Pedro Baños
ASÍ SE DOMINA EL MUNDO (III)
Barcelona, 2017, Ariel.
“Un documento estadounidense fechado en 1992, el Informe Wolfowitz, recogía que la posición hegemónica de Estados Unidos debía ser preservada frente a cualquier intento de puesta en entredicho por la vía del surgimiento de otros centros fuertes de poder en cualquier parte del mundo. Para ello, entre otras cosas, Estados Unidos debería actuar para impedir la creación de un sistema de seguridad exclusivamente europeo.” (p. 129)
“Por otro lado, los analistas franceses Labévière y Thual relatan que, al amparo de los ataques terroristas del 11-S, la Administración Bush construyó una «amenaza global» basada en una continuidad improbable entre la nebulosa Al Qaeda, Hamás, Hezbolá y cualquier otra organización armada. Esta amenaza llevó al Pentágono a elaborar una doctrina de «respuesta global», que servía principalmente para la promoción de los intereses puramente estadounidenses más que para una eficaz cooperación internacional en materia de contraterrorismo. Transgrediendo el derecho internacional en nombre de los intereses nacionales, la Administración Bush habría banalizado la noción de «guerra preventiva», generando de repente una militarización de las relaciones internacionales sin precedentes desde el fin de la Guerra Fría. En el marco de esa misma war on terror, el periodista Seumas Milne comenta que, en 2003, el primer ministro británico Tony Blair aseguró que morirían muchos menos civiles por culpa de la invasión de Irak por fuerzas estadounidenses y británicas que en un solo año de gobierno de Sadam. La realidad era que Amnistía Internacional estimaba que el número de muertes relacionadas con la represión política en aquel momento en Irak estaba en unos pocos centenares al año. Lo que sucedió fue que en los primeros cinco años posteriores a la invasión murieron entre 150.000 y más de un millón de civiles, según las estimaciones.” (pp. 198-199)
“Por su parte, la intelectualidad está integrada por aquellas personas con una sólida preparación, muchas de ellas universitarias, que —a pesar de su formación y sus amplias competencias— no han alcanzado en sus sociedades el reconocimiento sociolaboral acorde a su cualificación y prestigio, por lo que se sienten frustradas. Ante la imposibilidad de movilidad social, la yihad se convierte para ellos en una cuestión de lucha de clases. Nada nuevo, pues Mahoma empleó a los intelectuales para que aprendieran de memoria los mensajes que Alá le transmitía a través del arcángel Gabriel —comenzó a recibirlos en 610, cuando tenía cuarenta años de edad, y no le dejaron de llegar hasta su muerte en 632— y luego los escribieran, ya que él era analfabeto.” (pp. 323-324)