En este espacio encontrarás información sobre todas mis publicaciones: NARRATIVA, EDUCACIÓN, HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA.
A FAVOR DEL PENSAMIENTO LIBRE
lunes, 29 de julio de 2013
Roy Lewis
POR QUÉ ME COMÍ A MI PADRE
Zaragoza, 2012, Contraseña.
POR QUÉ ME COMÍ A MI PADRE
Zaragoza, 2012, Contraseña.
“-No lloréis, tesoros –les dijo-, y os contaré un cuento que habla de la comida. Érase una vez un león muy grande que era el mejor cazador que jamás había existido. Las presas nunca se le escapaban y era capaz de atrapar a cualquier animal de la selva gracias a lo rápido de su salto y a lo terrible de sus garras. Además le encantaba cazar, y no le costaba nada hacerlo dos o tres veces al día. Sin embargo, lo que le molestaba es que hubiera tantos dispuestos a aprovecharse de su talento. Incluso le molestaba compartir lo conseguido con otros leones, pero ya se ponía directamente furioso cuando las hienas, los chacales, los buitres y los milanos aparecían también para comerse parte de lo suyo, cosa a la que también se dedicaban los hombres mono, porque en esa época nosotros también éramos carroñeros. «Todo el trabajo lo he hecho yo –protestaba el león-, y estos inútiles pretenden disfrutar del resultado sin esforzarse lo más mínimo. ¿Por qué tengo que compartir lo mío con ellos? Me niego.» No obstante, cazaba tanto y con tanta frecuencia que no podía comerse toda la carne lograda. Eso le pasa a todos los leones. Primero intentó matar a los carroñeros, pero así solo acabó con una cantidad de presas aún mayor. Se dio cuenta de que el único modo de quedarse con toda su carne era comérsela toda. Así que lo intentó. Incluso cuando estaba completamente lleno siguió comiendo. Comió y comió y comió. No tardó en sufrir una indigestión espantosa. Empezó a pasarlo fatal, se puso gordísimo, pero le gustaba tanto ver las caras de perplejidad de las hienas y de los hombres mono que no cejó en su empeño, siguió cazando y comiendo como si le fuera la vida en ello. Y, cuando aún era bastante joven, murió, y, como para entonces ya estaba hecho una bola, acabó convirtiéndose en cualquier caso en una comida espléndida para las hienas, los buitres, los chacales y los hombres mono, igual que si hubiera compartido sus presas del modo acostumbrado.
-¿Y de qué murió? –preguntaron los niños.
-Degeneración adiposa del corazón complicada por la misantropía que padecía –respondió mi padre; después entrelazó las manos por encima del estómago vacío y se puso a dormir tranquilamente; los demás no tardamos nada en imitarlo.” (pp. 167-168)
-¿Y de qué murió? –preguntaron los niños.
-Degeneración adiposa del corazón complicada por la misantropía que padecía –respondió mi padre; después entrelazó las manos por encima del estómago vacío y se puso a dormir tranquilamente; los demás no tardamos nada en imitarlo.” (pp. 167-168)
sábado, 27 de julio de 2013
Jean-Paul Sartre
EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO
Barcelona, 1991, EDHASA.
EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO
Barcelona, 1991, EDHASA.
"El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y que se define después. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere y como se concibe después de la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo." (pp. 16-17)
John Steinbeck
LAS UVAS DE LA IRA
Madrid, 2002, EL PAÍS.
“Las casas estaban vacías, y un casa vacía se desmorona rápidamente. Las grietas aparecieron en los tablones de la cubierta, a partir de clavos roñosos. El polvo se posó en los suelos, una capa homogénea alterada sólo por las huellas de ratones, comadrejas y gatos.
Una noche el viento soltó una teja y la arrojó al suelo. El siguiente viento curioseó en el agujero que la teja había dejado y arrancó otras tres tejas, y el siguiente, una docena. El sol del mediodía ardió a través del agujero y dejó una señal luminosa en el suelo. Los gatos montaraces se acercaban por la noche desde los campos, pero ya no se conformaban con maullar a la puerta. Se movían como sombras de una nube que pone un velo a la luna, entraban a los cuartos a cazar ratones. Y en las noches ventosas las puertas golpeaban contra los marcos y las cortinas en jirones aleteaban en las ventanas sin cristales.” (p. 170)
“La carretera 66 es la ruta principal de la emigración. La 66, el largo sendero de asfalto que atraviesa el país, ondulando suavemente sobre el mapa, de Mississipi a Bakersfield, por las tierras rojas y las tierras grises, serpenteando montaña arriba hasta cruzar las cumbres, siguiendo luego por el deslumbrante y terrible desierto hasta atravesarlo, alcanzar la nueva cordillera y llegar a los ricos valles de California.
