viernes, 12 de noviembre de 2021

Charles Willeford
GALLO DE PELEA (I)
Barcelona, 2015, Sajalín.



“Tiene gracia. Uno puede hacerle una promesa a su Dios y romperla cinco minutos después sin pararse a pensar en ello nunca más. Uno puede faltar también a promesas solemnes hechas a su madre, esposa o ser más querido con un indolente encogimiento de hombros y, salvo por una punzada de mala conciencia leve y momentánea, tampoco preocuparse demasiado. Pero si alguna vez uno rompe una promesa consigo mismo, se desintegra. Toda su personalidad y carácter se hacen pedazos, y nunca vuelve a ser el mismo. ” (p. 93)