, en última instancia, al comportamiento, el desarrollo, la ecología y la evolución del mundo de las formas de vida mucho mayores, del que formamos parte y con el que coevolucionamos. Tal vez haya quien se sienta disminuido por esta perspectiva de una evolución puntuada y movida por las uniones entre microbios pero, haciéndonos eco de las palabras de Darwin, creemos que en esta visión de la vida también hay grandeza. Aparecen formas y variaciones innumerables, pero no sólo de forma paulatina y aleatoria, sino también súbitamente y con toda su fuerza, por medio de la seducción de extraños, de la implicación y la interiorización del otro en sí mismo –vírica, bacteriana y eucariótica–, en genomas cada vez más complejos y misceláneos. La adquisición del otro reproductor, del microbio y su genoma, no es un mero espectáculo anexo. La atracción, unión, fusión, incorporación, cohabitación, recombinación –tanto permanente como cíclica– y demás acoplamientos prohibidos, son las fuentes principales de la variación que Darwin echó en falta. Sensibilidad, seducción, unión, adquisición, fusión, acomodación, perseverancia y el resto de capacidades de los microbios, no son en absoluto cuestiones irrelevantes para el proceso evolutivo, sino todo lo contrario. La incorporación e integración de genomas «ajenos» –bacterianos u otros– condujo a variaciones heredables significativas. La adquisición de genomas ha sido crucial en el proceso evolutivo a lo largo de la dilatada y compleja historia de la vida.” (p. 267-268)