La 66 es la ruta de la gente en fuga, refugiados del polvo y de la tierra que merma, del rugir de los tractores y la disminución de sus propiedades, de la lenta invasión del desierto hacia el norte, de las espirales de viento que aúllan avanzando desde Texas, de las inundaciones que no traen riqueza a la tierra y le roban la poca que pueda tener. De todo esto huye la gente y van llegando a la 66 por carreteras secundarias, por caminos de carros y por senderos rurales trillados. La 66 es la carretera madre, la ruta de la huida.” (p. 171)
LAS UVAS DE LA IRA
Madrid, 2002, EL PAÍS.
“Las casas estaban vacías, y un casa vacía se desmorona rápidamente. Las grietas aparecieron en los tablones de la cubierta, a partir de clavos roñosos. El polvo se posó en los suelos, una capa homogénea alterada sólo por las huellas de ratones, comadrejas y gatos.
Una noche el viento soltó una teja y la arrojó al suelo. El siguiente viento curioseó en el agujero que la teja había dejado y arrancó otras tres tejas, y el siguiente, una docena. El sol del mediodía ardió a través del agujero y dejó una señal luminosa en el suelo. Los gatos montaraces se acercaban por la noche desde los campos, pero ya no se conformaban con maullar a la puerta. Se movían como sombras de una nube que pone un velo a la luna, entraban a los cuartos a cazar ratones. Y en las noches ventosas las puertas golpeaban contra los marcos y las cortinas en jirones aleteaban en las ventanas sin cristales.” (p. 170)
“La carretera 66 es la ruta principal de la emigración. La 66, el largo sendero de asfalto que atraviesa el país, ondulando suavemente sobre el mapa, de Mississipi a Bakersfield, por las tierras rojas y las tierras grises, serpenteando montaña arriba hasta cruzar las cumbres, siguiendo luego por el deslumbrante y terrible desierto hasta atravesarlo, alcanzar la nueva cordillera y llegar a los ricos valles de California.
La 66 es la ruta de la gente en fuga, refugiados del polvo y de la tierra que merma, del rugir de los tractores y la disminución de sus propiedades, de la lenta invasión del desierto hacia el norte, de las espirales de viento que aúllan avanzando desde Texas, de las inundaciones que no traen riqueza a la tierra y le roban la poca que pueda tener. De todo esto huye la gente y van llegando a la 66 por carreteras secundarias, por caminos de carros y por senderos rurales trillados. La 66 es la carretera madre, la ruta de la huida.” (p. 171)
miércoles, 17 de julio de 2013
Asa Larsson
SANGRE DERRAMADA
SANGRE DERRAMADA
Barcelona, 2011, Seix Barral.
“-¿De qué habláis?
-se interesó Fred Olsson.
-De nada
-contesto Anna-Maria.
-Ni hablar. Lo
que se empieza, se acaba -exigió Tommy Rantakyrö.
-Ha empezado Sven-Erik
-aclaró Anna-Maria-. Así que explícaselo tú. Arrástrame bien por el lodo.
-Bueno, pero
pasó cuando tú vivías en Estocolmo -inicio la historia Sven-Erik.
-Cuando iba a la
escuela de policías.
-Pues nada, que
Anna-Maria se fue a vivir con un tío tras una relación bastante corta.
-Habíamos vivido
juntos dos meses y, en realidad, no llevábamos saliendo mucho más.
-Ahora corrígeme
si me equivoco. Un día cuando ella llegó a casa vio en el suelo del dormitorio
unos calzoncillos negros tipo tanga de piel.
-Y llevaban
cierre porno -aclaró Anna-Maria-. Además tenían un agujero en la parte de
delante. No hace falta pensar mucho rato en lo que tenía que salir por aquel
agujero.
Hizo una pausa y observo a Fred Olsson y a
Tommy Rantakyrö. No los había visto nunca tan divertidos y tan expectantes.
-Además, en el
suelo había también una compresa.
