Barcelona, 2003, Paidós.
“Ninguna teoría actual de la personalidad puede explicar por qué a ambos miembros de una pareja de hermanos gemelos univitelinos criados por separado les gusta llevar cintas elásticas en la muñeca y simular estornudar en el ascensor cuando está abarrotado de gente.” (p. 121)
“¿Cómo le dice el genoma a un cerebro que se esté desarrollando que se diferencie en redes neuronales que estén preparadas para resolver problemas computacionales tan abstractos como reconocer una cara o pensar en los intereses de otras personas?” (p. 160)
“La oposición de derechas más contumaz a las ciencias de la naturaleza humana proviene de los sectores religiosos de la coalición, especialmente del fundamentalismo cristiano. Quien no crea en la evolución no va a creer en la evolución de la mente, y quien crea en un alma inmaterial no va a creer que el pensamiento y el sentimiento consisten en un procesado de información que tiene lugar en los tejidos del cerebro.
La oposición religiosa a la evolución se alimenta de varios miedos de índole moral. Lo más evidente es que la evolución cuestiona la verdad literal bíblica de la historia de la creación y, por consiguiente, la autoridad que de ella obtiene la religión. En palabras de un sacerdote creacionista: «Si la Biblia se equivoca en cuestiones biológicas, ¿por qué voy a creer en ella cuando habla de la moral y la salvación?».” (p. 199)