viernes, 17 de mayo de 2024

Peter Wohlleben
LA VIDA SECRETA DE LOS ÁRBOLES (I)
Barcelona, 2016, Obelisco.

 

“Cuando inicié mi andadura profesional como agente forestal, sabía tanto de la vida secreta de los árboles como un carnicero de los sentimientos de los animales.” (p. 9)

“Por otra parte, hace cuatro siglos se hizo una observación en la sabana africana. Allí, las jirafas se alimentan de las acacias de copa plana, lo que a estos árboles no les gusta nada. Para ahuyentar a los grandes herbívoros, las acacias envían en cuestión de minutos sustancias tóxicas a las hojas. Las jirafas lo saben y pasan al siguiente árbol. ¿El siguiente? Primero dejan unos cuantos ejemplares a la izquierda y siguen con su festín unos cien metros más allá. El motivo es asombroso: la acacia atacada emite un gas de aviso (en este caso etileno), el cual indica a los congéneres de los alrededores que se aproxima un peligro. De esta manera, todos los ejemplares que reciben el aviso envían también sustancias tóxicas para prepararse. Las jirafas conocen este juego, por lo que avanzan un poco más a través de la sabana, donde encuentran árboles que no han sido avisados. O bien, trabajan contra el viento. Ya que los olores se expanden con el viento hacia los árboles vecinos y, si los animales se mueven en la dirección contraria del viento, encuentran acacias cercanas que no han sido avisadas de su presencia. Estos procesos también tienen lugar en nuestros bosques, bien se trate de hayas, píceas o robles. Todos detectan la presencia de alguien que merodea cerca de ellos.”(pp. 15-16)