sábado, 1 de agosto de 2015

Ángel Vázquez
LA VIDA PERRA DE JUANITA NARBONI
Madrid, 2000, Cátedra.



“Sabes muy bien que sería incapaz de escaparme sola…Si yo encontrara un hombre, uno de esos hombres que te cuidan cuando estás enferma, como Spencer Tracy, o te salvan cuando te vas a tirar por un puente y te estrujan a besos para luego darte un par de bofetadas como Clark Gable… ¡Mierda de cine, el daño que le ha hecho a una!” (p. 215)

"Sí hijito, sí. Muy guapa. Pero perdona que te lo diga, ya es hora de que te hable claro: UNA PUTA. ¡Que ya estoy harta! Y creo que entre los dos hay la suficiente confianza para que yo te pueda hablar de ese modo. Tú no sabes lo que yo he sufrido con ella, Dedé, tú no lo sabes. Eso no lo sabe nadie y estoy harta de tanto callar, que por una vez voy a explayarme. No me negarás que tú sabes que se escapó con un tío y nos dejó solos a papá y a mí. Porque eso lo sabe todo el mundo. Sí, claro, el tiempo lo cura todo, pero por lo visto lo mío no es una herida, es un estigma. ¡Deja que te cuente! Mientras vivió mamá, ya llevó una vida bastante agitada. Salía y entraba y hacía cuanto le daba la gana utilizándome de tapadera. Porque ya sabes tú con quién salía, con todas las pendonas, las mujeres modernas de entonces. Cabrita que tira al monte… ¿Para qué voy a darte ahora detalles de cosas que tú bien sabes? La verdad es que siempre me tuvo envidia, desde pequeñita. Y fui yo quien la salvó cuando aquello de la Avenida, aquello de los fuegos artificiales del 14 de julio, recién acabada la primera guerra. A pique de que un trozo de metralla me hubiera destrozado la cara, o me hubiera marcado para siempre como le ocurrió a mi madrina. ¡Ojalá! Hubiera preferido esa marca que no la vergüenza que he tenido que soportar durante muchos años al verme señalada siempre como «la hermana de la que se escapó»." (pp. 324-325)