martes, 19 de noviembre de 2024

Sigmund Freud
EL MALESTAR EN LA CULTURA Y OTROS ENSAYOS
Madrid, 1998, Alianza Editorial.




En cuanto a la cultura, su tendencia a restringir la vida sexual no es menos evidente que la otra, dirigida a ampliar el círculo de su acción. Ya la primera fase cultural, la del totemismo, trae consigo la prohibición de elegir un objeto incestuoso, quizá la más cruenta mutilación que haya sufrido la vida amorosa del hombre en el curso de los tiempos. El tabú, la ley y las costumbres han de establecer nuevas limitaciones que afectarán tanto al hombre como a la mujer. Pero no todas las culturas avanzan a igual distancia por este camino, y, además, la estructura material de la sociedad también ejerce su influencia sobre la medida de la libertad sexual restante. Ya sabemos que la cultura obedece al imperio de la necesidad psíquica económica, pues se ve obligada a sustraer a la sexualidad gran parte de la energía psíquica que necesita para su propio consumo. Al hacerlo adopta frente a la sexualidad una conducta idéntica a la de un pueblo o una clase social que haya logrado someter a otra a su explotación. El temor a la rebelión de los oprimidos induce a adoptar medidas de precaución más rigurosas. Nuestra cultura europea occidental corresponde a un punto culminante de este desarrollo. Al comenzar por proscribir severamente las manifestaciones de la vida sexual infantil actúa con plena justificación psicológica, pues la contención de los deseos sexuales del adulto no ofrecería perspectiva alguna de éxito si no fuera facilitada por una labor preparatoria en la infancia. En cambio, carece de toda justificación el que la sociedad civilizada aun haya llegado al punto de negar la existencia de estos fenómenos, fácilmente demostrables y hasta llamativos. La elección de objeto queda restringida en el individuo sexualmente maduro al sexo contrario, y la mayor parte de las satisfacciones extragenitales son prohibidas como perversiones. La imposición de una vida sexual idéntica para todos, implícita en estas prohibiciones, pasa por alto las discrepancias que presenta la constitución sexual innata o adquirida de los hombres, privando a muchos de ellos de todo goce sexual y convirtiéndose así en fuente de una grave injusticia. El efecto de estas medidas restrictivas podría consistir en que los individuos normales, es decir, constitucionalmente aptos para ello, volcasen todo su interés sexual, sin merma alguna, en los canales que se le han dejado abiertos. Pero aun el amor genital heterosexual, único que ha escapado a la proscripción, todavía es menoscabado por las restricciones de la legitimidad y de la monogamia. La cultura actual nos da claramente a entender que sólo está dispuesta a tolerar las relaciones sexuales basadas en la unión única e indisoluble entre un hombre y una mujer, sin admitir la sexualidad como fuente de placer en sí, aceptándola tan sólo como instrumento de reproducción humana que hasta ahora no ha podido ser sustituido. (pp. 47-48)

lunes, 18 de noviembre de 2024

Svetlana Alexiévich
VOCES DE CHERNÓBIL. CRÓNICA DEL FUTURO
Barcelona, 2015, Debolsillo.



“Un país estalinista. Seguíamos siendo un país estalinista.
   En las instrucciones para situaciones de guerra nuclear se dice que, en caso de amenaza de un accidente nuclear o de un ataque nuclear, es necesario aplicar de forma inmediata una profilaxis a base de yodo a toda la población. ¡En caso de amenaza! ¿Y qué es lo que teníamos aquí? 3000 microrroentgen por hora. Pero lo que les preocupaba no era la gente, sino su poder. En un país donde lo importante no son los hombres sino el poder, la prioridad del Estado está fuera de toda duda. Y el valor de la vida humana se reduce a cero.
   ¡Había modo de hacerlo! Nosotros proponíamos algunos. Sin grandes anuncios, sin generar pánico. Sencillamente con verter los preparados de yodo en los embalses de los que se extraía el agua potable, con añadirlos a la leche. Es verdad que se hubiera notado que el agua no tenía el mismo gusto, y la leche tampoco. En la ciudad se hallaban listos 700 kilos de preparado. Y allí se quedaron, en los almacenes. En las reservas secretas.
   Tenían más miedo de la ira que les podía llegar desde arriba que del átomo. Todo el mundo esperaba una llamada de teléfono, una orden. Pero no hacía nada por su cuenta. Se temía la responsabilidad personal.
(…)
   Dispongo de información de que ellos (las autoridades) sí que tomaban yodo. Cuando los exploró el personal de nuestro instituto, todos tenían la tiroides limpia. Algo imposible sin el yodo. También a sus hijos los sacaron a escondidas, lejos del desastre. Y cuando iban a visitar las zonas, ellos sí que llevaban máscaras, trajes especiales. Todos los medios que les faltaba a los demás.
(…)
   Hace ya tiempo que no es ningún secreto que en las afueras de Minsk se mantenía un rebaño especial de ganado. Cada res con su número y adscrita de manera individual. Personal. Campos especiales, invernaderos especiales. Un control especial. Y lo más repugnante. [Tras un silencio.] Nadie ha respondido de esto.  ” (pp. 360-362)

[El testimonio corresponde a Vasili Borísovich Nesterenko, exdirector del Instituto de Energía Nuclear de la Academia de Ciencias de Bielorrusia.]

