LLUVIA FINA (II)
Barcelona, 2021, Tusquets.
“La vida era breve, y no merecía la pena atarse a proyectos largos y laboriosos, cuando las pequeñas tareas diarias ya eran bastante para darle algún sentido al tediosos absurdo de existir. ¡Cuánto mejor era ser el espectador de la gran farsa de la vida humana que desempeñar en ella un papel de actor, aun cuando fuese secundario! ¡Cuánto mejor ser libre que esclavo de un gran empeño que, como todos los grandes empeños, tarde o temprano acabaría por mostrar su condición ilusoria y estéril! Todos cuantos se sienten fracasados por no cumplir sus sueños es porque antes no tomaron la precaución de elemental de no dejarse embaucar por los sueños.” (p. 178)
“Nunca, nunca, aunque no pase nada, la gente deja de contar, y si hay infierno, también allí seguirán contando por los siglos de los siglos, dándole cuerda una y otra vez al juguete de las palabras, intentando entender algo del mundo, tanteando en el absurdo de la vida en busca quizá de algún resorte que abra su ciega cerrazón, como la cueva de Alí Babá al conjuro de una palabra mágica, y nos descubra el gran tesoro de la razón, de la luz, del sentido exacto de las cosas...” (p. 225)