viernes, 14 de mayo de 2021

Umberto Eco
CINCO ESCRITOS MORALES (III)
Barcelona, 2006, Debolsillo.




“Fundamentalismo, integrismo, racismo pseudocientífico son posiciones teóricas que proponen una doctrina. La intolerancia se plantea ante cualquier doctrina. En este sentido, la intolerancia tiene raíces biológicas, se manifiesta en los animales como territorialidad, se funda en reacciones emotivas a menudo superficiales: no soportamos a los que son diferentes de nosotros, porque tienen la piel de un color diferente, porque hablan una lengua que no comprendemos, porque comen ranas, perros, monos, cerdos, ajo, porque se hacen tatuajes...
    La intolerancia por lo diferente o por lo desconocido es natural en el niño, tanto como el instinto de apoderarse de todo lo que desea. Al niño se lo educa a la tolerancia poco a poco, así como se lo educa al respeto por la propiedad ajena y, antes aún, al control del propio esfínter. Desafortunadamente, si todos llegan al control del propio cuerpo, la tolerancia sigue siendo un problema de educación permanente en los adultos, porque, en la vida cotidiana, estamos expuestos siempre al trauma de la diferencia. Los estudiosos se ocupan a menudo de las doctrinas de la diferencia, pero no lo suficiente de la intolerancia salvaje, porque escapa a a cualquier definición o posición crítica.” (pp. 126-127)