-¡Venga ya! -exclamó
Tommy Rantakyrö.
-Yo estaba
impactada -continuó Anna-Maria-. Quiero decir que, en realidad, ¿qué es lo que
se sabe de una persona? Así que cuando Max volvió a casa y saludó desde el
recibidor yo seguí sentada en el dormitorio. Dijo: «¿Qué pasa?» Señale los gayumbos de piel y respondí: «Tenemos
que hablar. De eso.» Y él apenas reacciono. «Vale», me dijo, así con total
indiferencia. «Se deben de haber caído del armario.» Y puso los gayumbos y la compresa encima del
armario. Estaba impasible.
Anna-Maria se echó a reír.
-Eran unas
bragas para perra. Su madre tenía un bóxer hembra que él solía cuidar y cuando
estaba en celo le ponían aquellas pequeñas bragas con el agujero para el rabo y
la compresa. Así de sencillo.
Las carcajadas de los tres hombres se fueron
rodando por el lago y continuaron riéndose bastante rato después.” (pp.
388-389)
Hernán Cortés
CARTAS DE LA CONQUISTA DE MÉXICO
Madrid, 1985, Sarpe.
“Y entre la relación que de aquellas provincias hizo trujo nueva de un muy buen puerto que en aquella costa se había hallado, de que holgué mucho, porque hay pocos; y asimismo me trujo relación de los señores de la provincia de Ciguatán, que se afirman mucho haber una isla toda poblada de mujeres, sin varón alguno y que en ciertos tiempos van de la Tierra Firme hombres, con los cuales han aceso y las que quedan preñadas, si paren mujeres las guardan, y si hombres los echan de su compañía; y que esta isla está diez jornadas de esta provincia y que muchos dellos han ido allá y la han visto.
Dícenme asimismo que es muy rica de perlas y oro; yo trabajaré, en teniendo aparejo, de saber la verdad y hacer dello larga relación a vuestra majestad.” (p. 167)
[La cita pertenece a la Carta Cuarta (15 de octubre de 1524).]
Hesíodo
LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS. TEOGONÍA. EL ESCUDO DE HERACLES
Barcelona, 1972, Iberia.
"Tampoco
Zeus reprimió su furor y, como se le llenasen de cólera las entrañas, desplegó
todo su poder: fue siempre hacia adelante, relampagueando desde el cielo y el
Olimpo; los rayos salían uno tras otro de su robusta mano, junto con el trueno
y el relámpago, propagando por doquiera la sagrada llama. La vivificante
Tierra, al quemarse, crujía toda ella, y la gran selva crepitaba fuertemente
asimismo bajo la acción del fuego. Abrasábase todo el suelo, y hervían las
corrientes del Océano y el estéril ponto; un vapor sofocante rodeaba a los
Titanes hijos del suelo; la llama inmensa subía al divino éter y el intenso
fulgor de los rayos y el fuego cegaba los ojos de los más esforzados. Pronto el
vastísimo incendió invadió el Caos. Hubo un instante en que, a juzgar por el
espectáculo que los ojos contemplaban y el estrépito que los ojos percibían, hubiérase
dicho que el cielo iba a chocar contra la tierra. Sólo si aquél se desplomara
sobre ésta, hubiérase producido un estruendo semejante. ¡Tan terrible era el
ruido que producían los dioses empeñados en aquel combate! Entre tanto,
intervinieron los vientos, haciendo retemblar el suelo bajo tempestades de
polvo, que se mezclaban a los truenos, relámpagos y rayos, armas del gran Zeus;
y llevando, de uno a otro campo, el fragor y el vocerío. Un horrísono clamor
acabó por alzarse del furioso combate, sin que menguara la fuerza de ambos
bandos y se prodigaran las respectivas hazañas. Hubo un momento en que súbitamente,
declinó la violencia, después de acometerse nuevamente todos con igual empeño y
de sostener sin desfallecer otro encarnizado choque” (pp. 118-119)
[El
texto pertenece a La Teogonía, y narra la lucha entre los Titanes y los dioses
Olímpicos.]
sábado, 6 de julio de 2013
Francisco López de Gómara (1511-1566)
HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉXICO
Caracas, 2007, Biblioteca Ayacucho.
