jueves, 6 de octubre de 2022

Pepe Jesús Sánchez Marín
ELEVADO EL MURO
Madrid, 2022, Polibea. 
 


“Puedo escribir locuras, decir que me gustan las parras y los racimos de uva cuando cuelgan en el mes de agosto y que hay días de alegría en los que deseo comérmelos todos, no porque tenga hambre, sino porque siento que yo soy ellos y me vestiría con pámpanos y con mi cabeza cubierta de racimos echaría a andar hasta la plaza para que todos me vieran. Sí, eso haría, y más hojas me pondría en la cabeza y otras frutas en el cuerpo.
   A veces me tumbo debajo de las higueras a escuchar las conversaciones de sus hojas. Susurran en cuanto se levanta un vientecillo aunque sea ligero y se dicen cosas. A veces, cuando llego callan y si el viento es fuerte, se agitan y gritan como avisándose unas a otras de mi presencia. No saben que soy su amigo y solo me gustaría satisfacer sus antojos, que todo en este mundo es puro capricho y también ellas tendrán los suyos, como yo que gozo juntando y acariciando las piedras blancas y lisas de la rambla. Unas veces parecen carne y otras, por mucho que las toco y las manoseo, solo encuentro polvo y arena en su piel. No sé si serán mis dedos o las piedras, que como las higueras no siempre sienten lo mismo y en cada instante solo se dejan llevar por su gusto.” (pp. 40-41)