¡MUUU! (I)
Barcelona, 2013, Seix Barral.
“Él le explicó qué eran los molinos de viento (malos para los pájaros), los parabrisas (malos para los insectos) y las centrales nucleares (malas para todos). Le explicó lo que son los roqueros (debajo de los pelos está la persona) y las motos (cosas que no se deberían usar sin manos. Y no, una vaca tampoco debería ir en ellas). Luego el gato vio otro letrero amarillo y anunció:
—Sólo quedan cinco kilómetros para Cuxhave.
—Dime, ¿dónde aprendiste a descifrar los signos de las personas?
—Con la mía ama —respondió Giacomo apesadumbrado—. Sempre leía libros en voz alta, y mientras io me tumbaba en su hombro y miraba las letras...
—¿Qué es un ama? —lo interrumpí, agradeciendo que algo me distrajera del hecho de que la India parecía inalcanzable.
—La persona a la que pertenecía.
De manera que, al igual que nosotras, el gato también había estado en posesión de una persona. Si a todos los animales les sucedía lo mismo y ello constituía el orden natural del mundo, la naturaleza era algo de lo más antinatural.
—Y ¿tu ama también comía vacas? —pregunté.
—No, ella non comía carne.
—Entonces, ¿sólo comía hierba?
—No, con la hierba hacía algo distinto.
—¿Qué?
—Se la fumaba.
La respuesta me sorprendió.
—Y la mía ama adoraba las setas psicodélicas. Las compartía con me, y luego nos pasábamos tutta la noche riéndonos y veíamos unos colores bellísimos...
Me recordó a las setas que crecían al otro lado de nuestros pastos.
—Perdí a la mía ama, y fue sólo, sólo mea culpa.
El gato empezó a sollozar, y noté que sus lágrimas me caían en la piel. Me pareció poco delicado preguntarle qué había hecho exactamente para perder a su ama, de manera que seguí andando en silencio. Ni siquiera dije nada cuando se sonó ruidosa y húmedamente en mí, y lo dejé hacer sin más.” (pp. 98-99)