miércoles, 29 de marzo de 2023

Maimónides
GUÍA DE LOS DESCARRIADOS (II)
Shalomhaverim.org
(EDITORIAL ORIÓN, S.R.L de C.V. MÉXICO, D.F. 1947) 



“DE LA FACULTAD Y ALCANCES DEL ENTENDIMIENTO HUMANO

    Los filósofos saben bien cuán considerablemente exceden las facultades intelectivas de unos hombres a las de otros. Hay quien acierta a descubrir por sí mismo una cosa, mientras que otro se muestra incapaz de entenderlo, aun cuando le sea enseñada agotando todas las metáforas y maneras de expresión posibles. Mas esta superioridad no es tampoco ilimitada. La mente humana tiene indudablemente sus fronteras que no puede transponer. Se sabe que al otro lado de la linde, hay cosas inaccesibles a la comprensión humana, y que el hombre no muestra deseos de alcanzar, ora convencido de que le es imposible tal conocimiento, ora percatado de que no posee los instrumentos con que vencer la dificultad. No sabemos, por ejemplo, el número de las estrellas del cielo, ni si es par o non, ni conocemos el número de los animales, minerales y plantas, y otras cosas por el estilo.
   Hay, empero, otros conocimientos que el hombre apetece mucho conocer, y los pensadores de todas las creencias y edades hicieron ahincados esfuerzos pura examinarlos e investigarlos. Discrepan entre sí, reina el desacuerdo y suscítanse constantemente nuevas dudas respecto de tales cosas, porque sus entiendimientos tratan tendenciosamente de comprenderlas, quiero decir, que se dejan arrastrar por el deseo; y cada cual cree haber dado con el camino que lleva al verdadero conocimiento de tal o cual cosa, aun cuando la razón humana no acierte a demostrarlo, con pruebas convincentes.
   Priva, sobre todo, esta confusión en los temas de metafísica; es menos común en los que atañen a la física, y desaparece por completo cuando se trata de ciencias exactas. Alejandro Afrodisio dijo que tres eran las causas que impiden a los hombres descubrir una verdad cierta: Primero, la arrogancia y vanagloria; segundo, la delicadeza, profundidad v dificultades de cualquier asunto que se examine, y tercero, la ignorancia y la falto de capacidad para comprender qué es lo que está al alcance del entendimiento. Ahora hay uno cuarta causa, es a saber, la costumbre y la educación. Naturalmente nos inclinamos a gustar de aquello a que estamos acostumbrados, que nos atrae y cautivo. El hombre ama y defiende las opiniones a que lo habituaron desde su infancia, y repugna los pareceres contrarios. Esta es también una de las causas que impiden a los hombres encontrar la verdad, haciéndolos esclavos, de la creencia común. Así acaece con las nociones que el vulgo tiene acerca de la corporeidad de Dios, y con otras muchas cuestiones que luego explicaré. A fuerza de leer ciertos pasajes bíblicos, se habitúan a respetar y recibir nociones falsas como verdaderas, tomando en sentido literal palabras que implican que Dios es un ser corporal, cuando fueron empleadas como figuras y metáforas, por razones que explicaré más adelante.
   Y no se piense que lo que hemos dicho acerca de la insuficiencia del entendimiento humano, se funde únicamente en la Biblia, pues los filósofos sostienen también lo mismo, y lo entienden cabalmente, sin que les mueva consideración alguna de religión o creencia. Se trata de un hecho que solo pueden poner en tela de juicio los que ignoran las cosas que han sido perfectamente demostradas.” (Libro Primero. Cap. XXXI)