“Está aquel ancón en treinta y dos grados de altura, y aun algo más; es allí la mar bermeja, crece y mengua muy por concierto. Hay por aquella costa muchos volcanejos, y están los cerros pelados; es tierra pobre. Hallose rastro de carneros, digo cuernos grandes, pesados y muy retuertos. Andan muchas ballenas por este mar; pescan en él con anzuelos de espinas de árboles y de huesos de tortugas, que las hay muchas y muy grandes. Andan los hombres desnudos y trasquilados, como los otomíes de la Nueva-España; traen a los pechos unas conchas relucientes como de nácar. Los vasos de tener agua son buches de lobos marinos, aunque también los tienen de barro muy bueno.” (p. 379)
“No se han hallado letras hasta hoy en las Indias, que no es pequeña consideración; solamente hay en la Nueva-España unas ciertas figuras que sirven por letras, con las cuales notan y entienden toda cualquier cosa, y conservan la memoria y antigüedades. Semejan mucho a los jeroglíficos de Egipto, mas no encubren tanto el sentido, a lo que oigo; aunque ni debe ni puede ser menos. Estas figuras que usan los mexicanos por letras son grandes; y así, ocupan mucho; entállanlas en piedra y madera; píntanlas en paredes, en papel que hacen de algodón y hojas de metl. Los libros son grandes, cogidos como pieza de paño, y escritos por ambas haces; haylos también arrollados como pieza de jerga. No pronuncian b, g, r, s; y así, usan mucho de p, c, l, x; esto es la lengua mexicana y náhuatl, que es la mejor, más copiosa y más extendida que hay en la Nueva-España, y que usa por figuras. También se hablan y entienden algunos de México por silbos, especialmente ladrones y enamorados: cosa que no alcanzan los nuestros, y que es muy notable.” (p. 380)
“Es costumbre de esta tierra saludar al niño recién nacido, diciendo: «¡Oh criatura! ¡Ah chiquito! Venido eres al mundo a padecer; sufre, padece y calla». Pónenle luego un poco de cal viva en las rodillas, como quien dice: «Vivo eres, pero morir tienes, o por muchos trabajos has de ser tornado polvo como esta cal, que piedra era». Regocijan aquel día con bailes y cantares y colación.” (p. 406)
HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉXICO
Caracas, 2007, Biblioteca Ayacucho.
“Está aquel ancón en treinta y dos grados de altura, y aun algo más; es allí la mar bermeja, crece y mengua muy por concierto. Hay por aquella costa muchos volcanejos, y están los cerros pelados; es tierra pobre. Hallose rastro de carneros, digo cuernos grandes, pesados y muy retuertos. Andan muchas ballenas por este mar; pescan en él con anzuelos de espinas de árboles y de huesos de tortugas, que las hay muchas y muy grandes. Andan los hombres desnudos y trasquilados, como los otomíes de la Nueva-España; traen a los pechos unas conchas relucientes como de nácar. Los vasos de tener agua son buches de lobos marinos, aunque también los tienen de barro muy bueno.” (p. 379)
“No se han hallado letras hasta hoy en las Indias, que no es pequeña consideración; solamente hay en la Nueva-España unas ciertas figuras que sirven por letras, con las cuales notan y entienden toda cualquier cosa, y conservan la memoria y antigüedades. Semejan mucho a los jeroglíficos de Egipto, mas no encubren tanto el sentido, a lo que oigo; aunque ni debe ni puede ser menos. Estas figuras que usan los mexicanos por letras son grandes; y así, ocupan mucho; entállanlas en piedra y madera; píntanlas en paredes, en papel que hacen de algodón y hojas de metl. Los libros son grandes, cogidos como pieza de paño, y escritos por ambas haces; haylos también arrollados como pieza de jerga. No pronuncian b, g, r, s; y así, usan mucho de p, c, l, x; esto es la lengua mexicana y náhuatl, que es la mejor, más copiosa y más extendida que hay en la Nueva-España, y que usa por figuras. También se hablan y entienden algunos de México por silbos, especialmente ladrones y enamorados: cosa que no alcanzan los nuestros, y que es muy notable.” (p. 380)
“Es costumbre de esta tierra saludar al niño recién nacido, diciendo: «¡Oh criatura! ¡Ah chiquito! Venido eres al mundo a padecer; sufre, padece y calla». Pónenle luego un poco de cal viva en las rodillas, como quien dice: «Vivo eres, pero morir tienes, o por muchos trabajos has de ser tornado polvo como esta cal, que piedra era». Regocijan aquel día con bailes y cantares y colación.” (p. 406)
jueves, 4 de julio de 2013
Edgar Allan Poe
NARRACIÓN DE ARTHUR GORDON PYM
Madrid, 2006, Alianza Editorial.
