lunes, 20 de febrero de 2017


Régis Debray
¿LA DECADENCIA DE OCCIDENTE?
New Left Review (número 80, mayo-junio 2013, pp. 31-48)
newleftreview.es



“Nacido en Hawái, educado en Indonesia, maestro del marketing, Obama está mucho más educado que un patán como George W. Bush, que tanto fascinó a dirigentes europeos, desde Blair a Sarkozy. Sabe que aquí abajo existen otros mundos y de ahí su comportamiento más cortés. Pero considerar que esta corrección representa una conversión al multilateralismo sería confundir los deseos con la realidad, y olvidar que un outsider estadounidense puede estar más imbuido de los mitos fundacionales de este país que alguien del rebaño del viejo WASP, olvidar que puede estar más convencido de que debe luchar por defender los privilegios ontológicos de su Tierra Prometida con todos los medios necesarios. Incluyendo los clandestinos. Y por ello el cibersabotaje y los drones asesinos hacen incursiones sobre países soberanos. Según fuentes estadounidenses, durante sus primeros cuarenta meses el gobierno de Obama autorizó cinco veces más asesinatos selectivos, solamente en Paquistán, que Bush en ocho años, 262 contra 49, con incontables víctimas civiles y proporcionando a Al Qaeda unos reclutas ideales entre los supervivientes. El Comando de Operaciones Especiales (SOCOM por su acrónimo en inglés), con un presupuesto que ha aumentado en diez años desde 4,2 hasta 10,5 millardos de dólares, cuenta con una plantilla de 60.000 personas, incluyendo operativos repartidos por setenta países. El «ejército del Presidente» depende cada vez más de la «comunidad de inteligencia» en vez del Pentágono, para evitar cualquier complicación judicial.
   Ya sea blanco, negro, tenga mezcla de razas o sea amarillo, el presidente de Estados Unidos es, ha sido y será siempre un «excepcionalista» que estará imbuido del sentido de tener una misión superior; las únicas variables dignas de atención son el cómo y en qué medida. Solamente los países con una poderosa mística o mitología nacional son capaces de una poderosa política exterior, con todo lo que eso implica en términos de crueldad e ilegalidad en el extranjero, pero también de renuncia y sacrificio doméstico. El «Destino Manifiesto» de Estados Unidos o el «Pacto de Yahvé» con Israel, dos naciones que no tienen ninguna duda sobre sus orígenes sobrenaturales, les proporciona una vocación para este tipo de estado de excepción. Aquellos que están convencidos de que llevan consigo algo incompatible con la norma no se sienten obligados a obedecer los mismos tratados o convenciones. En 1998, un puñado de países, incluyendo a Estados Unidos, China, Israel y Qatar, se opusieron formalmente al establecimiento del Tribunal Penal Internacional. Después, amenazando con represalias diplomáticas o recortes de los suministros de alimentos, Estados Unidos obtuvo el acuerdo de sesenta países para garantizar por escrito la impunidad de los soldados estadounidenses, privando así de su sustancia al tratado por el que se creaba el Tribunal. Someter a un militar estadounidense a las mismas restricciones legales que a cualquier otro puede provocar ahora sanciones por parte de Estados Unidos.” (pp. 43-44)
Antonio Gamoneda
ANTOLOGÍA POÉTICA
Madrid, 2006, Alianza Editorial.


“El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.
El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,
y no acepté otro valor que la imposibilidad.
Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,
escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;
escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que
quedaba de mí;
escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,
y no pude resistir la perfección del silencio.” (p. 93)
[Los versos pertenecen a la obra DESCRIPCIÓN DE LA MENTIRA.]

“Nuestros cuerpos se comprenden cada vez más tristemente, pero yo amo esta púrpura desolada.” (p. 157)
[Los versos pertenecen a la obra LIBRO DEL FRÍO.]

James Ellroy
LOCO POR DONNA
Barcelona, 2005, Ediciones B.



“El cielo es para siempre. El tiempo avanza a trompicones y te atrapa. El tiempo te acordona corpóreamente. El tiempo limita tu empacho de acontecimientos terrenos. El tiempo inmoviliza a los inmortales y los hace mirar hacia atrás.” (p. 73)

“El día transcurrió feo. La nube de contaminación envolvió la llanura de L.A. y ocultó las colinas de Hollywood. El aire era carcinogénico, un castigo para los pulmones. El cielo era marrón tostado. Koreatown estaba envuelto en la calima y lleno de orientales. Pico Boulevard bullía. Era la frontera de los ojos rasgados y la última línea de demarcación. El Congo de L.A. empezaba al sur de aquel sector.” (p. 111)

“Una bandera ondeaba detrás de ellos. Reggie, de rojo, blanco y azul, ladrando ataviado con unos pantalones perrunos. Un conglomerado de empresas derechistas comercializaba la comida canina. Donna promocionaba la papilla patriótica.
    -Hola, soy Donna Donahue y éste es mi perro, Reggie. Como a todos los americanos, me preocupa el espectro de un ataque terrorista. Me mantengo sana y alerta con una dieta equilibrada y a Reggie le doy Bocaditos Barko, la comida para perros genuinamente americana. Necesito un perro guardián que esté alerta las veinticuatro horas del día, todos los días del año. La mezcla especial de carne, vitaminas y minerales de Bocaditos Barko dan a mi perro energía y olfato para rastrear a los posibles terroristas. ¡Habla, Reggie! Dinos qué te parece Bocaditos Barko, la comida para perros genuinamente americana.” (p. 168)

César Rendueles
CAPITALISMO CANALLA (II)
Barcelona, 2015, Seix Barral.
 

