viernes, 21 de abril de 2023

Michel Rio
MERLÍN
Madrid, 1994, Debate.
 


“-¿Qué me importa a mí que el hombre dure? exclamó irritada. Lo que cuenta soy yo, y no el hombre. Lo detesto. Es un esclavo que se resigna a su suerte y acepta para tranquilizarse todas las tonterías sobre la eternidad que le sirven los iluminados y los charlatanes. Esas pamplinas de después de la muerte, con un paraíso o un infierno en el cielo, bajo tierra o vete a saber dónde, y unos dioses grotescos o vanos como los de los griegos y los egipcios, crueles como los de los fenicios o los cartagineses, ausentes como el de los judíos o locos como el de los cristianos. Una caterva de dioses que no son sino el reflejo de la necedad, la locura o la perversidad de sus inventores. ¿Crees que a mí, Morgana, puede bastarme con ser continuada por ese hombre cuya única permanencia es la estupidez?” (pp. 57-58)

“(...) percibí con claridad, por experiencia, por qué el hombre, desde la noche de los tiempos, vivía más de leyenda que de historia, y por qué en su espíritu, al fin y al cabo, la poesía prevalecía sobre el poder. Porque la leyenda construía incansablemente una eternidad cuya mentira la historia se afanaba por demostrar.” (p. 126)
Petronio
EL SATIRICÓN
Madrid, 1978, Gredos.



“Y así, según mi opinión, la juventud, en las escuelas, se vuelve tonta de remate por no ver ni oír en las aulas nada de lo que es realmente la vida.Tan sólo se les habla de piratas con cadenas apostados en la costa, de tiranos redactando edictos con órdenes para que los hijos decapiten a sus propios padres, de oráculos aconsejando con motivo de una epidemia que se inmolen tres vírgenes o unas cuantas más; las palabras y las frases se recubren de mieles y todo -dichos o hechos- queda como bajo un rocío de adormidera y sésamo.” (pp. 29-30)

“¿Cuál es la conclusión? Hay que echar la culpa a los padres: no quieren que sus hijos se formen en una severa disciplina. En primer lugar cifran sus esperanzas, como toda su vida, en la ambición. Luego, por ver cumplidos pronto sus votos, lanzan al foro a esas inteligencias todavía muy verdes pretendiendo revestir a sus hijos recién nacidos con el ropaje de la oratoria, que es, según propia confesión, la cosa más grande del mundo. Si aceptaran unos estudios graduados, dando tiempo al joven para formar su espíritu en el estudio de la filosofía, para trabajar su estilo con despiadada crítica, para escuchar con calma los modelos que se propone imitar, para convencerse que no es lo mejor aquello que deslumbra la infancia: entonces la gran oratoria volvería a reinar con toda su autoridad.
Hoy los niños no hacen más que jugar en la escuela, los jóvenes hacen el ridículo en el foro, y, lo que es más vergonzoso que ambos extremos, nadie quiere reconocer en la vejez la desacertada enseñanza de su infancia.” (pp. 31-32)


 

Isaac Bashevis Singer
UNA VENTANA AL MUNDO Y OTROS RELATOS (II)
Madrid, 2022, Nórdica.



“Durante aquellas horas crepusculares literalmente sentí la inmortalidad de las almas.” (p. 83)

“Aquella noche de verano era de las que se dice que vuelven loca a la gente. Hacía mucho que se había puesto el sol, pero el cielo conservaba el brillo del día. Aún descendían de él oleadas de calor. Hordas de parejas paseaban por las aceras. En lugar de caminar parecían más bien estar bailando; los hombres con trajes de colores claros y sombreros de paja, las mujeres con sombreros adornados de frutas y flores, y vestidos que dejaban ver las curvas y el balanceo de sus pechos, sus caderas, sus muslos. Todos estaban ebrios de amor pero yo no podía sino mirarlos con lástima.” (pp. 84-85)
[Los textos pertenecen al relato Una ventana al mundo.]

