martes, 16 de febrero de 2021

Max Aub
MUCHA MUERTE (II)
Granada, 2011, Cuadernos del Vigía.


“«Cúlpese a todos y a cualquiera de mi muerte absolutamente involuntaria, así acabé yo con mis días.
  Como es natural, primero a mis padres, por haberlo hecho posible. A mi esposa porque pede, ronca, le hiede el aliento, tiene celos absurdos y me exige ejercicios que ya no estoy en edad de llevar a cabo, a mi hijo Enrique porque me desprecia, a mi hija Isabel porque se ha olvidado de mí enredada en su 'vida social', los hijos y su vanidad; a mi yerno Guillermo González Oltra porque me trata con una familiaridad insolente a la que nunca di pie. A mi amigo Juan Ramón Olivares porque habló mal de mí, la última vez que me conste, el 16 de febrero en el café Madrid, ante Rufino Velásquez y Valeriano Gómez Ruiz; a Esteban Romero, mi jefe, que con veinte años menos, se permite tratarme como un recién llegado al Ministerio; ¡él, que tomó posesión hace dos años!; a mi médico que no acaba de curarme una erisipela en la pierna izquierda; al repartidor de los periódicos que semana tras semana deja de entregarlo los domingos; a la criada que no deja que le meta mano; a Dios que permite todo esto».” (pp. 129-130)

[El texto pertenece a la obra De suicidios nuevos.]