sábado, 30 de agosto de 2014


Harold Bloom
CÓMO Y POR QUÉ LEER
Barcelona, 2000, Círculo de Lectores.



“Leer bien es uno de los mayores placeres que puede proporcionar la soledad, porque, al menos según mi experiencia, es el más saludable desde un punto de vista espiritual. Hace que uno se relacione con la alteridad, ya sea la propia, la de los amigos o la de quienes pueden llegar a serlo. La invención literaria es alteridad, y por eso alivia la soledad. Leemos no sólo porque nos es imposible conocer a toda la gente que quisiéramos, sino porque la amistad es vulnerable y puede menguar o desaparecer, vencida por el espacio, el tiempo, la falta de comprensión y todas las aflicciones de la vida familiar y pasional.” (p. 13)

“No puedo menos que sentirme escéptico ante la tradicional esperanza social que da por sentado que el crecimiento de la imaginación individual ha de conllevar inevitablemente una mayor preocupación por los demás, y pongo en cuarentena toda argumentación que relacione los placeres de la lectura personal con el bien común.” (p. 19)

“Con frecuencia, aunque no siempre nos demos cuenta, leemos en busca de una mente más original que la nuestra.” (p. 22)

“En los cuentos de primer orden, la realidad se vuelve fantástica y la fantasmagoría desconcertantemente mundana. Tal vez sea por eso por lo que hoy en día muchos lectores rehúyen los libros de cuentos y prefieren comprar novelas, incluso si los cuentos son de mucha mayor calidad.” (p. 69)

“Toda la mala literatura es parecida, pero la que merece el calificativo de grande es de una diversidad pasmosa, y los géneros constituyen auténticas divisiones dentro de ella.” (p. 149)

“Contemporáneos exactos (puede que hayan muerto el mismo día), es evidente que Shakespeare había leído el Quijote pero muy improbable que Cervantes hubiese siquiera oído hablar del dramaturgo inglés.” (p. 152) 

“Hay partes de sí mismo que el lector no conocerá totalmente hasta que no conozca lo mejor posible a don Quijote y Sancho Panza.” (p. 158)


Harold Bloom
¿DÓNDE SE ENCUENTRA LA SABIDURÍA?
Madrid, 2006, Santillana.

“Nuestra civilización sigue escindida entre un conocimiento y una estética helenas y una moralidad y religión hebreas. Podríamos decir que la mano de la civilización occidental (y de hecho de gran parte de la oriental) tiene cinco dedos heterogéneos: Moisés, Sócrates, Jesús, Shakespeare y Freud.” (p. 55)

“La enseñanza más profunda de Nietszche, a medida que lo leo, es que el auténtico sentido es doloroso y que el mismo dolor es el sentido.” (p. 264)

“Puede que el siglo XXI esté dominado por guerras religiosas entre algunos elementos del islam y una emergente alianza entre hindúes, judíos y cristianos. (…) La guerra es la más terrible de las necedades y la guerra religiosa es una aterradora manifestación de cómo las ideas se transforman en acontecimientos.” (p. 337)

“La sola lectura no nos salvará ni nos hará sabios, pero sin ella nos hundiremos en la muerte en vida de esta versión simplificada de la realidad que Estados Unidos, como tantas otras cosas, impone al mundo.” (p. 343)


LA SANTA BIBLIA
Madrid, 1976, Ediciones Paulinas.


"Yo, Cohelet, he sido rey de Israel en Jerusalén. Y consagré mi corazón a investigar y a observar por la sabiduría todo lo que se hace bajo los cielos. Es ésta una penosa ocupación que Dios ha dado a los hijos del hombre para que trabajen en ella. He visto todo lo que se hace bajo el sol, y he aquí que todo es vanidad y anhelo de viento. (…) Y me dediqué a conocer la sabiduría y la ciencia, la locura y la necedad, y comprendí que también eso es anhelo de viento. Porque donde hay mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien aumenta la ciencia, aumenta el dolor." (Eclesiastés, 1:12-17; pp. 778-779)


Shan Sa
LA PUERTA DE LA PAZ CELESTE
Barcelona, 2001, Planeta.



