sábado, 10 de diciembre de 2011

Donald Spoto
NOTORIUS. LA VIDA DE INGRID BERGMAN
Madrid, 2000. T&B EDITORES.



"Mi tío, en vez de reírse de mí, solía ponerse furioso, porque era fanáticamente religioso y creía que el teatro era obra del demonio." (p. 33)
[Palabras de Ingrid Bergman referidas a las representaciones teatrales domésticas que hacía cuando era niña.]

"Al contrario que muchas sociedades, los Estados Unidos han puesto en el mercado -pero sólo desde la Segunda Guerra Mundial- el curioso mito de la madre maravillosa, que cuida de Dick y de Jane, los llama a ellos y a su perro para cenar y domina fácilmente el acto de imposible equilibrio de sus deberes como cocinera, doncella, niñera y maestra. De sus obligaciones de ser una fiel y satisfactoria esposa no se ha dicho nunca nada: esto siempre se ha considerado <<natural>>. (...) A este respecto es interesante observar que la cultura norteamericana presumía de que los padres estaban en su mayor parte ausentes del hogar, manteniendo día a día a sus familias con su trabajo, a menudo en viaje de negocios, preocupados por trepar por la escala laboral de su compañía y normalmente capaces de dedicar tan sólo una pequeña parcela de su tiempo a sus hijos. Eso estaba bien, eso era <<natural>> también. Se esperaba que las madres fueran brillantes horneadoras de galletas con trocitos de chocolate, criadas para todo, siempre preparadas con tiritas, vasos de leche, respuestas a las preguntas de geografía y aritmética y una interminable paciencia para las exigencias de los chicos." (p. 159)