miércoles, 15 de agosto de 2018


C. de la Condamine 
VIAJE A LA AMÉRICA MERIDIONAL (II) 
Madrid, 1999, Espasa Calpe. 


Lenguas de América, todas pobres.—Todas las lenguas de la América Meridional de las que tengo alguna noción son muy pobres; muchas son enérgicas y susceptibles de elegancia, singularmente la antigua lengua del Perú; pero a todas les faltan vocablos para expresar las ideas abstractas y universales, prueba evidente del poco progreso realizado por el espíritu de estos pueblos. Tiempo, duración, espacio, ser, substancia, materia, cuerpo, todas estas palabras y muchas más no tienen equivalentes en sus lenguas; no solamente los nombres de los seres metafísicos, sino los de los seres morales, no pueden expresarse entre ellos más que imperfectamente y por largas perífrasis. No tienen palabras propias que respondan exactamente a las de virtud, justicia, libertad, agradecimiento, ingratitud.” (pp. 40-41) 

“Tienen palabras que no podríamos escribir, ni aun imperfectamente, sin emplear menos de nueve a diez sílabas, y estas palabras, pronunciadas por ellos, parecen no tener más que tres o cuatro. Poettarrarorincouroac significa en su lenguaje el número tres; afortunadamente para los que tratan con ellos, su aritmética no llega más allá. Aunque parezca increíble no es el único pueblo indio que se encuentra en este caso. La lengua brasileña hablada por pueblos menos toscos, padece la misma penuria, y pasado el número tres se ven obligados, para contar, a auxiliarse de la lengua portuguesa.” (p. 48) 
[El autor se refiere al pueblo de los yameos.] 

Pueblo de los omaguas.—El nombre de omaguas, en la lengua del Perú, así como el de cambevas, que les dan los portugueses del Pará en la lengua del Brasil, significa cabeza aplastada; en efecto, estos pueblos tienen la rara costumbre de prensar entre dos maderas delgadas y planas la frente de los niños recién nacidos para procurar que tengan esta extraña figura y para que se parezcan más, según ellos dicen, a la luna llena.” (p. 51) 

“Sabido es que la variedad de nombres aplicados a idénticos lugares, y particularmente a los mismos ríos, por los diferentes pueblos que habitan en sus riberas ha sido siempre el escollo en que tropiezan los geógrafos.” (p. 80)
C. de la Condamine 
VIAJE A LA AMÉRICA MERIDIONAL (I) 
Madrid, 1999, Espasa Calpe


“Para no defraudar la expectación de aquellos que no buscan en una Relación de viajes sino acontecimientos extraordinarios y pinturas descriptivas agradables de usos extranjeros y de costumbres desconocidas, debo advertirles que no encontrarán en ésta más que muy poco que les satisfaga. No he tenido libertad de guiar al lector indiferentemente a través de todos los objetos propios para halagar su curiosidad. Un Diario histórico, escrito por mí asiduamente durante diez años, habría podido suministrarme los materiales necesarios al efecto; pero éste no era ni el lugar ni el momento adecuados de emplearlos. Su objeto era el mapa que había trazado del curso de un río que atraviesa extensos países, casi desconocidos para nuestros geógrafos.” (pp. 4-5) 

Carácter de los indios.—Tiene por base la insensibilidad. Dejo a vuestra elección si debe honrársela con el nombre de apatía o envilecerla con el de estupidez. Nace, sin duda, del corto número de sus ideas, que no se extienden más allá de sus deseos. Glotones hasta la voracidad, cuando tienen con qué satisfacerla; sobrios, si la necesidad los obliga, hasta carecer de todo, sin parecer desear nada; pusilánimes y poltrones con exceso, si la embriaguez no los transporta; enemigos del trabajo; indiferentes a todo estímulo de gloria, de honor o de reconocimiento; preocupados únicamente del presente y siempre supeditados a él; sin inquietud por el porvenir; incapaces de previsión y de reflexión; entregándose, cuando nada los atemoriza, a una alegría pueril, que manifiestan con saltos y carcajadas inmoderadas, sin objeto y sin designio, pasan su vida sin pensar y envejecen sin salir de la infancia, de la que conservan todos los defectos. 
   Si estos reproches no se refiriesen más que a los indios de algunas provincias del Perú, a los que para serlo no les falta más que el nombre de esclavos, podría creerse que esta especie de embrutecimiento nace de la servil dependencia en que viven; el ejemplo de los griegos modernos demuestra cómo la esclavitud propende a degradar a los hombres. Pero los indios de las Misiones y los salvajes que gozan de libertad son, por lo menos, tan pobres de ingenio, por no decir tan estúpidos, como los otros; no puede verse sin avergonzarse cómo el hombre abandonado a la simple Naturaleza, privado de educación y de sociedad, difiere poco de la bestia.” (pp. 39-40)


lunes, 13 de agosto de 2018

Sergio del Molino 
LA ESPAÑA VACÍA. VIAJE POR UN PAÍS QUE NUNCA FUE (II) 
Madrid, 2016, Turner. 


