Sigmund Freud
EL CHISTE Y SU RELACIÓN CON LO INCONSCIENTE
Madrid, 1979, Alianza Editorial.
“El «placer de disparatar» -como pudiéramos denominarlo abreviadamente- se halla encubierto hasta su completa ocultación en la vida corriente. Para descubrirlo tenemos que colocarnos ante dos casos especiales en los que es aún visible o se hace visible de nuevo: la conducta del niño mientras aprende a manejar su idioma, y la del adulto que se halla bajo los efectos de una acción tóxica. En la época en que el niño aprende a manejar el tesoro verbal de su lengua materna le proporciona un franco placer de «experimentar un juego» (Groos) con este material y une las palabras sin tener en cuenta para nada su sentido, con el único objeto de alcanzar de este modo el efecto placiente del ritmo o de la rima. Este placer va siéndole prohibido al niño cada día más por su propia razón, hasta dejarlo limitado a aquellas uniones de palabras que forman un sentido. Todavía en años posteriores da la tendencia a superar las aprendidas limitaciones en el uso del material verbal muestras de su actividad en el sujeto, haciéndole modificar las palabras por medio de determinados afijos, transformar sus formas merced a dispositivos especiales (reduplicación) o hasta crear, para entenderse con sus camaradas de juego, un idioma especial, esfuerzos todos que después surgen de nuevo en determinadas categorías de enfermos mentales." (pp. 110-111)
"Bajo la influencia del alcohol el adulto se convierte nuevamente en niño, al que proporciona placer la libre disposición del curso de sus pensamientos sin observación de la coerción lógica. Esperamos haber demostrado que las técnicas de contrasentido del chiste corresponden a una fuente de placer. Recordemos ahora únicamente que este placer surge del ahorro de gasto psíquico y de la liberación de la coerción de la crítica.” (pp. 112)