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Ota Pavel
CÓMO LLEGUÉ A CONOCER A LOS PECES
Barcelona, 2012, Sajalín.



“Una vez en Luh esparcimos las setas en el granero sobre una sábana. Nos marchamos todos, a excepción de mamá, que se quedó frente a las setas, al parecer para recrearse en ellas. Pensé que estaría organizando una orgía micológica digna del emperador Nerón, que adoraba las setas cocinadas de cualquiera de las maneras.
   Cuando regresé, encontré a mamá todavía allí, las manos hundidas en una montonera de setas y el rostro empapado en lágrimas.
-¿Por qué lloras, mamá?
-¡Cuando abundan las setas comienza una guerra!
-Eso es superstición, mamá.
-Lo ha dicho la tía Karolína. Antes de la Primera Guerra Mundial, por lo visto, también crecieron de este modo. Millares de setas blancas. Y luego vinieron la penuria y la miseria.
   Al año siguiente nos ocuparon los alemanes.” (p. 35)

“Cuando me encontré mejor, reflexioné sobre qué había sido lo más hermoso de mi vida. No pensé en el amor ni en mis andanzas por el mundo. No pensé en vuelos nocturnos a través del océano, ni en mi época como jugador de hockey sobre hielo en el Sparta de Praga. Regresé de pesca a los arroyos, a los ríos, a los embalses y a las presas. Caí en la cuenta de que aquello había sido lo más hermoso que hubiera vivido jamás.
   ¿Por qué?
   No soy capaz de explicarlo con precisión, pero he intentado contarlo en este libro.” (p. 182)

domingo, 3 de noviembre de 2024

Julian Harris Salomon
ARTE Y COSTUMBRES DE LOS PIELES ROJAS (II)
Valladolid, 2006, MAXTOR.
(Edición facsímil de la edición traducida de EDICIONES HYMSA, Barcelona, 1937.)

 

“Es casi imposible describir danzas indias tal como las bailaban los indios, para que puedan reproducirse como diversión de espectadores blancos. Con frecuencia una danza india consiste en el mismo paso y serie de figuras repetidas continuamente. Así ocurre con una danza de la lluvia que presencié en Zuñi hace algunos años. Se componía de una serie de movimientos sencillos, en los que se usaba el mismo paso; sin embargo, duró desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Una danza así tendría muy poco interés si la bailaran blancos, tanto para los danzarines como para los espectadores.” (p. 273)
[La palabra zuñi hace referencia tanto a la etnia homónima y a su idioma como a la localización que dicha etnia ocupa en Nuevo México.]


 

Edith Warton
ETHAN FROME
Barcelona, 2022, ALBA.

 

“Todo novelista ha recibido alguna vez la visita de fantasmas que le insinúan buenas situaciones falsas, temas-sirena que atraen su barco hacia las rocas; se oyen más sus voces y se contempla su espejismo marino al cruzar el desierto sin agua que le espera a la mitad del camino de cualquier obra que tenga entre manos. Yo conocía muy bien los cantos de esas sirenas, y muchas veces me había atado a mi monótono trabajo hasta que se alejaban del alcance del oído, llevándose, quizá, entre sus velos multicolores, una obra de arte perdida para siempre.” (pp. 12-13)
[La cita pertenece al prólogo de la autora a la edición de 1922.]

Julian Harris Salomon
ARTE Y COSTUMBRES DE LOS PIELES ROJAS (I)
Valladolid, 2006, MAXTOR.
(Edición facsímil de la edición traducida de EDICIONES HYMSA, Barcelona, 1937.)

 

“El baile tenía mucha mayor importancia en la vida de los indios que en la nuestra. En vez de ser una diversión social y un ejercicio o pasatiempo, se asociaba con las cosas más importantes de la vida y servía para expresar toda suerte de emociones. Muchos de los bailes eran realmente ceremonias religiosas, con el fin de influir en las fuerzas sobrenaturales. Otros estaban asociados con la guerra y se celebraban antes de que saliera una expedición guerrera y también a su victorioso regreso. Había danzas cómicas, otras para curar a los enfermos, danzas de paz, danzas para celebrar la siembra y la cosecha, danzas fúnebres, cinegéticas y también algunas de tipo social. Otras se celebraban solamente por los hombres o por las mujeres, aunque también las había en que bailaban juntos. Se conocían bailes en que todos podían formar parte, y otros, en cambio, corrían a cargo de un solo bailarín. Las danzas, como las canciones, eran una propiedad particular y sólo podían ser ejecutadas por sus legítimos propietarios. Así, aunque los indios pueblos ejecutaban los bailes de sus vecinos, no lo hacían sin haber obtenido por medio de la compra o de convenio el derecho de usarlos. (…) La palabra «danza» ha sido aplicada muchas veces erróneamente por los blancos a los grandes ritos y ceremonias indios en los que la danza sólo juega un papel secundario. Así sucede en los ritos que nosotros hemos llamado falsamente danza del calumet, la del fantasma, de la serpiente y la del sol.” (pp. 248-249)