“El sol inflamaba una gran extensión de tejas doradas. Pagodas pintadas, torres cargadas de esculturas de dragones, el gigantesco tejado de los palacios por encima de los altos muros de la Ciudad Prohibida se perfilaban majestuosamente. Pero el teniente Zhao sólo vería en ello una opulencia basada en la explotación del pueblo y, por esta razón, no sería seducido por las escalinatas de mármol blanco ni por las columnas de sándalo esculpido. No le gustarían los muros cubiertos de fantásticos frescos, ni los muebles incrustados de oro, ni las colgaduras bordadas antaño por las más hábiles manos de China.” (pp. 17-18)
 
“Unos lejanos gritos atravesaron la noche. Poco a poco, una claridad diáfana invadió el saloncillo. Oyó la agitación alegre y nerviosa de los gorriones en el saledizo. Nacía el día.” (p. 33)

“Día de otoño, 

la alada lluvia  
viene y se va.” (p. 52)

“Las montañas, el bosque, las calles,
los pájaros incluso
dejan de rumorear:
Es la hora,
atraviesas el inmenso bosque de sauces llorones,
para acudir  

a mi sueño.” (p. 57)

“Hoy, por fin, comprendo el error que estuvo a punto de rubricar mi perdición: le pedí demasiado a la vida, pensé que me debía la felicidad y la serenidad. En realidad, la vida no ofrece el bien ni el mal. La felicidad es un fruto que se cultiva y se recoge en el alma. No puede recibirse del exterior.” (p. 72)

“-¿Sabes?, en la cima de cada montaña hay una puerta celeste.” (p. 95)

Elena Alonso Frayle
LA EDAD DE LA ANESTESIA
Zaragoza, 2014, Edelvives.


 
“-Me da la sensación –continuó- de que vive atormentado por la vergüenza de no haber hecho nada. Pero la verdad es que no conoció otra cosa, no tenía muchas alternativas. El Muro ya existía cuando él nació. Llegó a un mundo en el que solo había una versión oficial de la realidad. Él mismo me explica a menudo que la verdadera función del Muro fue la opacidad. En realidad, no era imposible de sortear: no era tan alto que no pudiera ser escalado; uno podía, en teoría, saltar al otro lado y, de hecho, ya sabemos que hubo quien lo consiguió. No, su más temible perversidad no descansaba en su condición de obstáculo físico, sino en su función de blindaje: no permitía a la gente ver lo que ocurría más allá, ni en sentido real ni en sentido figurado. Los dejaba solos, aislados, respirando una y otra vez el mismo aire viciado, enrarecido.” (p. 121)
[La cita se refiere, obviamente, al Muro de Berlín.]

sábado, 16 de agosto de 2014

Haruki Murakami
CRÓNICA DEL PÁJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO
Barcelona, 2006, Tusquets.
 


Cuando uno se acostumbra a no conseguir nunca lo que desea, ¿sabes qué pasa? Que acaba por no saber incluso lo que quiere.” (p. 82)

“Pero yo detestaba leer sus escritos, ver su imagen en televisión. Tenía ingenio, sin duda, y también talento. Eso lo reconozco incluso yo. Con cuatro palabras dejaba en un santiamén fuera de combate a su oponente. Poseía un instinto animal para saber a cada instante la dirección del viento que soplaba. Pero cuando escuchabas sus opiniones o leías sus escritos con atención, comprendías enseguida que Noboru Wataya carecía de coherencia. No tenía una visión del mundo asentada en convicciones profundas. Era un mundo construido combinando diversos sistemas superficiales de pensamiento. En un instante podía cambiar a su gusto la combinación según la necesidad del momento. Unas combinaciones y permutaciones intelectuales muy ingeniosas. Tanto, que casi podría calificárselas de artísticas. Pero para mí, si se me permite decirlo, no eran más que un simple juego. La única coherencia en sus opiniones era la sistemática falta de coherencia, y la única visión del mundo era una visión del mundo que no precisaba visión del mundo. Esta vaciedad constituía, paradójicamente, su patrimonio intelectual. Coherencia y una firme visión del mundo no eran necesarias en la lucha operativa intelectual de los medios de comunicación cuyo tiempo se fragmenta en segundos.” (p. 86)

