martes, 1 de septiembre de 2020

Carlo Rovelli
EL ORDEN DEL TIEMPO (II)
Barcelona, 2020, Anagrama.


Esta es la desconcertante conclusión que emana del trabajo de Boltzmann: la diferencia entre pasado y futuro hace referencia a nuestra visión desenfocada del mundo. Tal conclusión nos deja estupefactos: ¿es posible que esta sensación mía tan vívida, elemental, existencial -el discurrir del tiempo- dependa del hecho de que no percibo el mundo en sus más diminutos detalles? ¿Que sea una especie de error de perspectiva debido a mi miopía? ¿De verdad, si pudiera ver y tomar en consideración la danza precisa de los miles de millones de moléculas, el futuro sería «como» el pasado? ¿Podría tener el mismo conocimiento -o ignorancia- del pasado que del futuro? Es cierto que nuestras intuiciones sobre el mundo a menudo son erróneas; pero ¿es posible que el mundo sea tan profundamente distinto de nuestra intuición?
    Todo esto socava la base de nuestra forma habitual de comprender el tiempo. Genera incredulidad, tal como ocurrió con el movimiento de la Tierra. Pero, como en dicho movimiento, la evidencia es aplastante: todos los fenómenos que caracterizan el fluir del tiempo se reducen a un estado «particular» en el pasado del mundo, que solo resulta ser «particular» por el desenfoque de nuestra perspectiva.” (pp. 31-32)
[Ludwig Boltzmann (1844-1906), fue un físico vienés que dedicó sus investigaciones a los campos de la termodinámica y la entropía. Las cursivas pertenecen al texto.]

Cuando no somos capaces de formular un problema con precisión, a menudo no es porque el problema sea profundo, sino porque es un falso problema.” (p. 149)