domingo, 25 de octubre de 2020

Santiago Lorenzo
LAS GANAS
Barcelona, 2014, Blackie Books.



“El ciempiés no es afortunado porque Dios lo pusiera a la distancia exacta del sol para que ni se achicharrara ni se congelara. Primero estaba el sol. Luego el ciempiés se arrimó a donde vio condiciones, y Dios váyase a saber si tiene idea de que el bichito existe. Con María pasó igual. María era el sol. Sólo tenía que transcurrir algo de tiempo para que un artrópodo se le acoplara magnetizado. Las especies son las que se adecúan al medio, y una especie de novios se adosaron al medio placentero que María siempre ha sido. Alguno era muy bello. Al fin, conoció al más válido de todos. Un sujeto admirable y feo como él solo, al que le faltan dos dedos y le sobra mucha oreja. Lo cual jamás ha impedido a María estar convencida de que pasará con él muchas décadas, si no todas. Se llama Jacinto. Viven María y él como les da la gana, derecho reservado a quienes saben qué es lo que les da la gana y qué no.” (pp. 239-240)