“El azar y lo imprevisible son cuestiones sobre las que difícilmente se puede fundar una ciencia o una narrativa, y la historia quiere ser ambas cosas a la vez.” (p. 200) 

"El carlismo no logró triunfar, pero no porque su proyecto fuera disparatado. Durante sus primeros setenta años de historia fue la mayor amenaza para el estado liberal español, por encima de los revolucionarios socialistas y anarquistas. En los siglos XX y XXI se ha visto cómo sociedades como Irán o Afganistán caían en manos de insurrecciones religiosas equiparables al carlismo. Y, aunque no logró imponerse, su persistencia como cultura política dominante en amplias regiones de España ha dejado una huella honda y perceptible. Buena parte de la retórica de los nacionalismos catalán y vasco es heredada directamente del carlismo, lo cual no es extraño porque el foralismo y la vindicación de una España anterior al siglo XVIII incluía la recuperación de lenguas vernáculas e identidades periféricas. Cuando los nacionalistas vascos y catalanes empezaron a construir sus edificios ideológicos a finales del siglo XIX, se encontraron con que los carlistas ya les habían hecho casi todo el trabajo. En las zonas de influencia carlista se cultivaban el catalán y el vasco. Parte de la prensa carlista estaba escrita en esos idiomas porque iba dirigida a campesinos que apenas dominaban el castellano. Pero no sólo eso. Los carlistas recuperaron instituciones medievales que querían contraponer a la administración moderna y liberal. Frente a las provincias, reinos. Frente a los gobernadores, juntas, generalidades y lehendakaris. Frente a la constitución, fueros." (p. 209)
Martin Lindstrom 
BUYOLOGY 
Barcelona, 2010, Gestión 2000. 


“En las culturas asiáticas, el número de peor suerte es el cuatro, puesto que, en mandarín, la palabra para ese número se lee «si», lo cual se parece peligrosamente al sonido shi que significa «muerte». Por consiguiente, en los hoteles de China y también en hospedajes asiáticos en todas partes del mundo, no existen los pisos 4 ni 44.” (p. 104) 

“Por otra parte el 8 es un número de la suerte en las culturas asiáticas, puesto que suena parecido a la palabra china para «riqueza», «fortuna» y «prosperidad». Esto explica por qué se programó el inicio oficial de los Juegos Olímpicos de verano en Beijing el 8/08/08 exactamente a las 8:08:08 p.m.” (p. 105) 

“¿Alguna vez ha entrado en un restaurante de comida rápida con la intención de pedir una saludable ensalada de lechuga en beneficio de sus arterias para terminar decidiéndose por la hamburguesa con triple de beicon y una ración grande de patatas fritas? Sucumbió ante ese olor a carbón que parecía invadir cada poro de su cuerpo, ¿verdad? No tuvo fuerzas para resistirse. 
   Ese aroma no proviene de una parrilla caliente y humeante sino de una lata marcada con el código RTX9338PIS correspondiente a la «fragancia de hamburguesa con panceta recién asada» que el restaurante esparce a través de las rejillas de ventilación.” (p. 153) 

“Recuerde que cuanto mayor sea el estrés que nos impone el mundo y cuanto mayores sean nuestros temores, más buscamos cimientos sólidos. Cuanto más buscamos cimientos sólidos, más dependemos de la dopamina. Y cuanta más dopamina se libere en el cerebro, más cosas deseamos. (…) Quizá George W. Bush sabía algo sobre el cerebro; cuando se le preguntó acerca de lo que los estadounidenses podían hacer para contribuir durante esos días y semanas de inquietud y temor que siguieron al 11-S, respondió con una sencilla palabra: «Comprar».” (p. 200)
Juan Eslava Galán 
TEMPLARIOS, GRIALES, VÍRGENES NEGRAS Y OTROS ENIGMAS DE LA HISTORIA 
Barcelona, 2013, Planeta. 