Maimónides
GUÍA DE LOS DESCARRIADOS (V)
Shalomhaverim.org
(EDITORIAL ORIÓN, S.R.L de C.V. MÉXICO, D.F. 1947)


 

“Comenzaremos el capítulo con una parábola. Hay un rey en un palacio, y sus súbditos viven los unos en el país, los otros en el extranjero. Algunos de los que viven en el país, están vueltos de espaldas al palacio real y miran en dirección contraria; otros se muestran deseosos y celosos de entrar en el palacio, "para inquirir en su templo", y para ministrar ante el rey, pero todavía no han logrado ver ni siquiera la fachada. Algunos, consiguieron acercarse y van errabundos en derredor, buscando la puerta de entrada; otros, han cruzado ya la cancela y discurren por las antecámaras, otros, en fin, han logrado penetrar en lo más íntimo del palacio, y se hallan con el rey en la misma cámara.
   Incluso estos últimos no han visto al rey tan luego entraron en el palacio, ni le han hablado de buenas a primeras; porque, una vez dentro, hubieron menester nuevos afanes hasta que consiguieron presentarse delante del rey, unos a distancia, otros a su vera, oyendo sus palabras o hablándole
   Y ahora quiero aclararte el sentido de la parábola. Los súbditos que están en el extranjero son los hombres sin religión, tradicional u obtenida por indagación propia. Así, los Turcos que van errantes por el Norte, y los Kuchitas que viven en el sur, y los que moran entre nosotros y son semejantes a ellos. Yo los considero como seres irracionales, y no como hombres; están por debajo de la humanidad, aunque por encima de los monos, pues que tienen forma y figura del hombre y ciertas facultades mentales superiores a las de los simios.
   Los que viven en él país, vueltos de espaldas al palacio del rey, son los que tienen religión, creencias e ideas, pero se apegan a falsas doctrinas, ya sea que las adoptaran por indagación propia, ya que los recibieron de otros que los extraviaron. Por haber equivocado el rumbo, se apartan más del palacio del rey, cuanto más caminan, y son éstos peores que los de la primera clase, tanto que, en ciertas circunstancias, puede ser necesario sacrificarlos para extirpar sus doctrinas, y que no descarríen a otros.” (Libro Tercero. Cap. LIII)

Immanuel Kant
SUEÑOS DE UN VISIONARIO EXPLICADOS MEDIANTE LOS ENSUEÑOS DE LA METAFÍSICA  (II)
Cádiz, 1989,  Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz.



“Esta también parece ser, en general, la causa principal de la credibilidad de los cuentos de espíritus, que tanta acogida general encuentran, e incluso las primeras ilusiones de supuestas apariciones de hombres difuntos proceden probablemente de lisonjeras esperanzas en que se permanece todavía de algún modo después de la muerte.” (p. 109)

“Vive en Estocolmo un cierto Sr. Swedenberg, sin oficio ni beneficio, de una fortuna bastante considerable. Su única ocupación consiste en estar, como él mismo cuenta, desde hace más de veinte años en relaciones muy estrechas con los espíritus y almas difuntas, de las que pide noticia al otro mundo y a las que concede a cambio algunas del presente, y en redactar grandes volúmenes sobre sus revelaciones y viajar de vez en cuando a Londres para atender los encargos de los mismos. Pero no es reservado con sus secretos, de los que habla sin problema a todo el mundo, sin que dé la impresión de engañar o embaucar. Y del mismo modo que, si debe creérsele a él mismo, es el archivisionario entre los visionarios, debe ser también seguramente el archifantasioso entre los fantasiosos, a juzgar por las descripciones que de él hacen los que lo conocen y a juzgar por sus escritos.” (p. 119)
[Kant se refiere al teólogo, inventor y polifacético escritor sueco Emanuel Swedenborg.]

“Entendimiento y locura tienen trazadas unas fronteras tan difusas, que difícilmente se recorre un territorio amplio en uno de ellos sin hacer de vez en cuando un pequeño recorrido en el otro.” (p. 123)