miércoles, 29 de julio de 2015

John Gray
PERROS DE PAJA: REFLEXIONES SOBRE LOS HUMANOS Y OTROS ANIMALES (III)
Barcelona, 2002, Paidós Ibérica.


 
“Los politeístas pueden ser celosos de sus dioses, pero no son misioneros. Sin el monoteísmo, el ser humano habría continuado siendo uno de los animales más violentos, pero se habría ahorrado las guerras de religión.” (p. 106)

“El cristianismo golpeó directamente la raíz de la tolerancia pagana de la ilusión. Al reivindicar la existencia de una única fe verdadera, confirió a la verdad un valor supremo que nunca antes había tenido. Al mismo tiempo, hizo posible por vez primera la incredulidad en relación con lo divino.” (p. 137)

“El consumo de drogas es la admisión tácita de una verdad prohibida: la felicidad está fuera del alcance de la mayoría de personas. La realización personal no se encuentra en la vida diaria, sino huyendo de ella. Como la felicidad es inaccesible, lo que busca la gran mayoría de la humanidad es el placer.” (p. 117)

“En la prehistoria evolutiva, la conciencia surgió como efecto secundario del lenguaje. En la actualidad, es un subproducto de los medios de comunicación.” (p. 139)

"Tras el colapso del comunismo, la mayoría de los rusos no deseaban otra cosa que unirse a «Occidente». Como recompensa, se les dispensó un trato peor que el obtenido por las potencias del Eje al finalizar la segunda guerra mundial." (p. 145)

John Gray
PERROS DE PAJA: REFLEXIONES SOBRE LOS HUMANOS Y OTROS ANIMALES (II)
Barcelona, 2002, Paidós Ibérica.



“Los filósofos contemporáneos no osan proclamar que la filosofía nos enseña cómo vivir, pero tampoco les resulta sencillo decir qué es lo que enseña. Si se les insiste en ello, puede que se atrevan a opinar algo así como que infunde claridad de pensamiento. Un esfuerzo encomiable, sin duda. Pero el estudio de la historia, la geografía o la física puede ayudar también a pensar con claridad. El rigor mental no debería necesitar de un departamento universitario propio.” (p. 73)

“Es bien sabido desde hace tiempo que rara vez se perdona a quienes realizan grandes actos de generosidad. Lo mismo ocurre con quienes sufren injusticias irreparables. ¿Cuándo se les perdonará a los judíos el Holocausto?” (p. 84)

“La sensación de culpa puede añadir cierto morbo a vicios que, de otro modo, pasarían inadvertidos. Es indudable que hay quien se convierte al cristianismo en busca de las emociones que el mero placer ya no le puede ofrecer. (…) La moral apenas ha hecho de nosotros mejores personas; sin embargo, indudablemente, ha enriquecido nuestros vicios”. (p. 89)

“El culto a la libertad de elección es un reflejo de la necesidad que tenemos de improvisar nuestras vidas. El hecho de que no podamos obrar de forma diferente es, por sí mismo, sintomático de nuestra falta de libertad. La libertad de elección se ha convertido en un fetiche; pero si por algo se caracteriza un fetiche es por el hecho de que no podemos escogerlo.” (p. 94)

“Sin duda, habrá sociedades libres en el futuro, como las ha habido en el pasado. Pero serán poco habituales: la norma la constituirían modalidades diversas de anarquía y tiranía. Las necesidades que los tiranos satisfacen son tan reales como aquellas a las que da respuesta la libertad; en ocasiones, son incluso más urgentes.” (p. 104)

John Gray
PERROS DE PAJA: REFLEXIONES SOBRE LOS HUMANOS Y OTROS ANIMALES (I)
Barcelona, 2002, Paidós Ibérica.



