Susan Sontag
CUESTIÓN DE ÉNFASISMadrid, 2007, Alfaguara.
"no pienso a menudo en lo que para mí representa Europa en cuanto estadounidense, pienso en lo que representa para mí en cuanto escritora, en cuanto ciudadana de la literatura; la cual es una ciudadanía internacional.
Si he de describir lo que para mí representa Europa como estadounidense, comenzaría por la liberación. La liberación de lo que en Estados Unidos pasa por cultura. La diversidad, seriedad, exigencia, densidad de la cultura europea constituye un punto de Arquímedes desde el que puedo, mentalmente, mover el mundo. No puedo desde Estados Unidos, desde lo que me ofrece la cultura estadounidense, como un conjunto de criterios, como legado. De ahí que Europa sea esencial para mí, más esencial que Estados Unidos, aunque todas mis estancias en Europa no me conviertan en una expatriada." (pp. 317-318)
[La cita pertenece al artículo "La idea de Europa (otra elegía más)".]
"Siendo ciudadana de un país cuya cultura política y ética promueve y reafirma la desconfianza, el miedo y el desprecio hacia los intelectuales (reléase a Tocqueville), el país con la tradición antiintelectual más desarrollada del planeta, me inclino por una visión menos hastiada del papel de los intelectuales que la de mis colegas europeos. (...)
Por supuesto, sería hablar demasiado bien de los intelectuales esperar que la mayoría tenga el gusto de protestar contra la injusticia, defender a las víctimas, poner en entredicho las reinantes piedades autoritarias. La mayoría de los intelectuales son tan conformistas -tan dispuestos, digamos, a apoyar la prosecución de guerras injustas- como la mayoría de las personas que ejercen profesiones ilustradas. La cantidad de personas que han dado buena reputación a los intelectuales, como alborotadores, voces de la conciencia, siempre ha sido exigua. Los intelectuales que toman partido responsablemente y se colocan en primera línea por sus convicciones (en oposición a la firma de peticiones) son mucho menos comunes que los intelectuales que adoptan posiciones públicas por deliberada mala fe o ignorancia desvergonzada acerca de lo que se está pronunciando: por cada André Gide o George Orwell o Norberto Bobbio o Andrei Sajarov o Adam Michnik, diez Romain Rolland o Ilya Ehrenburg o Jean Baudrillard o Peter Handke, etcétera, etcétera." (p. 328)
[La cita pertenece al artículo "Respuestas a un cuestionario".]