 
“Yo soy un poco así, una persona muy normativa. A mi hijo de cinco años, el pobre, le pasa lo mismo. Cada vez que su hermana pequeña, que es muy trasto, entra en un ascensor, se lanza a tocar la alarma y él enloquece con una mezcla de indignación y pavor regulativo que me resulta muy familiar. Es una pesadilla viajar en avión con ellos porque en los aeropuertos las únicas actividades realmente legítimas son comprar y esperar. Adela no se arredra y toca todos los botones, coge todos los productos y trata de entrar en todas las puertas que encuentra a su paso. Mientras, Guille corre detrás de ella gritando «¡Está prohibido, está prohibido!». Me da risa y pena porque soy exactamente igual. Si ves por ahí un coche respetando el límite de treinta kilómetros por hora en una zona urbana mientras detrás de él se va formando una larga cola de vehículos a punto de explotar de ira, lo más probable es que lo conduzca yo. De hecho, una de las razones por las que odio conducir es que nadie respeta las putas normas de circulación.” (pp. 75-76 )

“La idea de que una persona podía o debía dedicar treinta años de su vida laboral exclusivamente a realizar una única tarea muy simple que, además, por sí sola no sirve para nada, le hubiera resultado absurda a prácticamente cualquier persona que viviera en una sociedad anterior a la revolución industrial. Hoy el trabajo complejo tradicional es más bien un destino trágico.” (p. 112)

Rosa Montero
LA CARNE
Barcelona, 2016, Alfaguara.



“-Ser maldito es saber que tu discurso no puede tener eco, porque no hay oídos que lleguen a entenderte. En esto se parece a la locura -soltó de repente Soledad-. Ser maldito es no coincidir con tu tiempo, con tu clase, con tu entorno, con tu lengua, con la cultura a la que se supone que perteneces. Ser maldito es desear ser como los demás pero no poder. Y querer que te quieran pero sólo producir miedo o quizá risa. Ser maldito es no soportar la vida y sobre todo no soportarte a ti mismo.
    Todo el mundo estaba de pie, en silencio, mirándola. Seguramente estaban pensando: a qué viene ahora todo esto. Eso también era propio de los malditos. Provocar incomodidad con su mera presencia.” (p. 24)

“Odiaba que le plantearan esa cuestión, porque cuando respondía no, ese no tan irreversible ya a su edad, ese no que significaba no sólo que no tenía hijos, sino que ya no los tendría jamás y que por consiguiente tampoco tendría nietos; ese no que la marcaba como mujer no madre y que la lanzaba a la playa de los desheredados, como un resto sucio de tormenta marina, porque los prejuicios sociales eran inamovibles en ese punto y toda hembra sin hijos seguía siendo vista como una rareza, una tragedia, mujer incompleta, media persona;” (pp. 106-107)

César Rendueles
CAPITALISMO CANALLA (I)
Barcelona, 2015, Seix Barral.



“En general, para griegos y fenicios sólo había una distancia de grado entre saquear una aldea, obligar a sus habitantes a vender sus productos a precios fijos y el intercambio mutuamente beneficioso. La Anábasis de Jenofonte, escrita en el siglo V a. C., ha pasado a la historia como el relato de un viaje heroico de un grupo de ilustrados atenienses que se fueron de fiesta-toga por tierras bárbaras. En realidad, es la historia de una banda de hooligans áticos que arrasan el Asia Menor. En el Libro V, Hecatónimo, embajador de Sínope, en la actual Turquía, explica al ejército de los Diez Mil que no le parece mal que las tropas de Jenofonte saqueen a los bárbaros, pero que dado que ellos son griegos, tal vez podrían mostrar alguna deferencia chovinista. Jenofonte responde con una actitud más cosmopolita: «A cualquier sitio que vayamos, si no tenemos mercado, sea tierra bárbara o griega, no por arrogancia sino por necesidad, tomamos los víveres». El protocolo es más o menos que si se puede se compra y si no se rapiña. O al revés, tampoco está muy claro. (p. 32)

“Al fin y al cabo, Moby Dick es básicamente la historia de un emprendedor enloquecido, el capitán Ahab, que construye una mitología nihilista en torno a un proyecto de exportaciones extractivas y arrastra en su caída a una plantilla de trabajadores migrantes precarios.” (p. 49)

viernes, 3 de febrero de 2017


Xosé M. Núñez Seixas
LAS UTOPÍAS PENDIENTES
Barcelona, 2015, Crítica.



“Pero la lección más amarga de la crisis económica del siglo XXI ha sido la quiebra de un modelo de expectativas generacionales que parecía orientarse de manera indefinida hacia una mejora progresiva de las condiciones de vida. Tras los grandes cataclismos de las dos guerras mundiales, tres generaciones de europeos (occidentales), norteamericanos o australianos han crecido con la convicción de que legaban a sus descendientes un mundo mejor, unas condiciones de vida más favorables que las que ellos habían experimentado y unas certidumbres concretas. La generación nacida a finales del siglo XX, sin embargo, ha visto derrumbarse esas expectativas, a pesar de haber recibido mejores atenciones sanitarias y educativas, y haber experimentado mucha menos coerción o violencia (familiar y social) que todas las generaciones que la precedieron.” (pp. 342-343)