De la forma en que se practica comúnmente, la filosofía no es más que un intento de hallar buenos motivos para las creencias convencionales. En la época de Kant, la fe de las personas convencionales era cristiana: ahora es humanista. Y esos dos credos no difieren gran cosa el uno del otro. Durante los últimos doscientos años, la filosofía se ha sacudido su fe cristiana. No ha abandonado, sin embargo, el error esencial del cristianismo: la creencia según la cual los seres humanos son radicalmente distintos al resto de los animales.
  La filosofía ha sido el baile de disfraces en el que la imagen religiosa de la humanidad se ha renovado bajo la apariencia de las ideas humanistas de progreso y razón. Ni los más grandes desenmascaradores de la filosofía han podido evitar participar en la mascarada.” (p. 41)

“Los reclamos de las aves y los rastros que dejan los lobos para marcar sus territorios no son formas de lenguaje menores que las canciones de los humanos. Lo distintivamente humano no es la capacidad del lenguaje. Es la cristalización de ese lenguaje en forma de escritura.” (p. 55)

“El legado de Platón en el pensamiento europeo fue un trío de palabras con mayúscula: lo Bueno, lo Bello y lo Verdadero. En nombre de esas tres abstracciones, se han librado guerras y se han establecido tiranías, se han arrasado culturas y se han exterminado pueblos. Europa debe buena parte de su historia de muerte y destrucción a los errores de pensamiento engendrados por el alfabeto.” (p. 56)

“Se ha grabado a cuervos que jugaban a atacar a grupos de gorilas descendiendo en picado sobre ellos. También se ha observado cómo fingían construir un escondrijo para almacenar su comida pero luego —cuando creían que nadie los veía— la ocultaban en otra parte. Estas aves muestran la habilidad para engañar que viene asociada a la capacidad del lenguaje. Es algo en lo que no son distintos de los seres humanos. En lo que los humanos difieren de los cuervos es en el uso que hacen del lenguaje para mirar sus vidas en retrospectiva e invocar un yo virtual.
    La ilusión de un yo perdurable es un producto del habla.” (p. 70)

miércoles, 15 de julio de 2015


Rafael Chirbes
EN LA ORILLA
Barcelona, 2003, Anagrama.



“La vida humana es el mayor derroche económico de la naturaleza: cuando parece que podrías empezar a sacarle provecho a lo que sabes, te mueres, y los que vienen detrás vuelven a empezar de cero. Otra vez a enseñarle al niño a andar, llevarlo a la escuela y que distinga una circunferencia de un cuadrado, el amarillo de rojo, lo sólido de lo líquido, lo duro de lo blando.” (p. 30)

“Desvanecida la necesidad, nos hemos corrompido, sofisticado, y ya nada posee ese carácter necesario o urgente que lleva incorporada la absolución. Discutimos si la caza, que ya no es supervivencia, es placer o afición, entretenimiento, vicio, o si simplemente guardamos en los genes una pulsión de muerte, algún resorte del sistema que nos lleva a seguir librándonos de los que no son como nosotros…” (p. 76)

"La pobreza es pesimista por naturaleza. Los pobres están convencidos de que, por mucho que les pase, aún les puede ocurrir algo peor. El hombre es un ser culpable desde el nacimiento y Dios le da la razón en su pesimismo, sobre todo si te ha tocado nacer en un poblado de chabolas o en un barrio periférico y pasar hambre desde que tu madre te daba a roer una teta seca y te puso a trabajar en cuanto pudiste ponerte de pie. Si pierdes un brazo, el cura, el rabino o el ulema se encarga de recordarte que podrías haber perdido la cabeza, y si pierdes la cabeza te convence de que hubiera sido más grave que te hubieran hecho papilla y no hubieran podido echarte un responso de cuerpo presente (y entero). Aunque sea sin cabeza, los familiares están contentos y le dan gracias a Dios si les queda algún pedazo de cadáver para uso propio, porque así pueden llevárselo a enterrar, y se sienten superiores y les tienen lástima a los vecinos que no han encontrado ni la rabadilla de su muerto.” (pp. 274-275)


Charles Dickens
CASA DESOLADA (III)
Barcelona, 2000, Montesinos.



“Aquella es una calle aburrida, incluso en sus mejores momentos: hay dos largas hileras de casas que se miran entre sí con gran severidad; se diría que media docena de sus mayores mansiones se ha convertido en piedra poco a poco por mirarse con asombro, si no se hubiesen construido ya desde el principio con esa clase de material. Es una calle de grandiosidad melancólica, tan decidida a no dignarse a que la conquiste la animación que sus puertas y ventanas permanecen en un sombrío y muy particular estado, cubiertas de pintura negra y polvo, y sus resonantes caballerizas presentan un aspecto seco y macizo, como si estuviesen destinadas a los corceles de piedra de las magníficas estatuas.” (pp. 560-561)

