domingo, 4 de diciembre de 2011

Luis Landero
MEMORIAS DE UN HOMBRE INMADURO
Barcelona, 2009, Tusquets.


"Y es que la vida soporta toda la fantasía que uno quiera meterle. La vida lo soporta todo. Toda la estupidez, toda la belleza, todo el tedio, todo el horror; hasta lo imposible soporta la vida. ¿Cómo entonces vamos a aprender nunca el oficio este de vivir?" (p. 194)

"Creo que ya le dije que los mejores pensamientos son los que llevan en su zurrón un poco de poesía. ¿Cómo decir? Uno no puede adentrarse en los abismos del conocimiento con la mera razón. Hace falta algo más, una inspiración, un pálpito, un rapto de locura, o unas cuantas palabras afortunadas que nos franqueen el paso hacia esos parajes adonde la razón no llega porque ignora la contraseña que abre la puerta del misterio. Yo creo que la inteligencia es como una lámpara que sólo se puede encender en toda su luz con la chispa de la intuición." (p. 222)

"¿Usted no sabe que los muertos mantienen durante quince días el sentido del oído? Sí, siguen oyendo. Pueden oír los pasos sobre su tumba. Eso lo contó una vez alguien en el Maracaná, con gran acopio de argumentos científicos. Y don Obvio dijo: <<Pero ese oír de los muertos, ¿tiene que ver con la conciencia o son sólo ruidos captados por una leve vibración en las membranas auditivas todavía tensas?>>. Y el otro se sulfuró y dijo: <<¡Que no, joder, que oyen, cómo cojones se lo voy a decir! Está demostrado. Como estamos oyendo ahora nosotros. Durante quince días. Ni uno más ni uno menos.>>" (pp. 224-225)