sábado, 28 de junio de 2014

Anselmo Santos
STALIN EL GRANDE
Barcelona, 2012, Edhasa. 


“Los americanos nunca han perdonado a Stalin el robo de la bomba. A diferencia de los estudiosos europeos, que no desvirtúan la verdad histórica por penosa que les sea, la mayoría de los autores estadounidenses de biografías, memorias y otras obras en que aparece el personaje no son capaces de enmascarar el odio que sienten por él: se traduce entre líneas el rencor soterrado, la intensa aversión a quien, contra todo pronóstico, rompió en cuatro años el monopolio atómico de Estados Unidos y, con ellos, sus sueños de hegemonía mundial. Como excepción, Henry Kissinger, en su libro Diplomacia, declara abiertamente su admiración por Stalin.” (pp. 598-599)