John Gray
MISA NEGRA (II)
La religión apocalíptica y la muerte de la utopía
Barcelona, 2008, Paidós Ibérica.
"Con su énfasis en el tema de la inmigración, la extrema derecha ha sido capaz de sacar provecho del descontento de las víctimas de la globalización en los países ricos: trabajadores poco cualificados y cuadros intermedios cuyo trabajo puede realizarse a un coste más bajo en las economías emergentes.” (p. 115)
“Desde que arribaron a aquellas costas los primeros colonos procedentes de Inglaterra hasta que el país obtuvo su independencia, las colonias se concibieron a sí mismas a través del prisma de la religión. La interpretación de su historia y la visión de su futuro estuvieron fuertemente condicionadas tanto por el pensamiento posmilenarista (que aguardaba con esperanza la llegada de un mundo transformado en parte por la acción humana) como por ciertas creencias de carácter más quiliasta que hacían vaticinar inminentes conflictos en forma de cataclismo. Cada una de esas corrientes atribuyó a Estados Unidos un papel singular en la historia. El resultado fue la americanización de un mito apocalíptico.” (p. 153)
“Los liberales contemporáneos consideran que los derechos son atributos humanos universales que pueden ser respetados en cualquier parte del mundo, pero en esto evidencian una ya típica desconsideración por la historia. Las actuales concepciones de los derechos humanos se desarrollaron paralelamente al Estado-nación moderno. Fue ese Estado-nación el que emancipó a los individuos de los lazos comunitarios de la época medieval y creó la libertad tal y como la hemos conocido en el mundo contemporáneo. Y eso se consiguió no sin considerables dosis de conflicto y fuertes costes. La violencia a gran escala fue un elemento integral de todo ese proceso. Si Estados Unidos no se convirtió en una nación moderna hasta después de la guerra civil, Francia no hizo lo mismo hasta después de las guerras napoleónicas y Alemania necesitó de dos guerras mundiales y una guerra fría para alcanzar esa misma situación. En África y en los Balcanes, la lucha por la independencia nacional ha ido de la mano de la limpieza étnica, mientras que el ensamblaje y la soldadura de la nación china que aún prosiguen en la actualidad pasan por la represión de las minorías musulmanas y por una política no muy alejada del genocidio en el Tíbet.” (pp. 226-227)
MISA NEGRA (II)
La religión apocalíptica y la muerte de la utopía
Barcelona, 2008, Paidós Ibérica.
"Con su énfasis en el tema de la inmigración, la extrema derecha ha sido capaz de sacar provecho del descontento de las víctimas de la globalización en los países ricos: trabajadores poco cualificados y cuadros intermedios cuyo trabajo puede realizarse a un coste más bajo en las economías emergentes.” (p. 115)
“Desde que arribaron a aquellas costas los primeros colonos procedentes de Inglaterra hasta que el país obtuvo su independencia, las colonias se concibieron a sí mismas a través del prisma de la religión. La interpretación de su historia y la visión de su futuro estuvieron fuertemente condicionadas tanto por el pensamiento posmilenarista (que aguardaba con esperanza la llegada de un mundo transformado en parte por la acción humana) como por ciertas creencias de carácter más quiliasta que hacían vaticinar inminentes conflictos en forma de cataclismo. Cada una de esas corrientes atribuyó a Estados Unidos un papel singular en la historia. El resultado fue la americanización de un mito apocalíptico.” (p. 153)
“Los liberales contemporáneos consideran que los derechos son atributos humanos universales que pueden ser respetados en cualquier parte del mundo, pero en esto evidencian una ya típica desconsideración por la historia. Las actuales concepciones de los derechos humanos se desarrollaron paralelamente al Estado-nación moderno. Fue ese Estado-nación el que emancipó a los individuos de los lazos comunitarios de la época medieval y creó la libertad tal y como la hemos conocido en el mundo contemporáneo. Y eso se consiguió no sin considerables dosis de conflicto y fuertes costes. La violencia a gran escala fue un elemento integral de todo ese proceso. Si Estados Unidos no se convirtió en una nación moderna hasta después de la guerra civil, Francia no hizo lo mismo hasta después de las guerras napoleónicas y Alemania necesitó de dos guerras mundiales y una guerra fría para alcanzar esa misma situación. En África y en los Balcanes, la lucha por la independencia nacional ha ido de la mano de la limpieza étnica, mientras que el ensamblaje y la soldadura de la nación china que aún prosiguen en la actualidad pasan por la represión de las minorías musulmanas y por una política no muy alejada del genocidio en el Tíbet.” (pp. 226-227)