Paul Theroux
EL VIEJO EXPRESO DE LA PATAGONIA
Madrid, 2009, Santillana.
“Todo país tiene los escritores
que necesita y se merece, razón por la cual Nicaragua, en doscientos años de
alfabetización, sólo ha producido un escritor: un poeta mediocre.” (p. 108)
[Theroux no menciona el nombre de
dicho poeta. Es de suponer que habla de Rubén Darío.]
“Más tarde vi algo igualmente
extraño. Pasé por delante de una iglesia en la que había ocho rancheras nuevas.
Un sacerdote asistido por cuatro acólitos con cirios y cruces las bendecía con
un hisopo. Aquello en sí mismo no tenía nada de raro (en Boston se bendicen
casas, y todos los años la flota pesquera se bendice en Gloucester). Lo que me
llamó la atención fue que después de que el sacerdote hubiera rociado agua
bendita en las puertas, las ruedas, la compuerta de atrás y el capó, el dueño
levantó éste para que el cura mojara el motor con agua bendita, como si el
Todopoderoso fuera incapaz de atravesar la carrocería del vehículo. Quizá
consideraban a Dios como otro extranjero poco de fiar y extendieran a Él su desconfianza,
como hacían con todos los otros gringos. No cabía duda de que Jesucristo era gringo”
(pp. 119-120)
[El lugar del suceso es la ciudad
mejicana de Veracruz.]
“La política es un tema
repugnante, pero diré una cosa: la gente dice que, en ocasiones, las dictaduras
son necesarias para preservar el orden y que ese tipo de gobierno muy
centralizado es estable y digno de confianza. Sin embargo, rara vez ocurre así.
Casi siempre es burocrático y corrupto, inestable, voluble y bárbaro; y
estimula esas mismas cualidades en quienes son gobernados.” (p. 242)
“El argumento de que los hoteles
de cinco estrellas benefician a un país porque producen empleo es estúpido e
incluso subversivo: convierte a los ciudadanos nacionales en camareros y
fregonas, nada más.” (p. 479)