“En efecto, se trata de una noche silenciosa. Cuando la luna resplandece, parece esparcir una soledad y un sosiego que envuelven incluso los lugares más habitados. No sólo es silenciosa la noche en las carreteras polvorientas y en algunas cimas de las colinas, desde las que se distingue, envuelta en el reposo, una gran extensión de campo más sosegada a medida que se aleja hacia la hilera de árboles alzados contra el fondo del cielo, coronados por una especie de misteriosa floración gris; no sólo es silenciosa la noche en los jardines, en los bosques y en el río, donde las marismas son frescas y verdes y la corriente centellea entre agradables islas, represas y juncos susurrantes; no sólo es silenciosa allí donde el río fluye entre un apretado montón de casas, donde refleja puentes, donde los muelles y las embarcaciones lo ennegrecen, donde se aparta de todo aquello que lo desfigura para cruzar por marjales cuyas grandes y feas boyas surgen como esqueletos arrastrados a tierra, donde se ensancha en la región más audaz de tierras altas, ricas en campos de trigo, molinos de viento y campanarios, y donde se mezcla con el mar siempre agitado; no sólo es noche silenciosa en lo profundo del mar y en la costa, donde el vigía acecha el momento de ver cómo el barco cruza con alas desplegadas el sendero de luz que parece ofrecérsele sólo a él; pues incluso en este Londres, confusión del profano, se observa cierto sosiego. Sus campanarios y aguijas de iglesia, y su gran cúpula, se hacen más etéreos; hay menos ruidos que suben de las calles y son más amortiguados, y los pasos en las aceras se desvanecen con mayor sosiego hasta el amanecer. En estos campos en los que reside Mr. Tulkinghorn, donde los pastores tocan sin descanso las gaitas del Supremo y mantienen a sus ovejas bien sujetas con ganchos y artimañas hasta esquilarlas al rape, todos los ruidos se funden, en esta noche de luna, en un lejano y profundo zumbido que hace que la ciudad parezca una inmensa pieza de cristal vibrante.” (p. 569)

“Llega la medianoche, sin que nada haya cambiado en aquel vacío. Los coches que pasan son escasos, y en aquella vecindad no se oyen otros ruidos, excepto si algún individuo, con una borrachera tan desesperada que lo lleva a perderse por aquella zona helada, pasa lanzando escandalosos gritos. En esta noche invernal está todo tan callado que escuchar en el profundo silencio es como mirar en medio de una intensa oscuridad. Si hay algún ruido lejano, produce el efecto de una tenue lucecita que apenas rasga la oscuridad y, una vez apagada, aparece todo aún más lóbrego que antes.” (p. 683)

“Llega a un portalón en la tapia, mira por él y ante su vista aparece una gran variedad de hierro almacenado en multitud de formas: barras, cuñas, hojas, tanques, calderas, ejes, ruedas, carriles; y retorcido y contorsionado en formas excéntricas y perversas, como piezas sueltas de una maquinaria; montañas de hierro en pedazos, mugriento por los años; hornos lejanos en los que brilla y borbotea una lluvia de hierro encendido que cae por todas partes al recibir los golpes del martinete de vapor; hierro al rojo, hierro blanco, hierro frío y negro; sabor de hierro, olor a hierro y una auténtica Babel de ruidos de hierro.” (p. 727)

Thomas Piketty
EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI (II)
Madrid, 2014, Fondo de Cultura Económica.



“Estos coeficientes (…) son a veces útiles, pero plantean múltiples problemas. Pretenden resumir en un único indicador numérico la desigualdad completa de la distribución (…), lo que es muy simple y muy seductor a primera vista, pero inevitablemente un poco ilusorio. Sinceramente, es imposible resumir una realidad multidimensional mediante un indicador unidimensional, salvo si se simplifica en exceso esta realidad y se mezclan aspectos incomparables. La realidad social y el significado político-económico de la desigualdad son muy diferentes en función de los niveles de la distribución; por ello es importante analizarlos por separado.” (p. 291)

"La desigualdad socioeconómica y la disparidad de ingresos y fortunas entre grupos sociales son siempre tanto causas como consecuencias de los demás hechos en las otras esferas: todas estas dimensiones siempre están indisolublemente vinculadas unas con otras. Por ello, la historia de la distribución de las riquezas constituye en todas las épocas una verdadera guía para interpretar la historia general de un país." (p. 300)