“Para la opinión pública, la coherencia es algo del todo prescindible. Lo que la gente reclama es que aparezca en pantalla una lucha de gladiadores intelectuales, y lo que quiere ver allí es cómo corre, roja, de modo espectacular, la sangre. Que alguien diga el lunes una cosa y la contraria el jueves es algo que no tiene la menor importancia.” (p. 87)

“El amanecer en Mongolia es algo magnífico. En un instante, el horizonte se convierte en una débil línea que flota en la oscuridad y, después, la línea sube más y más. Como si, desde el cielo, se alargara una gran mano que levantase despacio el velo de la noche de la superficie de la tierra. Era una vista sublime. Esa majestuosidad, como he dicho antes, sobrepasaba de lejos los límites de mi conciencia como ser humano. Contemplando el alba, sentí cómo mi vida se desdibujaba poco a poco, diluyéndose en la nada.” (p. 157)
 

sábado, 2 de agosto de 2014


Mario Vargas Llosa
LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO
Madrid, 2013, Santillana.


“Para esta nueva cultura, son esenciales la producción industrial masiva y el éxito comercial. La distinción entre precio y valor se ha eclipsado y ambas cosas son ahora una sola, en la que el primero ha absorbido y anulado el segundo. Lo que tiene éxito y se vende es bueno y lo que fracasa y no conquista al público es malo. El único valor es el comercial. La desaparición de la vieja cultura implicó la desaparición del viejo concepto de valor. El único valor existente es ahora el que fija el mercado”. (pp. 31-32)

“En las artes plásticas la frivolización ha llegado a extremos alarmantes. La desaparición de mínimos consensos sobre los valores estéticos hace que en este ámbito la confusión reine y reinará por mucho tiempo, pues ya no es posible discernir con cierta objetividad qué es tener talento o carecer de él, qué es bello y qué es feo, qué obra representa algo nuevo y durable y cuál no es más que un fuego fatuo. Esa confusión ha convertido el mundo de las artes plásticas en un carnaval donde genuinos creadores y vivillos y embusteros andan revueltos y a menudo resulta difícil diferenciarlos. Inquietante anticipo de los abismos a que puede llegar una cultura enferma del hedonismo barato que sacrifica toda otra motivación y designio a divertir.” (p. 49)

“La contrapartida es que, cuando el gusto del gran público determina el valor de un producto cultural, es inevitable que, en muchísimos casos, escritores, pensadores y artistas mediocres o nulos, pero vistosos y pirotécnicos, diestros en la publicidad y la autopromoción o que halagan con destreza los peores instintos del público, alcancen altísimas cotas de popularidad y le parezcan, a la inculta mayoría, los mejores y sus obras sean las más cotizadas y divulgadas." (p. 181)

“ninguna Iglesia es democrática. Todas ellas postulan una verdad, que tiene la abrumadora coartada de la trascendencia y el padrinazgo abracadabrante de un ser divino, contra los que se estrellan y pulverizan todos los argumentos de la razón, y se negarían a sí mismas –se suicidarían- si fueran tolerantes y retráctiles y estuvieran dispuestas a aceptar los principios elementales de la vida democrática como son el pluralismo, el relativismo, la coexistencia de verdades contradictorias, las constantes concesiones recíprocas para la formación de consensos sociales”. (pp. 191.192)

