Pedro Baños
ASÍ SE DOMINA EL MUNDO (IV)
Barcelona, 2017, Ariel.
“Los ocho años de presidencia de Obama conforman una perfecta muestra de cómo, tras una impecable campaña mediática efectuada a escala planetaria para lavar el prestigio de Estados Unidos —deteriorado por su antecesor en el cargo, Bush— y la imagen aparentemente amable, condescendiente y tolerante del primer afroamericano que llegaba a la Casa Blanca, se ocultaban las mismas ansias hegemónicas de los anteriores presidentes estadounidenses. La diferencia estribaba en que ahora esas ambiciones eran en gran medida pasadas por alto, cuando no claramente disculpadas. Así, los escándalos como el espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) a los principales dirigentes europeos apenas quedó en una anécdota en la prensa, cuando había motivos sobrados para que las calles de las principales ciudades de Europa se hubieran llenado de manifestaciones antiamericanas.” (p. 348)
“He servido durante treinta años y cuatro meses en las unidades más combativas de las Fuerzas Armadas estadounidenses: en la Infantería de Marina. Tengo el sentimiento de haber actuado durante todo ese tiempo de bandido altamente cualificado al servicio de las grandes empresas de Wall Street y sus banqueros. En una palabra, he sido un pandillero al servicio del capitalismo. De tal manera, en 1914 afirmé la seguridad de los intereses petroleros en México, Tampico en particular. Contribuí a transformar a Cuba en un país donde la gente del National City Bank podía birlar tranquilamente los beneficios. Participé en la «limpieza» de Nicaragua, de 1902 a 1912, por cuenta de la firma bancaria internacional Brown Brothers Harriman. En 1916, por cuenta de los grandes azucareros norteamericanos, aporté a la República Dominicana la «civilización». En 1923 «enderecé» los asuntos en Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas. En 1927, en China, afiancé los intereses de la Standard Oil. Fui premiado con honores, medallas y ascensos. Pero cuando miro hacia atrás considero que podría haber dado algunos consejos a Al Capone. Él, como gánster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como marine, operé en tres continentes. El problema es que cuando el dólar americano gana apenas el seis por ciento, aquí se ponen impacientes y van al extranjero para ganarse el ciento por ciento. La bandera sigue al dólar y los soldados siguen a la bandera.” (p. 371)
[La cita pertenece a la obra War is a racket, escrita por el general estadounidense Smedley Darlington Butler.]