"Desde mi punto de vista, no hay duda de que el alza de la desigualdad contribuyó a debilitar el sistema financiero estadounidense. Por una simple razón: el alza de la desigualdad tuvo como consecuencia un casi estancamiento del poder adquisitivo de las clases populares y medias en los Estados Unidos, lo que sólo incrementó la tendencia a un creciente endeudamiento de los hogares modestos; tanto más porque al mismo tiempo les eran propuestos créditos cada vez más fáciles y desregulados por los bancos e intermediarios financieros poco escrupulosos y deseosos de encontrar buenos rendimientos para el enorme ahorro financiero inyectado al sistema por las clases más elevadas." (p. 324)

“(…) no concibo otro lugar para la economía que como una subdisciplina más de las ciencias sociales, al lado de la historia, la sociología, la antropología, las ciencias políticas y tantas otras. (…) No me gusta mucho la expresión «ciencia económica»: me parece terriblemente arrogante y podría hacer creer que la economía ha logrado un estatuto científico superior, específico, distinto de las demás ciencias sociales. Prefiero sin duda la expresión «economía política», tal vez un poco anticuada, pero con el mérito de ilustrar lo que, a mi parecer, es la única especificidad aceptable de la economía dentro de las ciencias sociales, es decir, su intención política, normativa y moral.” (p. 645)

“(…) me parece que los investigadores en ciencias sociales de todas las disciplinas, los periodistas y los comentaristas de cualquier medio, los militantes sindicales y políticos de todas las tendencias, pero principalmente todos los ciudadanos, deberían interesarse seriamente por el dinero, su comportamiento, los hechos y las evoluciones que lo rodean. Quienes tienen mucho nunca se olvidan de defender sus intereses. Negarse a usar cifras rara vez favorece a los más pobres” (p. 649)
Alejandro Casona
LA DAMA DEL ALBA
Madrid, 1990, Cátedra.



“ABUELO.-No tengo nada que decirte. Por dura que sea la vida, es lo mejor que conozco.
PEREGRINA.-¿Tan distinta me imaginas de la vida?¿Crees que podríamos existir la una sin la otra?
ABUELO.-¡Vete de mi casa, te lo ruego!
PEREGRINA.-Ya me voy. Pero antes has de escucharme. Soy buena amiga de los pobres y de los hombres de conciencia limpia ¿Por qué no hemos de hablarnos lealmente?
ABUELO.-No me fío de ti. Si fueras leal no entrarías disfrazada en las casas, para meterte en las habitaciones tristes a la hora del alba.
PEREGRINA.-¿Y quién te ha dicho que necesito entrar? Yo siempre estoy dentro, mirándoos crecer día por día detrás de los espejos.
ABUELO.-No puedes negar tus instintos, eres traidora y cruel.
PEREGRINA.-Cuando los hombres me empujáis unos contra otros, sí. Pero cuando me dejáis llegar por mi propio paso... ¡cuánta ternura al desatar los nudos últimos! ¡Y qué sonrisas de paz en el filo de la madrugada!
ABUELO.- ¡Calla! Tienes dulce la voz, y es peligroso escucharte.
PEREGRINA.-No os entiendo. Si os oigo quejaros siempre de la vida, ¿por qué os da tanto miedo dejarla?
ABUELO.-No es por lo que dejamos aquí. Es porque no sabemos lo que hay al otro lado.
PEREGRINA.-Lo mismo ocurre cuando el viaje es al revés. Por eso lloran los niños al nacer.” (pp. 87-88)





Thomas Piketty
EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI (I)
Madrid, 2014, Fondo de Cultura Económica.



