Montero Glez
CUANDO LA NOCHE OBLIGA
Barcelona, 2004, Random House Mondadori.
"Aquel día, igual que los demás
días, la Patro presentaba en su piel una tirantez de nalga de mulo. Llevaba las
mejillas brillantes, como frotadas con tocino rancio, y su papada no era una,
qué va, era media docena. Carecía de humor, lo mismo que carecía de educación o
de pescuezo y, físicamente, tenía todo el atractivo que pudo tener en su tiempo
la mujer de Cromañón, pero con la salvedad de la estatura. La patrona parecía
reducida por la minuciosa labor de un jíbaro.” (p. 26)