Arthur Schopenhauer
EL ARTE DE HACERSE RESPETAR Madrid, 2008, Alianza Editorial.
“Es connatural al hombre, como a los animales irracionales, responder a cualquier encuentro agresivo de manera agresiva, así como un perro gruñe cuando se le molesta, acaricia cuando es acariciado, etc. En ninguna parte del mundo la gente recibe con indiferencia los insultos o los golpes. Respondemos que no es esto lo que estamos pidiendo. Los insultos generan insultos aún mayores, y los golpes, golpes aún más fuertes; hasta ahí llega la naturaleza. Pero «a una bofetada se responde con una puñalada» es una superstición caballeresca y, en general, toda retribución semejante es asunto de la ira, no del honor y del deber, como se la ha querido etiquetar. El pueblo llano, fiel en esto a la naturaleza, se comporta del modo previamente descrito, por lo que —al menos en Alemania— el homicidio es mucho más raro entre el pueblo que entre los estamentos superiores; lo cual da mucho que pensar acerca del supuesto nivel cultural de estos últimos. En efecto, si no la ofuscara un falso principio del honor, una cultura del espíritu debería alejar al hombre —incluso cuando se lo hubiera provocado— no sólo de los insultos, sino también de los golpes; haciéndole ver que con ellos se estaría equiparando a la gente más ruin y tosca, y descendiendo a la arena de la naturaleza puramente animal.” (p. 97)