“La primera conclusión es que hay que desconfiar de todo determinismo económico en este asunto: la historia de la distribución de la riqueza es siempre profundamente política y no podrá resumirse en mecanismos puramente económicos. (…) La historia de las desigualdades depende de las representaciones que se hacen los actores económicos, políticos y sociales, de lo que es justo y de lo que no lo es, de las relaciones de fuerza entre esos actores y de las elecciones colectivas que resultan de ello; es el producto conjunto de todos los actores interesados.” (p. 36)

“Digámoslo muy claro: la disciplina económica aún no ha abandonado su pasión infantil por las matemáticas y las especulaciones puramente teóricas, y a menudo muy ideológicas, en detrimento de la investigación histórica y de la reconciliación con las demás ciencias sociales. Con mucha frecuencia, los economistas se preocupan ante todo por pequeños problemas matemáticos que sólo les interesan a ellos, lo que les permite darse, sin mucha dificultad, apariencias de cientificidad y les evita tener que contestar las preguntas mucho más complicadas que les hace la gente que los rodea. Ser economista universitario en Francia tienen una gran ventaja: los economistas son poco considerados en el seno del mundo intelectual y universitario, al igual que entre las élites políticas y financieras. Eso los obliga a descartar su desprecio hacia las otras disciplinas, y su absurda pretensión de poseer una cientificidad superior; cuando en realidad no saben casi nada sobre ningún tema. De hecho, ése es el encanto de la disciplina, y de las ciencias sociales en general: se parte de abajo, a veces de muy abajo, y entonces se puede esperar hacer progresos importantes. Creo que en Francia los economistas están un poco más motivados que en los Estados Unidos para intentar convencer a sus colegas historiadores y sociólogos, y de manera más general al mundo exterior, sobre el interés de lo que hacen (lo cual no han logrado hacer).” (pp. 47)

“En realidad, la economía jamás tendría que haber intentado separarse de las demás disciplinas de las ciencias sociales, y no puede desarrollarse más que en conjunto con ellas. Se sabe muy poco en las ciencias sociales como para dividirse absurdamente. Para progresar en temas como la dinámica histórica del reparto de las riquezas y la estructura de las clases sociales, es evidente que se debe proceder con pragmatismo y emplear métodos y enfoques utilizados tanto por los historiadores, los sociólogos y los politólogos, como por los economistas. Es conveniente partir de cuestiones de fondo e intentar dar respuesta a ellas: las disputas disciplinarias y territoriales son secundarias.” (p. 49)

"El avance hacia la racionalidad económica y tecnológica no implica forzosamente un progreso hacia la racionalidad democrática y meritocrática. La principal razón de ello es simple: la tecnología, así como el mercado, no conoce ni límite ni moral.” (p. 257)

viernes, 3 de julio de 2015

Edward Bernays
PROPAGANDA (II)
Barcelona, 2008, Melusina.



“Ningún sociólogo que se precie puede pensar todavía que la voz del pueblo expresa ideas divinas o particularmente sabias y sublimes. La voz del pueblo da expresión a la mente del pueblo, que a su vez está domeñada por los líderes de grupo en los que cree y por aquellas personas que saben manipular a la opinión pública. Se compone de prejuicios heredados y símbolos, lugares comunes y latiguillos que los líderes de opinión suministran a la gente.” (p. 115)

“El público no es consciente del verdadero valor de la educación y no se percata de que la educación como fuerza social no recibe el tipo de atención que cabría esperar en una democracia.” (p. 151)

“El maestro se encuentra en un mundo en el que se destacan aquellas aspiraciones y logros objetivos que nuestra sociedad estadounidense valora por encima de todo. De hecho, no se puede negar que su profesión no está muy bien remunerada. Si lo juzgamos con arreglo a los criterios del éxito social, por fuerza se sentirá inferior, ya que sin cesar se le compara, en las mentes de sus propios pupilos, a los hombres de negocios y a los líderes de opinión más allá de las paredes del aula. De este modo, nuestra civilización reprime y oculta la figura del educador. Así las cosas, no se podrá cambiar la situación desde fuera a menos que el público general modifique sus valores sobre el éxito social, cosa que no parece que vaya a suceder a corto plazo.” (p. 153)

“La facultad o la universidad financiada con capital privado se halla en una situación igualmente desconcertante. La universidad privada suele depender del apoyo de hombres clave en la industria cuyos objetivos sociales y económicos son concretos y limitados y que por lo tanto suelen hallarse en las antípodas de la búsqueda del saber abstracto. El empresario de éxito critica a las grandes universidades por ser demasiado académicas pero casi nunca las critica por ser demasiado prácticas. Uno podría imaginarse que los hombres clave que brindan su apoyo a nuestras universidades querrían que éstas se especializaran en escuelas de ciencias aplicadas, de comercio o de eficacia industrial. Y ocurre a menudo que las peticiones planteadas por los patrocinadores potenciales a nuestras universidades están en flagrante contradicción con los intereses pedagógicos y culturales en general.” (p. 156)

“El enemigo jurado de cualquier intento de cambiar los hábitos humanos es la inercia. La civilización está constreñida por la inercia.” (p. 167)

“El progreso social estriba simplemente en el progreso de la educación y la sabiduría de la mente pública en relación con los problemas sociales, sean éstos inmediatos o remotos." (p. 174)

Slavoj Zizek
PRIMERO COMO TRAGEDIA, DESPUÉS COMO FARSA.
Madrid, 2011, Akal.