“Si se trata sólo de entretener, de hacer pasar al ser humano un rato agradable, sumido en la irrealidad, emancipado de la sordidez cotidiana, el infierno doméstico o la angustia económica, en una relajada indolencia espiritual, las ficciones de la literatura no pueden competir con las que suministran las pantallas, grandes o chicas. Las ilusiones fraguadas con la palabra exigen una activa participación del lector, un esfuerzo de imaginación y, a veces, tratándose de literatura moderna, complicadas operaciones de memoria, asociación y creación, algo de lo que las imágenes del cine y la televisión dispensan a los espectadores. Y éstos, en parte a causa de ello, se vuelven cada día más perezosos, más alérgicos a un entretenimiento que los exija intelectualmente.” (p. 216)

“Que el escritor «se comprometa», no puede querer decir que renuncie a la aventura de la imaginación, ni a los experimentos del lenguaje, ni a ninguna de las búsquedas, audacias y riesgos que hacen estimulante el trabajo intelectual, ni que riña con la risa, la sonrisa o el juego porque considera incompatible con la responsabilidad cívica el deber de entretener. Divertir, hechizar, deslumbrar, lo han hecho siempre los grandes poemas, dramas, novelas y ensayos. No hay idea, personaje o anécdota de la literatura que viva y dure si no sale, como el conejo del sombrero de copa del ilusionista, de hechiceros pases mágicos. No se trata de eso.” (p. 224)
Carl von Clausewitz
DE LA GUERRA
Madrid, 2005, La Esfera de los Libros.


“Así pues, repetimos nuestra frase: la guerra es un acto de violencia, y no hay límites en la aplicación de la misma; cada uno marca la ley al otro, surge una relación mutua que, por su concepto, tiene que conducir al extremo.” (p. 19; cap. primero, apartado 3)

“La guerra de una comunidad –pueblos enteros-, concretamente de pueblos instruidos, emana siempre de una situación política y sólo es provocada por un motivo político. Es pues un acto político. (…) Vemos pues que la guerra no es sólo un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación del tráfico político, una ejecución del mismo por otros medios. Lo que sigue siendo peculiar de la guerra se refiere tan sólo a la naturaleza singular de sus medios.” (pp. 30-31; cap. primero, apartados 23 y 24)

“Las pasiones que han de inflamarse en la guerra tienen que estar presentes ya en los pueblos” (p. 33; cap. primero, apartado 28)





 
John Bunyan
EL PROGRESO DEL PEREGRINO
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Esta noche he soñado que tinieblas espantosas se difundían por todo el cielo, al mismo tiempo que se sucedían tales y tan terribles relámpagos y truenos, que me pusieron en la mayor agonía. Vi también que las nubes chocaban violentamente unas contra otras, agitadas por un impetuoso huracán. Vi un hombre, sentado en una nube, acompañado de millares y millares de seres celestiales, todos en llamas de fuego; los cielos parecía que estaban ardiendo como un horno, y al mismo tiempo oí la voz de una terrible trompeta, que decía: «Levantaos, muertos, y venid a juicio»; en el mismo momento vi que las rocas se hendían, se abrieron los sepulcros y salieron los muertos en ellos encerrados, unos levantando muy contentos los ojos al cielo, y otros, avergonzados, buscando esconderse debajo de las montañas. Entonces vi al hombre de la nube abriendo el libro y mandando que todos se aproximasen a él; pero a una respetuosa distancia, cual suele haber entre el juez y los reos que por él van a ser juzgados, pues de la nube salía fuego que no permitía a ninguno acercarse a ella. En seguida oí al hombre de la nube que intimaba a sus servidores: «Recoged la cizaña, la paja y la hojarasca, y arrojadlo todo al lago ardiendo». Y en el mismo instante, precisamente cerca de donde yo me hallaba, se abrió el abismo, de cuya boca salían con horrible ruido nubes espantosas de humo y carbones encendidos. Luego volvió a decir: «Allegad mi trigo en el alfolí»; y entonces muchos fueron arrebatados por las nubes, pero yo quedé donde estaba. En esto yo buscaba donde esconderme; pero no me era posible, porque los ojos del hombre de la nube estaban fijos en mí; entonces mis pecados se amontonaron en mi memoria y mi conciencia me acusaba por todas partes, y con esto me desperté.” (cap. V)