“Pero
no había tiempo para preguntas o sospechas; el bergantín se hallaba a cincuenta
pies de distancia y parecía dispuesto a abordarnos, a fin de que pudiéramos
subir a cubierta sin necesidad de que nos botaran una lancha. Corríamos a popa
cuando, súbitamente, una amplia guiñada desvió el barco cinco o seis puntos del
rumbo que traía, y mientras pasaba frente a nuestra popa, a unos veinte pies de
distancia, pudimos ver de lleno su cubierta. ¿Olvidaré alguna vez el triple
horror del espectáculo? Veinticinco o treinta cadáveres, entre ellos varios de
mujeres, yacían desparramados entre la bovedilla y la cocina en el último y más
horroroso estado de putrefacción. ¡Comprendimos que a bordo de aquel buque no
había un alma viviente! ¡Y, sin embargo, no podíamos contenernos y seguíamos
pidiendo a gritos auxilio a los muertos! Sí, largamente suplicamos,
desesperados, que aquellas silenciosas y repugnantes figuras nos ayudaran, que
no nos abandonaran para que terminásemos siendo como ellas, que nos recibieran
a bordo de su nave. Estábamos enloquecidos de horror y desesperación,
enloquecidos por la angustia de tan espantosa decepción.” (pp. 113-114)
“Y
si alguien me condena por esta aparente falta de humanidad, sólo pido que se
vea colocado en una situación como la mía.” (p. 128)
“Cosas
así pueden imaginarse, pero las palabras carecen de fuerza para imprimir en la
mente el supremo horror de su realidad.” (p. 129)
miércoles, 3 de julio de 2013
Rosa Montero
LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE
Barcelona, 2013, Seix Barral.
“La literatura se dedica a dar vueltas en torno al agujero; con suerte y con talento, tal vez consiga lanzar una ojeada relampagueante a su interior. Ese rayo ilumina las tinieblas, pero de forma tan breve que sólo hay una intuición, no una visión. Y, además, cuanto más te acercas a lo esencial, menos puedes nombrarlo. El tuétano de los libros está en las esquinas de las palabras. Lo más importante de las buenas novelas se agolpa en las elipsis, en el aire que circula entre los personajes, en las frases pequeñas.” (p. 196)
“La Muerte juega con nosotros al escondite inglés, ese juego en el que un niño cuenta de cara a la pared y los otros intentan llegar a tocar el muro sin que el niño les vea mientras se mueven. Pues bien, con la Muerte es lo mismo. Entramos, salimos, amamos, odiamos, trabajamos, dormimos; o sea, nos pasamos la vida contando como el chico del juego, entretenidos o aturdidos, sin pensar en que nuestra existencia tiene un fin. Pero de cuando en cuando recordamos que somos mortales y entonces miramos hacia atrás, sobresaltados, y ahí está la Parca, sonriendo, quietecita, muy modosa, como si no se hubiera movido, pero más cerca, un poquito más cerca de nosotros. Y así, cada vez que nos despistamos y nos ocupamos de otras cosas, la Muerte aprovecha para dar un salto y aproximarse. Hasta que llega un momento en que sin advertirlo hemos agotado todo nuestro tiempo; y sentimos el aliento frío de la Muerte en el cogote y, un instante después, sin ni siquiera darnos ocasión de mirar de nuevo para atrás, su zarpa toca nuestra pared y somos suyos.” (pp. 109-110)
LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE
Barcelona, 2013, Seix Barral.
