Roger Penrose
LA NUEVA MENTE DEL EMPERADOR
Barcelona, 2009, Random House Mondadori.
“Estimulados por la ciencia-ficción que leyeron en su juventud, y convencidos de que nuestras mentes son simplemente «computadores hechos de carne» (como Marvin Minsky dijo en cierta ocasión), dan por supuesto que el placer y el dolor, la estimación de la belleza y el humor, la consciencia y el libre albedrío son capacidades que emergerán de modo natural cuando el comportamiento algorítmico de los robots electrónicos llegue a ser suficientemente complejo.” (p. 13)
[La cita pertenece al prefacio de Martin Gardner.]
LA NUEVA MENTE DEL EMPERADOR
Barcelona, 2009, Random House Mondadori.
“Estimulados por la ciencia-ficción que leyeron en su juventud, y convencidos de que nuestras mentes son simplemente «computadores hechos de carne» (como Marvin Minsky dijo en cierta ocasión), dan por supuesto que el placer y el dolor, la estimación de la belleza y el humor, la consciencia y el libre albedrío son capacidades que emergerán de modo natural cuando el comportamiento algorítmico de los robots electrónicos llegue a ser suficientemente complejo.” (p. 13)
[La cita pertenece al prefacio de Martin Gardner.]
“Se tiende a pensar que las discrepancias entre las teorías cuántica y clásica son muy insignificantes, pero de hecho subyacen también a muchos fenómenos físicos a escala ordinaria: la existencia misma de los cuerpos sólidos, la resistencia y propiedades físicas de los materiales, la naturaleza de la química, los colores de las sustancias, los fenómenos de congelación y ebullición, la fiabilidad de la herencia; estas y muchas otras propiedades familiares requieren de la teoría cuántica para su explicación. Quizá el fenómeno de la consciencia sea también algo que no puede entenderse en términos enteramente clásicos. Tal vez nuestras mentes son cualidades arraigadas en alguna extraña y misteriosa característica de las leyes físicas que realmente gobiernan el mundo en que vivimos, en lugar de ser simples características de algún algoritmo ejecutado por los llamados «objetos» de una estructura física clásica. Quizá, en cierto sentido, ésta sea el «porqué» de que debamos vivir, en tanto que seres sensibles, en un mundo cuántico en lugar de en uno enteramente clásico, a pesar de toda la riqueza y misterio que está ya presente en el universo clásico. ¿Sería necesario un mundo cuántico para que pudieran formarse a partir de sus sustancias criaturas pensantes y perceptivas, como nosotros mismos? ¡Esta pregunta parece más apropiada para un Dios, intentando construir un universo habitado, que para nosotros! No obstante, también tiene relevancia para nosotros. Si la conciencia no puede formar parte de un mundo clásico, entonces nuestras mentes deben depender de algún modo de las desviaciones concretas respecto de la física clásica." (pp. 332-333)
“En las artes podría decir que los criterios estéticos son soberanos. La estética en las artes es tema sofisticado, y los filósofos han dedicado vidas enteras a su estudio. Podría argumentarse que en matemáticas y en las ciencias, tales criterios son meramente secundarios, siendo soberano el criterio de verdad, sin embargo, parece que es imposible separar uno de otro cuando consideramos los temas de la inspiración e intuición. Mi impresión es que la fuerte convicción de la validez de un soplo de inspiración (no 100% fiable, añadiría, pero al menos mucho más fiable que el simple azar) está ligada muy estrechamente con sus cualidades estéticas. Una idea bella tiene mucha mayor probabilidad de ser correcta que una idea fea. Esa ha sido al menos mi propia experiencia, y sentimientos similares han sido expresados por otros” (pp. 599-600)
[Las cursivas pertenecen a las citas.]