Kazuo Ishiguro
UN ARTISTA DEL MUNDO FLOTANTE (III)
Barcelona,1989, Anagrama.
“–Oji, ¿por qué se mató el señor Naguchi?
–No sabría decírtelo con seguridad, Ichiro. No le conocí personalmente.
–Pero ¿era un hombre malo?
–No, no lo era. Sólo fue un hombre que trabajó mucho por lo que él consideraba bueno. Pero al acabar la guerra, todo cambió. Las canciones que había compuesto el señor Naguchi se habían hecho muy populares en todo Japón, no sólo en esta ciudad. Las ponían en la radio y en los bares, y la gente como tu tío Kenji las cantaba en el ejército cuando desfilaba o antes de una batalla. Después de la guerra el señor Naguchi pensó que…, bueno, que había cometido un error componiendo esas canciones. Pensó en toda la gente que había muerto, en todos los muchachos de tu edad que ya no tenían padres, pensó en cosas así y, en fin, pensó que se había equivocado con esas canciones y sintió que debía pedir perdón a los que habían sobrevivido, a los muchachos que ya no tenían padres y a los padres que habían perdido a sus hijos. Quiso manifestar su pesar a esa gente y creo que por eso se mató. El señor Naguchi no fue una mala persona ni mucho menos. Tuvo el valor de reconocer los errores que había cometido. Fue muy valiente y digno de admiración.” (p. 166)
[El diálogo hace referencia a la II Guerra Mundial.]
–No sabría decírtelo con seguridad, Ichiro. No le conocí personalmente.
–Pero ¿era un hombre malo?
–No, no lo era. Sólo fue un hombre que trabajó mucho por lo que él consideraba bueno. Pero al acabar la guerra, todo cambió. Las canciones que había compuesto el señor Naguchi se habían hecho muy populares en todo Japón, no sólo en esta ciudad. Las ponían en la radio y en los bares, y la gente como tu tío Kenji las cantaba en el ejército cuando desfilaba o antes de una batalla. Después de la guerra el señor Naguchi pensó que…, bueno, que había cometido un error componiendo esas canciones. Pensó en toda la gente que había muerto, en todos los muchachos de tu edad que ya no tenían padres, pensó en cosas así y, en fin, pensó que se había equivocado con esas canciones y sintió que debía pedir perdón a los que habían sobrevivido, a los muchachos que ya no tenían padres y a los padres que habían perdido a sus hijos. Quiso manifestar su pesar a esa gente y creo que por eso se mató. El señor Naguchi no fue una mala persona ni mucho menos. Tuvo el valor de reconocer los errores que había cometido. Fue muy valiente y digno de admiración.” (p. 166)
[El diálogo hace referencia a la II Guerra Mundial.]