“La literatura se dedica a dar vueltas en torno al agujero; con suerte y con talento, tal vez consiga lanzar una ojeada relampagueante a su interior. Ese rayo ilumina las tinieblas, pero de forma tan breve que sólo hay una intuición, no una visión. Y, además, cuanto más te acercas a lo esencial, menos puedes nombrarlo. El tuétano de los libros está en las esquinas de las palabras. Lo más importante de las buenas novelas se agolpa en las elipsis, en el aire que circula entre los personajes, en las frases pequeñas.” (p. 196)
“La Muerte juega con nosotros al escondite inglés, ese juego en el que un niño cuenta de cara a la pared y los otros intentan llegar a tocar el muro sin que el niño les vea mientras se mueven. Pues bien, con la Muerte es lo mismo. Entramos, salimos, amamos, odiamos, trabajamos, dormimos; o sea, nos pasamos la vida contando como el chico del juego, entretenidos o aturdidos, sin pensar en que nuestra existencia tiene un fin. Pero de cuando en cuando recordamos que somos mortales y entonces miramos hacia atrás, sobresaltados, y ahí está la Parca, sonriendo, quietecita, muy modosa, como si no se hubiera movido, pero más cerca, un poquito más cerca de nosotros. Y así, cada vez que nos despistamos y nos ocupamos de otras cosas, la Muerte aprovecha para dar un salto y aproximarse. Hasta que llega un momento en que sin advertirlo hemos agotado todo nuestro tiempo; y sentimos el aliento frío de la Muerte en el cogote y, un instante después, sin ni siquiera darnos ocasión de mirar de nuevo para atrás, su zarpa toca nuestra pared y somos suyos.” (pp. 109-110)
lunes, 1 de julio de 2013
Michel de Montaigne
ENSAYOS COMPLETOS
Madrid, 2005, Cátedra.
“El cuerpo, detalle más, detalle menos, no tiene sino una forma. El alma puede variar de mil maneras y domina, sea cual sea su estado, las sensaciones del cuerpo y todos los demás accidentes. Por tanto, es menester estudiarla y analizarla, y tocar todos sus resortes omnipotentes.” (p. 99)
“Si no se tiene valor para padecer ni la muerte ni la vida, si no se quiere ni resistir ni huir, ¿qué hacer?” (p. 108)
“Pues del mismo modo que a los comediantes los veis en el escenario poner cara de duque y emperador, y un poco después helos convertidos en lacayos y míseros ganapanes, su natural y originaria condición: mirad también tras el telón al emperador cuya pompa os deslumbra en público, no es más que un hombre común, y quizá más vil que el más significativo de sus vasallos.” (pp. 284-285)
“Lo que hace que apenas se dude de las cosas es que jamás se prueben las creencias comunes” (p. 540)
“Toda persona de honor escoge perder antes su honor que su conciencia.” (p. 629)
“Y sin embargo, yo más bien creo, en honor a la devoción de nuestros reyes, que, al no haber podido lo que querían, han fingido querer lo que podían.” (p. 666)
“Yo, que tengo los pies bien en la tierra, odio esa sapiencia inhumana que quiere hacernos desdeñosos y enemigos de la cultura del cuerpo.” (p. 1049)
ENSAYOS COMPLETOS
Madrid, 2005, Cátedra.
“No
estamos nunca en nuestra época, estamos más allá. El temor, el deseo, la
esperanza, nos lanzan al porvenir y nos sustraen el sentimiento y la
consideración de lo que es, para ocuparnos con lo que será, incluso cuando ya
no estemos.” (p. 58)
“El cuerpo, detalle más, detalle menos, no tiene sino una forma. El alma puede variar de mil maneras y domina, sea cual sea su estado, las sensaciones del cuerpo y todos los demás accidentes. Por tanto, es menester estudiarla y analizarla, y tocar todos sus resortes omnipotentes.” (p. 99)
“Si no se tiene valor para padecer ni la muerte ni la vida, si no se quiere ni resistir ni huir, ¿qué hacer?” (p. 108)
“Pues del mismo modo que a los comediantes los veis en el escenario poner cara de duque y emperador, y un poco después helos convertidos en lacayos y míseros ganapanes, su natural y originaria condición: mirad también tras el telón al emperador cuya pompa os deslumbra en público, no es más que un hombre común, y quizá más vil que el más significativo de sus vasallos.” (pp. 284-285)
“Lo que hace que apenas se dude de las cosas es que jamás se prueben las creencias comunes” (p. 540)
“Toda persona de honor escoge perder antes su honor que su conciencia.” (p. 629)
“Y sin embargo, yo más bien creo, en honor a la devoción de nuestros reyes, que, al no haber podido lo que querían, han fingido querer lo que podían.” (p. 666)
“Yo, que tengo los pies bien en la tierra, odio esa sapiencia inhumana que quiere hacernos desdeñosos y enemigos de la cultura del cuerpo.” (p. 1049)
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