“Himmler, el antiguo criador de pollos, usuario de gafas de culo de vaso, que se creía reencarnación del emperardor Enrique el Pajarero, aspiraba a conseguir el Santo Grial e incluso le había reservado un lugar de honor en la capilla subterránea de su castillo-monasterio SS de Wevelsburg en Westfalia, donde intentaba reproducir el ambiente del castillo del rey Arturo. Ya sé lo que estará pensando el lector: ¿Y en manos de esta gente estuvo durante unos años el destino del mundo? Pues sí. Eso. Himmler, Hitler, Hess, el propio Rahn, todos morenos y tirando a bajitos y escuchimizados empeñados en demostrar su superioridad racial como pertenecientes a la raza aria.” (pp. 194-195) 

“En una relación de la época leemos: «Anda uno ahora corriendo por las calles de Sevilla, que dice que ha estado en el Infierno y ha visto a muchos conocidos [...] hombres con barba y mujercillas a docenas lo buscan en secreto y le piden, con lágrimas en los ojos, que les diga si los ha visto en el Infierno.» Engaños que siguen ocurriendo. Hoy sale en la tele una rubiasca belga que convoca a difuntos de famosos y famosillos. Lo más notable es que cuando el programa se interrumpe para dar paso a la publicidad, a la vuelta, el difunto sigue ahí, disciplinado, deseoso de dar a la médium pelos y detalles de intimidades que demuestren que en efecto es él. Ya se ve que en el otro mundo lo que sobra es tiempo, del mismo modo que en éste sobra tontería y memez.” (p. 249)
Martin Lindstrom 
SMALL DATA (II) 
Barcelona, 2016, Deusto. 


“El alcoholismo, o cualquier clase de adicción, es en su esencia una búsqueda de transformación y transcendencia. Es un escape tanto de la identidad como del lugar. La transcendencia no es posible para los humanos, pero la perseguimos hasta que morimos, enloquecemos o renunciamos a la búsqueda.” (p. 54) 

“La corrección política en última instancia deriva de dos cosas: el miedo y la tribu. ¿Quién quiere arriesgarse a ser expulsado de su género, su comunidad, su ciudad, su estado? Con más frecuencia que en ningún otro lugar del mundo, los americanos alcanzan la edad adulta escuchando que son responsables de sus propios futuros. Es un mensaje a la vez inspirador y sin piedad. Los niños que crecen en los barrios bajos de Chicago o Los Ángeles pueden algún día llegar a ser líderes políticos, comediantes exitosos, ejecutivos influyentes. Pero si no lo hacen, o pasan una mala racha, son abandonados a su suerte. La red de seguridad americana es frágil, y bajo un continuo asedio, haciendo que la posibilidad del rechazo por parte de nuestra tribu sea incluso más aterradora de lo que sería en otro sitio.” (pp. 79-80)
Sergio del Molino
LA ESPAÑA VACÍA. VIAJE POR UN PAÍS QUE NUNCA FUE (I)
Madrid, 2016, Turner. 


“Los guardianes de las esencias lamentan a menudo que la economía globalizada haya barrido la idiosincrasia de las grandes ciudades. Todas las calles comerciales de todas las capitales tienen las mismas tiendas, sucursales de multinacionales. Y no deja de ser cierto, pero es una homogeneización menor comparada con la que propiciaron en Europa el románico o el gótico, o la que mucho antes causó la romanización. Un pueblo medieval se parece más a un pueblo medieval de otro país que al pueblo de al lado de su mismo país.” (p. 45) 

“A medida que se pierden fechas, nombres y referencias concretas, se gana en sugestión y en capacidad para amarrar nuevas identidades. Es, de hecho, más sencillo identificarse con una genealogía difusa, esparcida por una geografía desconocida, que con una casa concreta de un pueblo concreto habitada en unos años concretos. Por eso es más fuerte la fe del analfabeto que apenas conoce los evangelios que la del erudito que los ha estudiado a fondo.” (p. 81) 

“Cuando una explicación sobre la conducta humana suena muy convincente, hay que sospechar de ella, pues lo verosímil a menudo no es más que una forma elegante de expresar los prejuicios. La verosimilitud es una marca narrativa y se encuentra en la narración, no en los hechos narrados. Es un requisito para dotar de sentido una historia y, por tanto, es una interpretación. Pero no depende sólo de la voluntad del narrador ni de la disposición del lector a creérsela, sino que funciona en un contexto cultural, y ese contexto se compone de arquetipos y sobreentendidos.” (pp. 93-94)