 
“Aunque las crisis sacuden la autocomplacencia de la gente, obligándola a cuestionar los fundamentos de sus propias vidas, la primera reacción espontánea es el pánico que conduce a un «regreso a lo básico». Pero las premisas básicas de la ideología dominante, lejos de ser puestas en duda, se ven reafirmadas incluso más violentamente.” (p. 23)

“Merece la pena subrayar otro hecho a menudo ignorado: actualmente, la igualdad entre blancos y negros se festeja como parte del sueño americano, y se considera un axioma ético-político evidente en sí mismo; pero en las décadas de 1920 y 1930, los comunistas estadounidenses eran la única fuerza que peleaba por la completa igualdad racial. Aquellos que afirman la existencia de un vínculo natural entre el capitalismo y la democracia están haciendo trampas con los hechos, de la misma manera que lo hace la Iglesia católica cuando se presenta a sí misma como la defensora «natural» de la democracia y de los derechos humanos contra la amenaza del totalitarismo; como si la realidad no fuera que la Iglesia aceptó la democracia solamente a finales del siglo XIX, dejando claro que prefería la monarquía y que estaba haciendo, a su pesar, una concesión a los nuevos tiempos.” (pp. 46-47)

[La cursiva pertenece a la cita.]

“Nuestra experiencia más elemental de subjetividad es la de la «riqueza de mi vida interior»: eso es lo que yo «realmente soy», en contraste con las determinaciones y responsabilidades simbólicas que asumo en la vida pública (como padre, profesor, etc.). Sobre esto, la primera lección del psicoanálisis es que la «riqueza de la vida interior» es fundamentalmente una falsedad: una pantalla, una falsa distancia cuya función es salvar mi apariencia, hacer palpable (accesible a mi narcisismo imaginario) mi verdadera identidad simbólica-social. Por ello, una de las maneras de practicar la crítica de la ideología es inventar estrategias para desenmascarar esta hipocresía de la «vida interior» y de sus emociones «sinceras». La experiencia que tenemos de nuestras vidas desde dentro, la historia que nos contamos a nosotros mismos sobre nosotros mismos para justificar lo que estamos haciendo es, por ello, una mentira; la verdad se encuentra, por el contrario, en el exterior, en lo que hacemos.” (p. 48)

“Para los nazis, los judíos eran un pueblo nómada/sin Estado/sin raíces, que corrompía a las comunidades dentro de las que vivía; como tal, desde una perspectiva nazi, un Estado de Israel era una posible solución; no sorprende que antes de decidir exterminarlos, los nazis jugaran con la idea de dar a los judíos una tierra para formar un Estado (con lugares que iban desde Madagascar hasta la propia Palestina). Para los actuales árabes antisionistas, por el contrario, el problema es el Estado de Israel, y algunos piden la destrucción de ese Estado y el regreso de los judíos a su condición de nómadas sin Estado.” (p. 87)

“La suerte de Victor Kravchenko –el diplomático soviético que, en 1944, desertó mientras estaba en Nueva York y luego escribió sus famosas memorias, I Chose Freedom– merece mencionarse aquí. Su libro, escrito en primera persona, fue el primer informe importante sobre los horrores del estalinismo, empezando con un detallado relato de la colectivización forzosa y del hambre en Ucrania, donde el propio Kravchenko –a principios de la década de los treinta todavía un verdadero creyente del sistema– participó en la imposición de la colectivización. La historia más conocida sobre Kravchenko acaba en 1949, cuando ganó en París un gran juicio contra sus acusadores soviéticos, quienes incluso habían llevado a su exmujer ante el tribunal para testificar sobre su corrupción y alcoholismo y dejar constancia de su violencia doméstica. Lo que no es tan conocido es que, inmediatamente después de su victoria, mientras estaba siendo ensalzado como un héroe de la Guerra Fría, Kravchenko se mostró profundamente preocupado por la anticomunista caza de brujas de McCarthy, y advirtió de que, utilizando semejantes métodos para combatir el estalinismo, Estados Unidos corría el riesgo de parecerse a su oponente. También se mostró crecientemente consciente de las injusticias de las democracias liberales, y su deseo por ver cambios en la sociedad occidental llegó a convertirse en casi una obsesión. Después de escribir una secuela mucho menos popular de su I Chose Freedom, significativamente titulada I Chose Justice, Kravchenko emprendió una cruzada para encontrar un nuevo modo de organizar la producción que fuera menos explotador. Esto le condujo a Bolivia, donde invirtió su dinero en organizar a los agricultores pobres en nuevos colectivos. Aplastado por el fracaso de estas empresas, se retiró a la soledad y finalmente se pegó un tiro en su casa de Nueva York. Su suicidio fue la consecuencia de su desesperación, no de algún chantaje del KGB; prueba de que su denuncia de la Unión Soviética había sido un genuino acto de protesta contra la injusticia.” (pp. 178-179)



Edward Bernays
PROPAGANDA (I)
Barcelona, 2008, Melusina.



“Creo que internet, y la tecnología en general, están provocando de nuevo en la mayoría de nosotros esa angustia frente a lo que no es asumible, desbordando los mecanismos que nos habíamos construido para sentir que comprendíamos nuestra vida y nuestro entorno. Por eso se hace imposible simplificar. Esa es quizá la razón que explicaría el enorme éxito del cristianismo, y de las religiones monoteístas. Frente al desbarajuste caótico de lo que hoy conocemos como mitología grecorromana, y el intrincado de leyes de la religión judía, Jesús predicó un único Dios y un único precepto. Me imagino que algo así alivió a mucha gente.” (p. 11)
[La cita pertenece a Toni Segarra, prologuista de la obra de Bernays para esta edición.]

“La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país.
  Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas son en gran medida personas de las que nunca hemos oído hablar. Ello es el resultado lógico de cómo se organiza nuestra sociedad democrática. Grandes cantidades de seres humanos deben cooperar de esta suerte si es que quieren convivir en una sociedad funcional sin sobresaltos.” (p. 15)

“La propaganda es el mecanismo por el cual se diseminan las ideas a gran escala, en el sentido amplio de un proyecto organizado para extender una creencia o una doctrina en particular.” (pp. 28-29)

"El estudio sistemático de la psicología e masas reveló a sus estudiosos las posibilidades de un gobierno invisible de  la sociedad mediante la manipulación de los motivos que impulsan las acciones del hombre en el seno de un grupo. Trotter y Le Bon, quienes se aproximaron a la materia desde una perspectiva científica, y Graham Wallas y Walter Lippmann, entre otros, quienes continuaron el trabajo de los primeros con investigaciones sobre la mentalidad del grupo, llegaron a la conclusión de que el grupo posee características mentales distintas de las del individuo, y se ve motivado por impulsos y emociones que no pueden explicarse basándonos en lo que conocemos de la psicología individual. De ahí que la pregunta no tardase en plantearse: si conocemos el mecanismo y los motivos que impulsan a la mente del grupo, ¿no sería posible controlar y sojuzgar a las masas con arreglo a nuestra voluntad sin que éstas se dieran cuenta?
  La práctica reciente de la propaganda ha demostrado que ello es posible, al menos hasta un cierto punto y dentro de unos límites. La psicología de masas dista todavía de ser una ciencia exacta y los misterios de las motivaciones humanas no han sido desentrañados en absoluto. Pero nadie puede negar que teoría y práctica se han combinado con acierto, de modo que hoy es posible producir cambios en la opinión pública que responden a un plan preconcebido con sólo actuar sobre el mecanismo indicado, al igual que los conductores puede regular la velocidad de su automóvil manipulando el flujo de gasolina.” (pp. 61-62)


“Pues siendo gregario por naturaleza, el hombre se siente miembro de una grey aunque se encuentre solo en su habitación con las cortinas cerradas. Su mente conserva los patrones que la influencia del grupo le ha imprimido.” (p. 64)